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Los niños que conviven con el humo del tabaco sufren un riesgo similar al de fumar cinco cigarrillos al día


Día Mundial sin Tabaco: 173 países han ratificado la implementación de la Convención sobre el Control del Tabaco


SINC.-  La mayoría de padres y madres que fuman lo hacen en la casa donde viven sus niños. Existe evidencia científica de que exponer a los menores al humo del tabaco de forma directa o indirecta les hace vulnerables a padecer dolencias respiratorias, problemas inmunitarios, hipertensión y otras enfermedades, además de agravar las que ya puedan sufrir, como el asma infantil. Según los expertos, ventilar las habitaciones minimiza los riesgos, pero no los elimina.

“No hay dosis segura cuando exponemos nuestro organismo a los carcinógenos del tabaco y, sin embargo, la mayoría de padres y madres que fuman todavía lo hacen dentro del hogar donde conviven con hijos pequeños (59% cuando el padre es fumador, 74 % cuando es la madre la que fuma)”, asegura Joan Lozano, coordinador del grupo de tabaco de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria (CAMFiC).

Es habitual oír tópicos como que ventilar el hogar es suficiente para eliminar los tóxicos del tabaco presentes en el ambiente, o que se pueden adoptar alternativas como fumar en la ventana o el balcón. En ambos casos se trata de acciones que minimizan el efecto negativo del humo del tabaco, pero que no lo eliminan.

El humo del tabaco no es solo una molestia que provoca picor en los ojos, mal olor y tos. Lozano recuerda que “contiene potentes irritantes, sustancias que pueden incidir en síntomas crónicos como la tos, mucosidad, y que pueden agravar situaciones como el asma infantil, problemas funcionales respiratorios y sibilancias. Igualmente, de nada sirve fumar en el coche cuando nuestro hijo no está, ya que los contaminantes del tabaco permanecen en todo el habitáculo durante mucho tiempo”.

Cuanto más pequeños, más peligroso
A menudo se dice que el humo de la ciudad también es perjudicial. Pero hay que recordar que estudios recientes realizados en Cataluña ponen de manifiesto que en algunos espacios donde se fuma, la contaminación por benceno es superior a la de las calles más contaminadas de algunas ciudades del área metropolitana de Barcelona. Por otro lado, el efecto del humo agrava los síntomas que por esta época del año son más agudos en personas alérgicas: rinorrea, congestión, sequedad en las vías, etc.
El humo ambiental del tabaco es especialmente dañino para los niños más pequeños. Ellos respiran con más frecuencia que los adultos, por eso introducen más aire en los pulmones comparativamente. Además, los menores se encuentran en fase de desarrollo, por ello, exponerlos al humo ambiental supone poner en riesgo su respuesta inmunitaria y el correcto funcionamiento de los pulmones, y aumentar la probabilidad de que tengan la tensión alta en el futuro.




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