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El tapahuevo de Kibian

OPINIÓN de Mani Stanley Icaza   

El pueblo Ngäbe Buglé tiene una paciencia milenaria, recordemos que para lograr construir el Canal de Panamá a inicios de la República, esta magna obra tuvo que expropiar las tierras, territorios y recursos naturales del pueblo Ngäbe Buglé, sin ninguna consulta previa e informada; ninguna indemnización histórica, moral, ni económica ha recibido hasta el día de hoy. Por el contrario, tuvieron que asesinar a su líder el General de Brigada Ngäbe Buglé, Victoriano Lorenzo.

En 1908, el Presidente Manuel Amador Guerrero, eliminó los Cabildos Indígenas Ngäbe Buglé, su lengua materna, su costumbre, su cultura e identidad a través de la Ley 19 del 2 de noviembre de 1906. Luego, el Presidente José Domingo de Obaldía acordó con el Jefe de la Iglesia Católica cristianizar y civilizar a las tribus salvajes de indígenas, mediante la Ley 59 del 31 de diciembre de 1908.

En 1912, la Asamblea Nacional de Panamá expropia tierras y territorios de los Pueblos Indígenas y son ofrecidas a familias o individuos que se establecían como colonos, e implanta en sus comunidades: Alcaldes, Tesoreros Municipales, Recaudos Fiscales, etc., mediante la Ley 56 del 28 de diciembre de 1912. Sería interesante conocer los nombres de esas familias que se apropiaron de las tierras Ngäbe Buglé.

Con el Presidente Ricardo Martinelli, se aprobó el Decreto N° 537 del 2 de junio de 2010, el cual modifica más de 60 artículos de la Carta Orgánica Administrativa del Congreso General Ngäbe Buglé, desmantela la estructura y autonomía política del Pueblo Ngäbe Buglé, con el objetivo de liquidar y desmembrar al pueblo Ngäbe Buglé. Dejando como consecuencia la sangre derramada de Antonio Smith, Virgilio Castillo, Jerónimo R. Tugrí, Mauricio Méndez y centenares de heridos, detenidos, violaciones de mujeres y de adolescentes Ngäbe.

El 12 de octubre del 2009 se realizó la marcha indígena contra la minera y la hidroeléctrica que duró más de 20 días y no fueron recibidos por la Presidencia, luego el 9 de agosto del 2010, manifestantes indígenas marcharon a la Presidencia de la República y nuevamente no fueron recibidos. En los 20 años de democracia, los gobiernos tienen la manera de crear comisiones de alto nivel, que se diluye con el paso del tiempo, divide dirigencias, compra conciencias, cierra las puertas al diálogo y finalmente no cumplen con acuerdos ni sus promesas.

En esta nueva negociación, el gobierno panameño llega con las manos manchadas de sangre, tiene el poder político y económico, tiene de aliados a empresarios e industriales nacionales y extranjeros, tiene los medios de comunicación para promover las bondades de las hidroeléctricas, el racismo, la discriminación a las visiones indígenas, tiene instituciones controladas como la Asamblea Nacional de Diputados, el Tribunal Electoral, la Corte Suprema de Justicia, la Procuraduría de la nación y para colmo la contraparte negociadora tienen familiares en las empresas hidroeléctricas.

El pueblo Ngäbe Buglé solo tiene la historia de su parte, la razón, la dignidad de todo un pueblo, el respaldo de la opinión pública, de los movimientos sociales, de nuestro pueblo Kuna y del pueblo Emberá Wounaan. El pueblo Ngäbe Buglé cuenta además con instrumentos internacionales sobre derechos humanos de los Pueblos Indígenas, el convenio 169 de la OIT, la Declaración de la ONU sobre derechos humanos de los Pueblos Indígenas, la política de la FAO para Pueblos Indígenas, la Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR), el Convenio de la Biodiversidad Biológica, la Constitución de la República. Y todas las manifestaciones de respaldo de todos los movimientos sociales, pueblos indígenas y campesinos del mundo.

El pueblo Ngäbe Buglé se encuentra ante un desafío más allá de la explotación minera o hidroeléctrica, se encuentra ante la pervivencia de existir como pueblo, como cultura, como nación, se encuentra entre la vida y la muerte, puesto que el gobierno panameño ha demostrado que utilizará todos los medios a su alcance para sembrar el miedo y el terror, aplicando el genocidio sistemático de exterminar una cultura para beneficio de los intereses empresariales y extranjeros.

Más de 500 años han pasado y la paciencia de la Cacica Silvia Carrera y del pueblo Ngäbe Buglé tiene un límite. Entonces resulta cómico y ridículo que el gobierno solicite paciencia al pueblo Ngäbe Buglé, que seda su vida, su alma, la vida de generaciones futuras. ¿Cómo ofrecer un granito de arena si han ofrecido toneladas de oro al desarrollo de Europa, USA, la ACP.?

El gobierno hace todo lo posible e imposible para dilatar las reuniones, incumple los acuerdos de San Lorenzo, pero se toparon con una Cacica y de cientos de mujeres Ngäbe que se cansaron de ver morir a sus hijos de hambre, de enfermedades curables, de balas, ciegos y tuertos por los perdigones de los policías y fronterizos, de las mentiras y los insultos del gobierno.

El tapahuevo de Quibián era de oro, su pechera, corona, anillos y pulseras eran de oro, tal vez por ello Cristóbal Colón secuestró y asesinó a su extensa familia y amistades. El 16 de abril de 1503, Cristóbal Colón es expulsado del territorio Ngäbe Buglé por el Cacique Quibián, al destruir el Fuerte de Santa María de Belén, primer asentamiento español en nuestro continente Abya Yala. 509 años después, la dignidad baja desde las montañas de Cerro Colorado, danzado en forma de caracol y cubierta de chaquiras.

*Manigueuigdinapi Jorge Stanley Icaza, Movimiento de la Juventud Kuna , MJK/CITI/CIP/MSC




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