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CHILE. Reforma Agraria: 45 años después

OPINIÓN de Eduardo Henríquez P.    

El 28 de Julio se cumplen 45 años de la promulgación el año 1967 por el Presidente Eduardo Frei Montalva de la Ley 16.440 de Reforma Agraria y la de su hermana la Ley Nº 16.625 de Sindicalización Campesina, fecha que los campesinos chilenos celebran con orgullo todos los años.

Estas dos leyes marcaron una de las más drásticas y profundas transformaciones económicas, sociales, políticas, culturales y jurídicas registradas a lo largo de la historia chilena, que generó uno de los más colosales procesos de dignificación humana.

Uno de los jóvenes dirigentes campesinos de la década de los 60 es Santiago Carvajal, hoy Secretario General del MUCECH quien recuerda que cuando partió este proceso la oligarquía terrateniente era la dueña de la tierra.

En ese contexto recuerda que “las familias campesinas vivíamos en un total estado de marginalidad, con respecto al resto de la población chilena”. La injusticia en el campo se reflejaba en los bajos salarios, una parte se entregaba en dinero y otra en regalías.

Los contratos de trabajo eran a plazo fijo de un año hasta el 30 de abril, al llegar esa fecha el dueño de la hacienda llamaba a sus trabajadores y les ordenaba hacer abandono de sus casas. Si no, se les lanzaban a la calle; entonces había que salir en busca deubicación en otra parte. Había fundos que cambiaban a todos sus trabajadores todos los años.

Carvajal con emoción recuerda “Durante este periodo abril-mayo (año agrícola Chileno), se podía ver en los caminos de la patria, largas filas de carretas y carretelas con mudanzas en busca de otro trabajo, muchas veces sólo por un año”.

El campesino Oscar Fuentes de la comuna de Ninhue recuerda que “La jornada de trabajo era desde que aclaraba por la mañana, hasta que el sol se ocultaba; incluyendo días domingos y festivos, según lo ordenaba la administración; no se pagaba por lo tanto, la semana corrida y menos las horas extraordinarias”.

Los actuales dirigentes que se colocaron al frente de este proceso de organización en el campo cuando eran menores de 20 años, fueron protegidos por la iglesia católica y formada por la juventud católica y los militantes de la Democracia Cristiana, socialistas, comunistas y mapucistas, fundamentalmente.

El también dirigente del MUCECH, Pedro Minay, nos llama la atención indicando que “El porcentaje de analfabetos era la más alta que otros sectores. Las escuelas no eran suficientes, ni adecuadas y solo estaban atendidas por un solo profesor, el que tenia que hacer clases a niños de 3 o 4 cursos, y solo se llegaban a cuarto preparatoria, ya que la escuelita no tenia más grados de enseñanza, muchas veces funcionando en dos piezas como salas de clases”.

Carvajal agrega que en esa época “El hijo mayor del campesino, al cumplir 12 años, tenía que empezar a trabajar en la hacienda como forma de ayudar en la alimentación y vestuario de los hermanos menores, siempre este hijo mayor o los mayores en condiciones de trabajar, se iba quedando sin posibilidades de educación, algunos ni siquiera aprendían a leer”.

Con los bajos salarios que recibían los campesinos, no podría vestir en condiciones dignas,- recuerda Carvajal- “se usaba mucho el parche en pantalones, camisas y vestones. Los zapatos eran palabras mayores, la mayoría desde muy pequeños conocieron las ojotas”.

La pobreza, el sufrimiento, los abusos y la marginalidad, a partir del 28 de julio de 1967, cambió radicalmente y partió un proceso que instalo la justicia y la dignidad en los campos de Chile para millones de campesinos que empezaron a entender la libertad y la democracia en la ruralidad.

El proceso de justicia en el campo con estas dos leyes, partió nivelando los salarios, igualó al monto a del sector industrial, se reguló la jornada de trabajo a 8 horas diarias, se empezaron a pagar las horas extraordinarias y la semana corrida, se promulgó el pago de salarios en días de lluvia, se promulgó una ley de inmovilidad en el empleo, y contratos individuales de trabajos.

Las Inspecciones de Trabajo recibieron instrucciones precisas para dar cumplimientos los reclamos de los trabajadores, se construyeron cientos de escuelas, se entregaron miles de desayunos, almuerzos a través de la Junta de Auxiliar Escolar y Becas, se construyeron PostasRurales y el porcentaje de alfabetización creció a niveles de países desarrollados.

Finalmente Santiago Carvajal afirma “El trabajador comenzó a exigir salarios junto con una negociación colectiva eficaz y con pleno derecho a huelga, al tener éxito ya pudo vestir y vivir mejor él y su familia; compro muebles, cocina, maquina de cocer. Se dio perfectamente cuenta de su dignidad y la importancia de su organización sindical. Sus derechos por años postergados fueron respetados”.

La Reforma Agraria organizó a 300 mil campesinos en sindicatos y cooperativas, terminó con el latifundio y expropió más de 10 millones de hectáreas con las cuales se beneficiaron a 76 mil familias campesinas.

.Los dirigentes de la Agricultura Familiar Campesina continuadores de la reforma agraria, afirma que con el golpe de Estado del año 1973 que organizo la derecha con el capital financiero, “Todo este desarrollo económico y social se vio frustrado”.

La dictadura de la derecha y el capital financiero, detuvo bruscamente todas estas conquistas campesinas, e implanto con las fuerzas de las armas la aplicación de un modelo que favorecía solo al gran capital nacional y extranjero, se terminó a todo nivel los avances logrados, mediante un proceso que se puede señalar como de “contra reforma agraria”.

La dictadura procedió a un alto porcentaje de devolución de los fundos a sus antiguos patrones. Se derogan Leyes de Sindicalización Campesina y de Reforma Agraria. Se reprime a las organizaciones y sus dirigentes y se le confiscaron todos los bienes a los sindicatos.

En esta época no solo se perdieron derechos si no que también la vida como es el caso de los campesinos de Lonquén y Paine más de 300 dirigentes campesinos desaparecidos hasta nuestros días.

Al pasar 45 años de la vigencia de estas leyes la Nº 16.625 y la 16.440, los dirigentes del MUCECH sostienen que estas herramientas “permitieron el desarrollo de una plena libertad sindical, fue un orgullo para los que tuvieron la oportunidad de darle a conocer en foros internacionales. Fue lo que ayudó a todo el proceso de Reforma Agraria”.

Bajo nuevas condiciones y como es una tradición de los hijos de la Reforma Agraria en cada lugar donde se recuerda este proceso, los dirigentes que siguen batallando, Eugenio León, Enrique Mellado, Orlando Contreras, Segundo Stailer, Clara Urbina, Rigoberto Turra, Omar Jofre, Pedro Minay, Eduardo Alata, entre otros, junto con realizar un alto en el camino para evaluar lo realizado, recuerdan el aporte de la Iglesia Católica y en particular el del cardenal Raúl Silva Henríquez.

En la lucha que comenzó primero por la tierra y la dignificación, luego por defender la vida de la represión y la tortura, que se continuó por recuperar la democracia y las libertades públicas, los dirigentes del MUCECH este 28 de Julio reafirman que “están orgullos de ser campesinos”.




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