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Grave estado del deporte más popular en la Argentina

OPINIÓN de Emilio Marín  

El programa "Fútbol para Todos" significó un avance en cuanto a la televisación de ese deporte. Pero subsisten gravísimos problemas en las tribunas, las transferencias y los negocios poco transparentes.

El fútbol es el deporte que más apasiona a los argentinos. Cada partido, cada gol y hasta cada penal no cobrado encienden las discusiones. Más ahora que -gracias al programa "Fútbol para Todos" (y Todas)-, los partidos se pueden ver por la TV abierta, en forma gratuita. 

Antes los goles quedaban secuestrados hasta el domingo a la noche, cuando el grupo Clarín los mostraba a los hogares sin abono por cable. Para el pobrerío y la clase media baja, las cámaras enfocaban las tribunas, la chica linda o el gordo con sombrero; los golazos o jugadas maradonianas, si las había, eran para el abonado a Cablevisión-TyC Sports de Héctor Magnetto y sus socios. 

"Fútbol para Todos" comenzó en agosto de 2009 para la Primera División y, gracias al descenso de Ríver, en agosto de 2011 se extendió a la Primera B Nacional, que había quedado presa del monopolio.
Ese fue un paso grande para democratizar la pantalla deportiva y debilitar a los grupos concentrados de la TV, que atesoran casi 300 señales. 

De todas maneras, que los principales partidos sean relatados por Marcelo Araujo, desprestigiado ex menemista y ex duhaldista, y comentados por Julio Ricardo, de similar trayectoria, ahora reemplazado por Fernando Pacini, indica que no todo es nuevo. El equipo de Clarín ahora viste los colores "nacionales" en los torneos y copas "Néstor Kirchner" o "Malvinas Argentinas" o "Evita". Esto incomoda a periodistas críticos del monopolio, como el filo kirchnerista Pablo Llonto. Sobre todo, a muchos argentinos que ven fútbol y no se bancan al Araujo que brindaba con champagne por la victoria que no fue de Chiche Duhalde sobre la senadora Cristina Fernández. 

El programa que tiene a Canal 7 como nave insignia tiene otro inconveniente, según el sociólogo Pablo Alabarces. El autor de "Crónicas del Aguante", expresó que "en Fútbol para Todos hace tres años que tenés publicidad gratis y no hay un aviso sobre la violencia" (Mundo D, La Voz del Interior, 25 de agosto). Y se gastan allí 900 millones de pesos anuales. Alabarces también cuestionó el lenguaje de algunos relatores, que contagian violencia: "cuando Belgrano le empató a Ríver en la promoción, el relator (Araujo) decía ´Ríver sale a matar o morir´". 

El fútbol de Primera y de la B Nacional se ve en todas las pantallas sin pagar un peso, pero se mantiene el grave problema de la violencia. En años anteriores las malas noticias venían de "Los borrachos del Tablón", que provocaron dos muertos en filas riverplatenses, uno en el mismo Monumental. Actualmente el centro de la disputa parece haberse desplazado a "La Doce", xeneize, con la balacera entre los grupos opuestos de Rafael Di Zeo y Mauro Martín en la autopista Rosario-Santa Fe, el pasado sábado. Hubo cinco heridos de bala y Martín resultó con el intestino agujereado por una bala calibre 38. Ninguno festejó la victoria 2 a 1 de Boca sobre Unión.

Barras y negocios

¿Por qué luchan con tanta violencia, incluso con disparos de armas de fuego que apuntan a matar, los seguidores de Di Zeo y Martín? Se supone que son del mismo club, con un amor en común.
Otro tanto se puede preguntar para las guerras de "Los borrachos". Sus anteriores líderes, los hermanos Alan y William Schenkler, fueron condenados a prisión perpetua en 2011 por el crimen de otro hincha de La Banda, Gonzalo Acro, que según la justicia fue ultimado por sicarios de aquéllos. 

La respuesta es obvia para millones de argentinos. Se pelean ferozmente con los de su mismo club, más incluso que con los de clubes "enemigos", porque al interior del propio pugnan por negocios que dejan mucha plata. 

La reventa de entradas, los empleos bien pagos en la misma institución, los subsidios para los viajes a otras canchas e incluso a otros países, las comisiones por el cobro del estacionamiento en el estadio propio y hasta el dinero que pagan los turistas extranjeros por "visitas guiadas" al Monumental o la Bombonera en los clásicos, etc, todo eso supone un dinero importante. Además, según denuncias no comprobadas, algunas de esas barras funcionarían como asociaciones ilícitas para la venta de sustancias tóxicas ilegales y se quedarían con comisiones por la venta de jugadores, tras arreglos con los representantes o incluso con autoridades de algunos clubes. 

Esos dirigentes han sido tolerantes y hasta cómplices con esos violentos que les marcan la cancha como si fueran los dueños de esas entidades. Uno de los pocos que se atrevió a ponerles coto fue Javier Cantero, el titular de Independiente. Lo hizo en soledad de sus pares y es probable que pierda la partida (dependerá en parte de los resultados deportivos del Rojo, por ahora muy amenazado por el descenso). Esos patoteros desean esa debacle para poder pasar más fácilmente a la contraofensiva sobre el molesto presidente del "Rey de copas". 

El mandamás de la AFA, Julio Grondona, eternizado en ese puesto al que llegó en plena dictadura militar-cívica, es otro gran responsable de la mala situación del fútbol argentino. Es otro reciclado, desde los negocios con Clarín y otras empresas, tramitados desde la cúpula de AFA y su vicepresidencia de FIFA, hasta llegar al 'nacional y popular' "Fútbol para Todos". 
 
Como las cosas se pusieron muy feas luego del tiroteo en Santa Fe, el ministro del Interior, Florencio Randazzo y Grondona requirieron a los clubes la lista de violentos para aplicarles el derecho de admisión. El titular de Boca, Daniel Angelici, aliado de Mauricio Macri, en principio rechazó la solicitud, tras incluir apenas a 10 barras, pero al final extendió la nómina a 67. Estos, al igual que barras de otros clubes, no podrían entrar a ver el próximo partido.

Ninguna virgen

En este asunto Cristina Fernández opinó el 30 de julio pasado con mucha liviandad. Tantas cadenas nacionales que de vez en cuando habla de temas que no maneja con solvencia... Ese día alabó a los barras: "esos tipos parados en los paraavalanchas son una maravilla, mis respetos para todos ellos". Frente al rebrote de violencia, la presidenta rebobinó y, en línea con Randazzo, apremió a los clubes, "que deben entregar las listas de las personas que tienen vedado el ingreso". 

La jefa de Estado sí dio un pase gol en la tipificación de los violentos, que no debe circunscribirse a los de origen humilde y con poca educación. Ella hizo referencia a los hinchas de plateas de Boca, caras, que habían arrojado un cartel sobre el banco de suplentes de Independiente en el partido de ida de la Sudamericana. Es verdad. La violencia no es "cosa de negros". 

Junto con este problema crónico de la violencia había otro que hasta el momento se había mantenido relativamente impune. Es el de los negocios poco transparentes en las transferencias de futbolistas, dentro del mercado local y el internacional. Se informaba de precios menores para pagar menos impuestos a las ganancias, que directamente se evadían si se triangulaba con clubes de otros países como titulares de los derechos federativos de los jugadores. O se compraban futbolistas por precios millonarios inflados para tener motivo legal para poder girar a bancos en el exterior las divisas de la operación. 

Los sucesivos gobiernos, las cúpulas dirigenciales de los clubes y AFA, así como los representantes de los jugadores y posiblemente algunos de éstos, eran corresponsables de aquellos manejos. 

Ricardo Echegaray, el tan denostado titular de la AFIP en el caso de la quiebra de Ciccone, estuvo muy bien en posar su lupa sobre las transferencias de Darío Bottinelli a River y de Ignacio Piatti a San Lorenzo. El primero era jugador libre pero apareció transferido por el club chileno Unión San Felipe, quien tenía los derechos federativos, y River giró los dólares a una cuenta bancaria en Miami y en las islas Vírgenes, donde lo indicó el vendedor trasandino. 
 
Tirando de esa piolita, la AFIP detectó numerosas triangulaciones para evadir el pago de impuestos a las ganancias de jugadores y representantes, 151 de los cuales vieron por eso bloqueados sus números de CUIT por la dependencia oficial. Muchos de esos gestores de pases mal hechos, o con dolo y violación de las normas tributarias, son ex jugadores como Leonardo Rodríguez, Carlos Navarro Montoya y "Colorado" McCallister. 

Echegaray llamó "paraísos fiscales" a siete clubes de Uruguay, dos de Chile y el Locarno de Suiza, que intervinieron repetidamente en estas operaciones. Y con la resolución 3374/2012, obligó a los clubes a informar dos veces al año la nómina de sus jugadores y la lista de agentes y representantes de los mismos, así como las deudas por la compra de derechos económicos o préstamos. 
 
Todas estas medidas son importantes, en la medida que sean acompañadas de la imprescindible tarea educativa y cultural, que demanda varios años para que rinda frutos. Hay que poner en correspondencia la realidad con el eslogan oficial de "Argentina, un país de buena gente". En fútbol y en varias otras cosas, por ahora hay unos cuantos argentinos que no califican de buenos.




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