EL MERCURIO DIGITAL
Isabel MALSANG | AFP.- El gobierno de Grecia presenta el miércoles su proyecto de presupuesto para 2013, que incluye un nuevo y doloroso paquete de austeridad, bajo la atenta vigilancia de los ministros de Finanzas de la zona euro, en lo que constituye un test parlamentario crucial para el gobierno.
Mientras Portugal, también controlada por la troika (UE-FMI-BCE), vota este miércoles un presupuesto de austeridad que supondrá 5.300 millones de euros de ahorro procedentes principalmente de subidas de impuestos, el proyecto presupuestario griego presentado a final de la mañana por el ministro de Finanzas griego, Yannis Stournaras, prevé más de 9.000 millones de euros de ahorro que procederán tanto de recortes sociales como de subidas de impuestos.
Se trata del tercer presupuesto de austeridad consecutivo, intensamente negociado desde hace cuatro meses con la zona euro y el FMI, para quienes el mantenimiento de su ayuda financiera depende de este presupuesto.
Antes el gobierno quiere aprobar un proyecto de ley que facilite radicalmente las privatizaciones, reduciendo la participación mínima del Estado en las sociedades públicas.
El presupuesto contempla esfuerzos drásticos y a todos los niveles que incluyen nuevos recortes en las pensiones de jubilación y una reducción de los salarios para ciertas categorías de funcionarios. El texto debería confirmar también que se contempla un retraso de dos años en la edad de la jubilación, que pasaría de los 65 actuales a los 67, así como la fusión de la casi totalidad de los organismos de seguridad social y numerosos hospitales.
La presentación de este texto impulsó la movilización social con una manifestación convocada por los dos principales sindicatos ADEDY-GSEE para la noche del miércoles.
Los ministros de Finanzas de la zona euro que se reúnen en teleconferencia este miércoles al mediodía siguen paso a paso los progresos del gobierno griego para hacer adoptar este tipo de medidas, a riesgo de provocar una explosión social en un contexto muy tenso.
Otro texto que conlleva decenas de "acciones prioritarias" (reformas estructurales) que deben iniciarse rápidamente y que también fueron negociadas con la troika, debería llegar al parlamento la semana que viene, según informaciones proporcionadas por la prensa, pero que todavía no fueron confirmadas oficialmente. Estas medidas forman un catálogo adicional al memorándum entre el país y sus acreedores internacionales.
Grecia necesita urgentemente recibir una inyección, esperada desde junio, de 31.500 millones de euros de sus socios, especialmente para cumplir con sus compromisos el 16 de noviembre.
Si Grecia fuera incapaz de aprobar uno de los dos textos antes del Eurogrupo del 12 de noviembre, durante el cual se examinará un "informe" de la troika con sus recomendaciones, se enfrentaría a otro retraso de este pago vital y, probablemente, suspendería pagos, al estar vacías las arcas del país.
Este miércoles no se espera ninguna decisión final sobre el pago en Bruselas.
La atención se centrará especialmente en las reacciones de los dos pequeños partidos de la coalición gubernamental griega, el socialista Pasok y Dimar (izquierda democrática) que se unieron al primer ministro Antonis Samaras para tratar de evitar la suspensión de pagos en el país y su permanencia en la zona euro.
Dimar, tercera formación en el seno de la coalición, declaró el martes no estar "de acuerdo con la conclusión de las negociaciones" con la troika anunciada ese mismo día por el primer ministro, mostrándose especialmente contrario a las medidas de desregulación del mercado laboral.
Sin embargo, con solo 16 diputados, el Dimar no es una amenaza para la adopción del paquete de austeridad, ya que los otros dos partidos de la coalición, Nueva Democracia (conservador) y Pasok ostentan entre los dos 160 escaños del total de 300 con los que cuenta el parlamento monocameral griego.
Por su parte, el dirigente socialista Evangelos Venizelos estimó que todavía hay margen para "mejorar" las medidas "sin cambiar los objetivos presupuestarios".
Isabel MALSANG | AFP.- El gobierno de Grecia presenta el miércoles su proyecto de presupuesto para 2013, que incluye un nuevo y doloroso paquete de austeridad, bajo la atenta vigilancia de los ministros de Finanzas de la zona euro, en lo que constituye un test parlamentario crucial para el gobierno.
Mientras Portugal, también controlada por la troika (UE-FMI-BCE), vota este miércoles un presupuesto de austeridad que supondrá 5.300 millones de euros de ahorro procedentes principalmente de subidas de impuestos, el proyecto presupuestario griego presentado a final de la mañana por el ministro de Finanzas griego, Yannis Stournaras, prevé más de 9.000 millones de euros de ahorro que procederán tanto de recortes sociales como de subidas de impuestos.
Se trata del tercer presupuesto de austeridad consecutivo, intensamente negociado desde hace cuatro meses con la zona euro y el FMI, para quienes el mantenimiento de su ayuda financiera depende de este presupuesto.
Antes el gobierno quiere aprobar un proyecto de ley que facilite radicalmente las privatizaciones, reduciendo la participación mínima del Estado en las sociedades públicas.
El presupuesto contempla esfuerzos drásticos y a todos los niveles que incluyen nuevos recortes en las pensiones de jubilación y una reducción de los salarios para ciertas categorías de funcionarios. El texto debería confirmar también que se contempla un retraso de dos años en la edad de la jubilación, que pasaría de los 65 actuales a los 67, así como la fusión de la casi totalidad de los organismos de seguridad social y numerosos hospitales.
La presentación de este texto impulsó la movilización social con una manifestación convocada por los dos principales sindicatos ADEDY-GSEE para la noche del miércoles.
Los ministros de Finanzas de la zona euro que se reúnen en teleconferencia este miércoles al mediodía siguen paso a paso los progresos del gobierno griego para hacer adoptar este tipo de medidas, a riesgo de provocar una explosión social en un contexto muy tenso.
Otro texto que conlleva decenas de "acciones prioritarias" (reformas estructurales) que deben iniciarse rápidamente y que también fueron negociadas con la troika, debería llegar al parlamento la semana que viene, según informaciones proporcionadas por la prensa, pero que todavía no fueron confirmadas oficialmente. Estas medidas forman un catálogo adicional al memorándum entre el país y sus acreedores internacionales.
Grecia necesita urgentemente recibir una inyección, esperada desde junio, de 31.500 millones de euros de sus socios, especialmente para cumplir con sus compromisos el 16 de noviembre.
Si Grecia fuera incapaz de aprobar uno de los dos textos antes del Eurogrupo del 12 de noviembre, durante el cual se examinará un "informe" de la troika con sus recomendaciones, se enfrentaría a otro retraso de este pago vital y, probablemente, suspendería pagos, al estar vacías las arcas del país.
Este miércoles no se espera ninguna decisión final sobre el pago en Bruselas.
La atención se centrará especialmente en las reacciones de los dos pequeños partidos de la coalición gubernamental griega, el socialista Pasok y Dimar (izquierda democrática) que se unieron al primer ministro Antonis Samaras para tratar de evitar la suspensión de pagos en el país y su permanencia en la zona euro.
Dimar, tercera formación en el seno de la coalición, declaró el martes no estar "de acuerdo con la conclusión de las negociaciones" con la troika anunciada ese mismo día por el primer ministro, mostrándose especialmente contrario a las medidas de desregulación del mercado laboral.
Sin embargo, con solo 16 diputados, el Dimar no es una amenaza para la adopción del paquete de austeridad, ya que los otros dos partidos de la coalición, Nueva Democracia (conservador) y Pasok ostentan entre los dos 160 escaños del total de 300 con los que cuenta el parlamento monocameral griego.
Por su parte, el dirigente socialista Evangelos Venizelos estimó que todavía hay margen para "mejorar" las medidas "sin cambiar los objetivos presupuestarios".
