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Día Mundial de Chagas

MSF forma a profesionales en Oaxaca, México

•elmercuriodigital ▫ Lucia Brum, médica brasileña y consultora en enfermedades emergentes de MSF, acaba de volver de Pochutla, en el estado de Oaxaca, México, donde ha estado asesorando en la formación de profesionales de salud del proyecto de atención médica para la enfermedad de Chagas. El proyecto, desarrollado en cooperación con las autoridades locales, cuenta con un equipo formado por miembros de MSF y de la Secretaría de Salud.

Este proyecto aporta una novedad: es la primera vez que la organización invierte en el desarrollo de las capacidades locales en cooperación con el gobierno, en la formación de profesionales y en el abastecimiento de materiales médicos para dar una respuesta adecuada y sostenible a los desafíos a los que se enfrentan aquellos que viven con la enfermedad de Chagas. En total, se estima que entre 2 y 4 millones de personas están infectadas en México por el parasito que causa la enfermedad, Trypanosoma cruzi. Y 20.000 deben ser atendidas.

“Sólo se transforma a partir del conocimiento”, afirma Lucia. Ella cuenta que en los 15 años de experiencia de MSF con la enfermedad de Chagas, la organización ha observado que, a partir del momento en que sus equipos dejan el área del proyecto, el acceso al diagnóstico y tratamiento empezaba a caer y el combate contra la enfermedad perdía fuerza. Para ella, una respuesta adecuada a la enfermedad depende del compromiso y responsabilidad de todos los implicados en el acceso al diagnóstico y tratamiento, y todo se inicia con conocimiento: “Si los médicos no conocen, no piensan en la enfermedad como una posibilidad, y entonces no se diagnostica. Sin diagnóstico, la enfermedad no existe. Si no existe, no necesita presupuesto y sin presupuesto no hay inversión, no hay mercado, no hay interés por parte de la industria farmacéutica. Si es así, no tendremos mejores herramientas para el diagnóstico y tratamientos, lo que provoca que la enfermedad permanezca en esa espiral de negligencia y sea olvidada”, dice Lucia. “Según datos estimados, hay más de ocho millones de personas infectadas en el mundo, más del 98% de estas personas no lo saben porque no han tenido la oportunidad de acceder al diagnóstico y mucho menos al tratamiento.”
MSF

Durante la formación, Lucia notó mucha motivación e interés. “Muchos llegaron a emocionarse al identificar que habían tenido contacto con la enfermedad, que podrían haberla diagnosticado e incluso podrían haber prevenido la muerte o complicaciones de personas próximas”, cuenta. En total, 65 profesionales recibieron la formación entre médicos, enfermeras, técnicos de laboratorio (bioquímicos), promotores de la salud y técnicos de control vectorial.

Entre los desafíos del proyecto, Lucia cita el apoyo y el compromiso de las autoridades, que serán responsables de la sostenibilidad del proyecto. El plan es que el proyecto dure dos años. Durante ese periodo, MSF ofrecerá apoyo técnico y supervisión de las acciones médicas.

“La enfermedad de Chagas es un problema hasta ahora invisible porque afecta a poblaciones vulnerables, en zonas rurales de difícil acceso y de un nivel socioeconómico bajo en la región”, explica Lucia.




La enfermedad de Chagas, también llamada tripanosomiasis americana, es una enfermedad potencialmente mortal causada por el parásito protozoo Trypanosoma cruzi. . Se encuentra sobre todo en zonas endémicas de 21 países de América Latina1, donde se transmite a los seres humanos principalmente por las heces de insectos triatomíneos conocidos como vinchucas, chinches o con otros nombres, según la zona geográfica.
Se calcula que en el mundo hay entre 7 y 8 millones de personas infectadas, la mayoría de ellas en América Latina, donde la enfermedad de Chagas es endémica. El costo del tratamiento de esta enfermedad sigue siendo considerable; solo en Colombia, el costo anual estimado de la atención médica a todos los pacientes es de aproximadamente US$ 267 millones. Por otra parte, la fumigación de insecticidas para controlar los vectores costaría cerca de US$ 5 millones al año.
La enfermedad lleva el nombre de Carlos Ribeiro Justiniano Chagas, médico brasileño que la descubrió en 1909.
Distribución
La enfermedad de Chagas se encuentra principalmente en América Latina, pero en las últimas décadas se ha observado con mayor frecuencia en los Estados Unidos de América, Canadá, muchos países europeos y algunos del Pacífico Occidental. Esto obedece sobre todo a la movilidad de la población entre América Latina y el resto del mundo. Con menor frecuencia se debe a la infección a través de transfusiones sanguíneas, transmisión vertical (de la madre infectada a su hijo) o donación de órganos.
Signos y síntomas
La enfermedad de Chagas tiene dos fases claramente diferenciadas. Inicialmente, la fase aguda dura unos dos meses después de contraerse la infección. Durante esta fase aguda circulan por el torrente sanguíneo una gran cantidad de parásitos. En la mayoría de los casos no hay síntomas o éstos son leves. Puede haber fiebre, dolor de cabeza, agrandamiento de ganglios linfáticos, palidez, dolores musculares, dificultad para respirar, hinchazón y dolor abdominal o torácico. En menos del 50% de las personas picadas por un triatomíneo, un signo inicial característico puede ser una lesión cutánea o una hinchazón amoratada de un párpado.
Durante la fase crónica, los parásitos permanecen ocultos principalmente en el músculo cardiaco y digestivo. Hasta un 30% de los pacientes sufren trastornos cardiacos y hasta un 10% presentan alteraciones digestivas (típicamente, agrandamiento del esófago o del colon), neurológicas o mixtas. Con el paso de los años, la infección puede causar muerte súbita o insuficiencia cardiaca por la destrucción progresiva del músculo cardiaco.
Transmisión
En América Latina, el parásito T. cruzi se transmite principalmente por las heces infectadas de insectos triatomíneos que se alimentan de sangre. Por lo general, éstos viven en las grietas y huecos de las casas mal construidas en las zonas rurales y suburbanas. Normalmente permanecen ocultos durante el día y por la noche entran en actividad alimentándose de sangre humana. En general, pican en una zona expuesta de la piel, como la cara, y defecan cerca de la picadura. Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona picada se frota instintivamente y empuja las heces hacia la picadura, los ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta.
T. cruzi también se puede transmitir:
por alimentos contaminados con el parásito; por ejemplo, por el contacto con heces de triatomíneo;
por la transfusión de sangre infectada;
por la transmisión de la madre infectada a su hijo durante el embarazo o el parto;
por el transplante de órganos provenientes de una persona infectada;
por accidentes de laboratorio.
Tratamiento
La enfermedad de Chagas puede tratarse con benznidazol , y también con nifurtimox, que matan al parásito. Ambos medicamentos son eficaces casi al 100% para curar la enfermedad si se administran al comienzo de la infección en la etapa aguda. Sin embargo, su eficacia disminuye a medida que transcurre más tiempo desde el inicio de la infección. El tratamiento con estos medicamentos también está indicado en caso de reactivación de la infección (por ejemplo, por inmunodepresión), en niños que padecen infección congénita y en los pacientes al principio de la fase crónica. El tratamiento se debe ofrecer a los adultos infectados, especialmente a los que no presentan síntomas. Los posibles beneficios de la medicación para prevenir o retrasar el avance de la enfermedad de Chagas deben sopesarse contra la duración prolongada del tratamiento (hasta dos meses) y las posibles reacciones adversas (que se presentan hasta en un 40% de los pacientes tratados).
El benznidazol y el nifurtimox no deben administrarse a las embarazadas ni a las personas con insuficiencia renal o hepática. El nifurtimox también está contraindicado en personas con antecedentes de enfermedades del sistema nervioso neurológicas o trastornos psiquiátricos.
Además, puede ser necesario administrar un tratamiento específico para las manifestaciones cardiacas o digestivas.
Control y prevención
No hay vacuna contra la enfermedad de Chagas. El método más eficaz para prevenirla en América Latina es el control vectorial. El cribado de la sangre donada es necesario para prevenir la infección por transfusiones sanguíneas y donación de órganos.
Originalmente (hace más de 9000 años), T. cruzi sólo afectaba a los animales silvestres; fue después cuando se propagó a los animales domésticos y los seres humanos. A causa del gran número de animales silvestres que sirven de reservorio a este parásito en las Américas, no puede erradicarse. En vez de ello, los objetivos de control consisten en eliminar la transmisión y lograr que la población infectada y enferma tenga acceso a la asistencia sanitaria.
T. cruzi puede infectar a varias especies de triatomíneos, que en su mayoría viven en América. Según la zona geográfica, la OMS recomienda los siguientes métodos de prevención y control:
rociamiento de las casas y sus alrededores con insecticidas,
mejora de las viviendas para prevenir la infestación por el vector,
medidas preventivas personales, como el empleo de mosquiteros;
buenas prácticas higiénicas en la preparación, el transporte, el almacenamiento y el consumo de los alimentos;
cribado de la sangre donada;
pruebas de cribado en órganos, tejidos o células donados y en los receptores de éstos;
cribado de los recién nacidos y otros niños de las madres infectadas, para diagnosticar y tratar tempranamente el problema.
La respuesta de la OMS
Desde los pasados años noventa se han logrado adelantos importantes en el control del parásito y del vector en América Latina, principalmente en los territorios abarcados por las iniciativas intergubernamentales del Cono Sur, Centroamérica, el Pacto Andino y la Amazonia conjuntamente con la Secretaría de la Organización Panamericana de la Salud. Estas iniciativas multinacionales propiciaron reducciones considerables de la transmisión por vectores domésticos. Además, en toda América Latina ha disminuido mucho el riesgo de transmisión por transfusiones sanguíneas. Estos adelantos han sido posibles gracias al sólido compromiso de los Estados Miembros donde la enfermedad es endémica y a la fortaleza de sus instituciones de investigación y control, junto con el apoyo de muchos colaboradores internacionales.
Al mismo tiempo, otros desafíos tienen que ser afrontados:
la propagación de la enfermedad, debido principalmente al aumento de la movilidad entre la población de América Latina al y el resto del mundo;
el acceso al diagnóstico y al tratamiento por parte de millones de personas infectadas.
el resurgimiento de la enfermedad en regiones donde se había avanzado en el control, como la región del Chaco de Argentina y Bolivia;
el surgimiento de la enfermedad de Chagas en territorios donde antes se consideraba que no existía, como la cuenca amazónica;
la sostenibilidad, el mantenimiento y el afianzamiento de los adelantos en materia de control;
Para lograr el objetivo de eliminar la transmisión de la enfermedad de Chagas y proporcionar asistencia sanitaria a las personas infectadas o enfermas, tanto en los países donde el mal es endémico como en aquellos donde no lo es, la OMS se propone aumentar el establecimiento de redes de trabajo a escala mundial y fortalecer la capacidad regional y nacional, prestando especial atención a lo siguiente:
fortalecer los sistemas mundiales de vigilancia e información epidemiológicas;
prevenir la transmisión mediante la transfusión sanguínea y el trasplante de órganos tanto en los países donde el mal es endémico como en aquellos donde no lo es;
promover la identificación de pruebas diagnósticas para el cribado y el diagnóstico de la infección;
ampliar la prevención secundaria de la transmisión congénita y la atención de los casos de infección congénita y de otro tipo;
impulsar el consenso sobre la atención adecuada de los pacientes.




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