OPINIÓN de Emilio Marín, Argentina.- En estos días el gobierno nacional tuvo mucho acompañamiento regional e internacional. No sólo hubo apoyos de palabra sino también convenios con China y Rusia. La manta se hizo más larga. ¿Alcanzará a cubrir pies y cabeza?
Cristina Fernández de Kirchner culminó dos semanas excelentes desde el punto de vista político y diplomático. En Brasilia se codeó con presidentes la Unasur y CELAC en una reunión más influyentes que esos espacios, en la VI Cumbre del BRICS. Y como anfitriona, tuvo el honor de recibir al presidente ruso, Vladimir Putin, y luego al chino, Xi Jinping.
No fueron meros eventos superestructurales, de esos donde abundan las palabras y escasean los hechos.
En la cita brasileña, adonde llegó invitada por Putin y Dilma Rousseff, la argentina fue co-partícipe del anuncio de un Banco de Desarrollo con un capital de 50.000 millones de dólares. Y de un fondo de contingencias por 100.000 millones de esa moneda, para auxiliar a los países objetos de sanciones o maniobras especulativas en contra de sus monedas.
El cónclave de jefes de Estado de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, a la que fueron convidados los de Unasur y CELAC, fue muy propicio para la participación de Argentina. Y no sólo ni tanto por una cuestión de plata, que por ahora no llegará a esta plaza por que las dos creaciones del BRICS estarán en funcionamiento en 2015 y en primer lugar para los socios fundadores.
Era el lugar adecuado en política. Se asistía a un parto, aunque no presentado como tal, de un orden internacional diferente al que nació en Bretton Woods con el sello yanqui. En la capital brasileña y sin palabras grandilocuentes empezaba a forjarse una alternativa económico-financiera y política con un sello tercermundista, aún con los límites e imprecisiones que esta marca conlleva.
Y era la caja de resonancia para que la voz argentina en contra de los fondos buitres tuviera máxima sonoridad. En sus declaraciones y su mensaje a los presidentes reunidos, CFK condenó el pillaje internacional. Y aunque los enviados de “Gaceta Ganadera” subrayaran que el BRICS no asumió por escrito ninguna solidaridad con la postura argentina, lo cierto es que invitó a Cristina y no a Paul Singer. Y le dio la palabra para que la víctima de la extorsión denunciara a los buitres desde el pico a la cola y de un ala a otra.
Los “buitres” mandaron una delegación a Buenos Aires, reunida casi de incógnito en un hotel cinco estrellas, y publicó dos solicitadas. El gobierno nacional los vapuleó en una cumbre con 16 presidentes y delante de los medios de comunicación del mundo.
Por cierto que sólo con eso no se ganará la pulseada a NML Capital, Elliot y Aurelius. Falta entre otras cosas que la plaza de Mayo se llene de gente y banderas patrióticas, para que el resultado de este match sea diferente. Aún está vacía.
Dos potencias se saludan
La presidenta recibió en Buenos Aires a su colega Putin con el que firmó acuerdos en energía nuclear y lo interesó para que empresas rusas participen en Vaca Muerta. La Rusia de Putin no es para nada bolchevique, pero tampoco el país débil y subordinado a EE UU como quedó inmediatamente después de la implosión de la URSS.
Saludando los resultados de esos negocios, el cronista no puede dejar de meter un bocadillo por Malvinas. Habría sido interesante adquirir a los rusos algunos aviones y otras vituallas para la defensa nacional. Son productos de calidad y además le ahorraría al gobierno kirchnerista la vergüenza de seguir comprando material, motores y otros sistemas a la Fuerza Aérea de Israel, como ocurre hoy con la Fábrica de Aviones (Fadea). Argentina se defendería mejor y dejaría de aportar dólares a las arcas del estado agresor que comete genocidio en Gaza...
Al regreso de Brasilia, la presidenta fue anfitriona de su colega chino, Xi, arribado junto a una delegación de 200 empresarios rápidos para los negocios. Se firmaron entre las dos partes más de veinte acuerdos, entre otros -según comunicado del Banco Central- un swap u operativo de canje de monedas, pesos de un lado y yuanes por el otro, hasta un equivalente de 11.000 millones de dólares.
China financiará y equiparará la cuarta central nuclear eléctrica, Atucha III, de 700 megavatios, de agua pesada y uranio natural. Por otro lado el banco chino ICBC pondrá 4.714 millones de dólares para las represas hidroeléctricas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner, en Santa Cruz. Beijing aportará otros 2.099 millones para renovar el Belgrano Cargas y 423 millones para la compra de 11 barcos para dragado.
Con que la mitad de todos esos anuncios se llevara a cabo, sería una gran cosa para el país, sobre todo por la coyuntura declinante de su economía que viene de 2013, con todos los perjuicios que ello provoca.
No se trata sólo de plata, como se aclaró. Son hechos políticos, en el buen sentido de la palabra. Cristina y Xi reafirmaron una asociación estratégica de diez años y pusieron esos acuerdos bajo el paraguas de una política de Estado.
Habrá que ver si los mismos se mantienen luego de 2015, si hubiera un gobierno de signo distinto. Si fueran presidentes Sergio Massa, Mauricio Macri o en menor medida Daniel Scioli, es posible que se alejen de este tipo de asociaciones y se recuesten sobre el eje Washington-Alianza del Pacífico. Con Cristina como presidenta sí se puede parafrasear al Mono Gatica y decir que “dos potencias se saludan”, por sus abrazos con los líderes de Moscú y Beijing.
¿Alcanza la colcha?
Sólo mal intencionados como los economistas de Massa (Aldo Pignanelli) y del PRO (Carlos Melconián) podían descalificar los acuerdos con China diciendo que son “pura fantasía” y que “el yuan no es moneda internacional”.
Claro que esos convenios, si bien alargan la frazada, no significan de por sí que la misma alcance para tapar todos los pies y cabezas en un invierno que se presume bien frío aunque por ahora es benigno.
Los rigores son de la economía, no de la temperatura ambiente. Entre trabajadores de la industria metal mecánica hay cerca de 12.000 suspendidos. Y en esta actividad, pero también en la construcción y otras industrias, han comenzado a llegar los telegramas de despidos.
Para muchos asalariados lo más apremiante es defender la fuente de empleo. Para otros, en cambio, es el salario que no alcanza para cubrir el avance de la inflación, que según las cuentas del INDEC ya llegó al 15 por ciento en el primer semestre. Los que ven el vaso medio lleno, o sea el gobierno, admiten ese guarismo pero lo ponen en un contexto decreciente y se basan en que la inflación de junio fue del 1,3 por ciento.
Y para otras franjas de trabajadores, como bancarios, petroleros, químicos, lucifuercistas, etc, la mayor fuente de protestas es el impuesto a las ganancias, que no ha sido actualizado este año. Hasta la CGT de Antonio Caló y la CTA de Hugo Yasky, que no se caracterizan por su activismo, han enviado mensajes de socorro al gobierno. Caso contrario, dicen, tendrán que emprender acciones. Y no lo quieren hacer.
Al margen de lo que decidan los dirigentes sindicales, las bases están preocupadas. Si la recesión se agrava y sus derechos son afectados, por empresarios privados o el Estado, es posible que muchos trabajadores ganen las calles. Y no habrá Sergio Berni que aguante...
20 años del atentado
El viernes se conmemoraron veinte años del brutal atentado contra la sede de la mutual judía, que mató a 85 argentinos e hirió a más de 300. Con ese motivo la colectividad realizó cuatro actos, lo que mostró la gran división política reinante.
Un acto, el oficial, fue con las autoridades de AMIA y DAIA. Otro, de Memoria Activa, en Tribunales. Completaron la grilla los de Apemia y Agrupación 18-J.
Los dirigentes del sionismo local deberían explicar las causas de semejante división, porque no pueden echarle la culpa al gobierno nacional, a Irán ni a nadie. Tampoco pueden reprochar a la presidenta que no haya concurrido al acto oficial, cuando había otros tres, y porque en los últimos años cada funcionario que llegó hasta Pasteur 633 fue abucheado. No es extraño que la gente se canse del maltrato...
Los reclamos en esos actos por la falta de justicia en la causa AMIA son ampliamente compartidos. Los malos jueces como Juan J. Galeano y malos fiscales como Alberto Nisman fueron el centro de muchos malos recuerdos.
Esa falta de justicia volvió a demostrar la necesidad de los cambios y democratización en Tribunales, lamentablemente frustrados por la Corte Suprema de Justicia cuando declaró inconstitucionales a leyes módicas pero democratizantes.
La embajada estadounidense en Buenos Aires tuvo el tupé de emitir una declaración reclamando que se sepa los nombres y autores del atentado de 1994. Como la CIA y el Mossad sembraron pistas falsas y dificultaron la investigación, orientándola artificialmente contra Irán, Washington debería llamarse a silencio. No tiene estatura moral para hablar contra el terrorismo cuando hizo y hace guerras de exterminio en el mundo. Antes Bush y ahora Obama son los terroristas.
El recuerdo del atentado de 1994 fue, paradojalmente, rebajado por el sionismo de Benjamin Netanyahu. Este viernes 18 de julio se contaban casi 300 muertos palestinos en Gaza y por eso el acto por la AMIA no tuvo la relevancia que merecía. Eso tampoco fue culpa de Irán.
