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Colombia. Rituales de Sanción

OPINIÓN de Mauricio Castaño H., Colombia.- La subversión colombiana alega raíces históricas del conflicto armado para esquivar encarcelamientos, mientras que la dirigencia colombiana ve inamovible los castigos para los considerados crímenes de lesa humanidad. La cuerda se tensa con los bandos opuestos, en la mitad la población, la sociedad que ha padecido los efectos de la guerra, y más aún la cultura que como cuerpo vivo reclama para sí dinámicas culturales, sus rituales que suelen darse en donde haya asentamiento humano. Ni tanto que queme al santo, ni tan poco que no lo alumbre.

Las faltas por justificables que sean requieren de procesos de sanción, son maneras en que se dinamizan los procesos de cultura y educación para todos los miembros de una sociedad. Ejemplos son los mitos con su función equilibrio para los grupos humanos en sus particularidades. Nuestra sociedad no escapa de los imaginarios, por tiempos se nos ha enseñado que los males son causa de las guerrillas, es el demonio construido al cual teme la sociedad entera, las encuestas hablan de más del ochenta por ciento del rechazo social hacia la subversión. El sueño de la mayoría pobre es tener un empleo, para el rico bañarse en oro de plusvalía, enseñan a los pobres desde la más temprana edad a soñar con la casa, carro y empleos de subsistencia, quien dispensa es el capitalismo, quien los frena y amenaza son las izquierdas, castro - chavismo es el término acuñado.

Imaginarios los mundos de cada quien, moldeados en el laboratorio del mundo real, de ese que resulta de las interacciones sociales, de sus inercias y de sus innovaciones. Los sueños humanitarios contrastan con el capitalismo neoliberal que esclaviza a sus gentes en el consumo de chucherías, el mismo que fragiliza los lazos comunitarios, el sálvese quien pueda.

Se vive tanto de realidades como de imaginarios, la comunidad es un cuerpo vivo que aprende y desaprende. Las élites en Colombia manejan a su amaño la justicia, con sus crímenes y estafas han estilado que huyen del país, se refugian en otra nación para esquivar los castigos hasta que lleguen sus amigos al poder y los exoneren de culpas. Estos hechos envían mensajes erráticos para el conjunto de la sociedad como que el crimen sí paga. La ley es traje hecho a medida de quien mejor pueda pagárselo, a los demás conformarse con los demasiado ancho o demasiado estrecho. 

Las reinserciones del pasado han aportado poco, el capitalismo sigue arrasando con lo poco que queda del Estado de Bienestar, a la mayoría de los ex combatientes se los ha tragado la miseria, a su élite los ha seducido la vida burgués, el trago y los placeres desmedidos son su trofeo a mostrar, muy pocos se merecen el título de luchadores demócratas como lo son Antonio Navarro y Gustavo Petro, persistentes en sus batallas desde lo legislativo y del ejecutivo. La vida en sociedad se teje día a día, paso a paso, las grandes revoluciones empiezan con pequeñas cosas.

Los retos son grandes, la sociedad entera le espera proveerse de sus mecanismos que la recompongan, arregle sus desajustes tanto de la clase rebelde como de la que ha estado en el poder, todos tienen que aprender con los rituales necesarios de sanción.




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