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Las Agencias calificadoras de neoliberales buenos y malos

OPINIÓN de Rosa María Atal/ El Periscopio.- Las Agencias de Calificación suben la nota a España, un par de semanas después de que el ministro De Guindos se reúna con ellas en Londres.

Se la bajan a Madrid, a nivel de bono basura, dice el acreditado diario La Razón. Pero lo cierto es que existe una dura negociación, bochornosa según se aprecia en la grabación, en la que los guardias del dinero se interesan hasta por la subvención pública a la Escuela de Tauromaquia. Tema esencial al parecer para conocer la solidez de las inversiones. El País, ay, el País, le dedica -entre otros- un editorial a la decisión de la alcaldesa Manuela Carmena de dejar de pagar a las citadas Agencias y salirse del “master”. Esas cosas no se hacen, dicen, cuando se deben 4.000 millones, gracias a la gestión de dos grandes adalides del PP: Gallardón y Botella. FinalmenteS&P al menos, no ha sido tan duro con Madrid, al ver que peligraba su contrato.

Malagón

En 2011 hablamos mucho de las Agencias. Concretamente tenían acribillada a la España de Zapatero. Y a Grecia y Portugal naturalmente. Nos hicieron un daño inmenso a todos. Se demostró entonces su papel determinante en lo que llamaron crisis y que aún pagamos (y pagaremos por mucho más tiempo). Pero como la memoria es corta, las Agencias resurgen como si nada hubiera pasado. Y hasta se permiten intervenir en la política española y decir que, “con otro gobierno” igual no mantendrían la buena nota que dan a Rajoy. Es de imaginar que Albert Rivera les complacerá del mismo modo, pero ellos no pierden ocasión de asesorarnos en el camino a seguir.
JM Mora

De los muchos artículos y libros que escribimos, recojo el resumen, con diferentes aportaciones- de uno mío -descatalogado ya-: La energía liberada:

El capitalismo se había dotado también de un instrumento esencial: unas poderosas agencias privadas —Moody’s, Standar&Poor’s y Fitch—, cuya misión es calificar deudas de empresas y de países enteros. No están sometidas a control alguno, pero ya han surgido denuncias sobre su funcionamiento —entre ellas, de la organización ATTAC—.

Tiemblan los gobiernos que viven pendientes de sus notas, cuando se ha demostrado la arbitrariedad de las mismas y su servicio a empresas concretas que les pagan: actúan a la manera de juez y parte. Y, paradójicamente, su papel en el desencadenamiento de la crisis a partir de 2007 con aquellas hipotecas basura de las que apenas nos enteramos fue fundamental, como lo sigue siendo en la de la deuda, y lo será —de no poner remedio— en el “producto” que elijan para ofertar a sus clientes como medio de invertir… o especular. “Las tres agencias de calificación crediticia fueron las herramientas clave de la crisis financiera”, corrobora un informe de la Comisión de Investigación sobre la Crisis Financiera (FCIC en sus siglas en inglés), creada por el Gobierno de Estados Unidos para intentar averiguar las causas de lo sucedido. Fue hecho público el 27 de enero de 2011, casi sigilosamente por lo que se puede apreciar porque apenas existen referencias de él. El profesor José A. Estévez Araujo lo reprodujo y analizó ampliamente en la revista mientrastanto.e de la Universidad Complutense de Madrid[1]. (Lo recogería Àngels Martínez Castells en su blog)

Los comisionados encontraron graves errores en el funcionamiento de Moody’s. El esencial era que no examinó las hipotecas basura incluidas en esos paquetes estructurados que viajaban por medio mundo y que terminarían por explotar. Habían mantenido, dice la Comisión, “una conducta fraudulenta y de connivencia con los emisores de los bonos contaminados”. Las agencias, según la investigación, proporcionaron datos falsos sobre la estabilidad de los productos elaborados artificialmente en connivencia con las entidades que emitían los bonos y con sus managers a los que ayudaban a maquillar el producto.

En sus conclusiones el informe señala con contundencia que “la influencia de los bancos sobre los empleados de las agencias se veía favorecida por la existencia de una “puerta giratoria” entre ambos tipos de negocios. De hecho, el 25 por ciento de los empleados que abandonaron Moody’s fueron contratados por bancos que eran “clientes” de la agencia”, destaca Estévez Araujo.

En agosto de 2011, siete meses después de este informe, la Administración de Estados Unidos se decide a iniciar una investigación sobre las agencias de calificación, en realidad, de una sola de ellas: Standard&Poor’s, y porque se dan otras circunstancias, acababa de rebajar la calificación de la deuda del país. Poco después la Agencia Federal de Financiación de Viviendas presentará demanda contra 17 entidades bancarias a las que acusa de mala gestión en el caso de la burbuja de las hipotecas basura (2007). Entre ellas, a Bank of America, JP Morgan, Goldman Sachs, Barclays, Citigroup o Deutsche Bank. Las cosas de palacio van despacio.

Ha quedado comprobado también que calificar los bonos es un negocio muy provechoso para las agencias de rating. Entre otras razones porque, aunque cobraban tres veces más de lo habitual por conceder una alta nota a algunos bonos, no recibían sus honorarios si el cliente no quedaba satisfecho con la calificación. “Las agencias han obtenido por estas prácticas unos beneficios anuales de 3.000 millones de euros, con márgenes de hasta un 50 por ciento. El 75 por ciento de sus ingresos provienen de las comisiones que cobran a sus propios clientes por calificar sus títulos”, argumentaba la querella de ATTAC Madrid.

Además parecen tener una ideología muy precisa. Atacan por igual a países con gobiernos conservadores o progresistas —si alguno queda—, pero sienten preferencia en colaborar eficazmente con la causa neoliberal de destrucción del Estado, como —por otro lado— es lógico. El fiscal general de Connecticut, Richard Blumental —cuenta Ángels Martínez i Castells en su blog [2]—, sostiene que “las tres agencias de rating (Moody’s, S&P y Fitch) dan calificaciones más bajas de manera sistemática e intencionada a los bonos emitidos por los ayuntamientos, los Estados y otras entidades públicas”. Y esto ha obligado a las entidades de Connecticut (y a sus contribuyentes) a “gastar de forma innecesaria millones de dólares en seguros y en tipos de interés más altos”. Esa inclinación también podría estar detrás de la rebaja de la nota del Estados Unidos de Obama en pugna con el ala ultraderechista del partido republicano, de la que hablaremos más adelante.

Y son estas agencias las que ponen nota hasta enviar a la basura el crédito de los países. Realmente es paradójico que por un lado se desregule y liberalice sin cesar, para terminar dejando la deuda mundial en manos del oligopolio de las agencias privadas de Estados Unidos.

[1] Euro-Mediterranean University Institute · EMUI – UCM.

[2] http://puntsdevista.wordpress.com

Como habréis visto en los enlaces, la fiscalía Anticorrupción española rechazó tramitar la querella de ATTAC Madrid, cuando ya se ejercían acciones similares en EEUU. Poco después, en las elecciones generales del 20N de 2011, ganó el PP con mayoría absoluta.

Los medios al servicio de que todo siga igual no dicen hoy ni palabra de todo esto -que es el fondo- pero llevan a Carmena y las agencias a sus “debates”. Es lo que tenemos, lo que contribuimos a tener.

Seguir los mandatos neoliberales y de sus a manera de “universidades” privadas(las agencias de calificación) nos supuso una crisis mundial y sufrir, en España, unrescate bancario, nada barato. Conviene destacarlo, porque los servidores del sistema (fétido) dicen que salirse del aro, como hace el Ayuntamiento de Madrid, no saldrá caro.

Lo que sale caro es ahondar en este camino de la estafa y la manipulación permanente. Pero hay gente que lo compra encantada. C´est la vie.





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