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El fracking destruye

OPINIÓN de Carmen García Mollón.- El proceso de fracturación hidráulica o fracking necesita entre 9.000 y 29.000 metros cúbicos de agua para las operaciones de un solo pozo, según Greenpeace. Se trata de una técnica para extraer el gas natural a través de la inyección de agua, arena y productos químicos a gran presión en un pozo. Este método permite explotar el gas acumulado en los poros de rocas que su permeabilidad impide el movimiento del gas a una zona de fácil extracción.

Países como Estados Unidos han impuesto han impuesto medidas para controlarlo por sus graves consecuencias medioambientales. En torno a 100.000 pozos están afectados. Las compañías que quieran efectuar una fracturación deben enviar a la Oficina de Manejo de Tierra (BLM) información sobre el lugar exacto de la operación, la profundidad a la que se encuentra el agua y la cantidad estimada de volumen de fluido que va a usarse.

Un estudio publicado en la Revista Bulletin of the Seismological Society of America (BSSA) asegura que las operaciones de fracking en 2014 desencadenaron los terremotos sufridos en Ohio, porque activaron una falla desconocida hasta entonces. Así lo confirma Robert Skoumal, coautor del estudio, “la actividad no creó una nueva falla sino que activó una que desconocíamos. No sabemos dónde se encuentran todas las fallas”.

Este método no sólo produce terremotos sino que existe el riesgo de explosión o escapes de gas. Además los acuíferos corren peligro ya que en la fracturación se puede llegar a él y contaminar el agua con el propio gas. Hay que tener en cuenta que en cada pozo se inyectan 4.000 toneladas de productos químicos contaminantes. Estos tienen sustancias tóxicas que, a veces, acaban en fuentes de aguas subterráneas que alimentan los suministros públicos de agua potable. En algunas ocasiones, estas aguas residuales son poco depuradas antes de ser utilizadas para el consumo público.

Respecto a la contaminación atmosférica, detectan que el vapor que sale de los pozos donde almacenan las aguas residuales del fracking tiene elementos cancerígenos. Las fugas en los pozos y tuberías aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero. Cada pozo necesita entre 4.300 y 6.600 viajes en camión para transportar la maquinaria; esto, también, causa contaminación.

Otro dato a tener en cuenta es que entre un 15% y un 80% de fluido que se inyecta para la fractura vuelve a la superficie y el resto se queda bajo tierra. Entre las sustancias disueltas se encuentran metales pesados, hidrocarburos y elementos naturales radiactivos.

No es necesaria la utilización de esta técnica ya que contamos con abundantes energías renovables para poder sustituir al gas natural u otras energía no renovables. Nos haría cada vez más dependientes de los combustibles fósiles y aumentar la contaminación.

Carmen García Mollón
Periodista




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