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Arnaldo Otegi: “La batalla ideológica es la más importante de las batallas”



Por carta y de prisión a prisión. Así se hizo esta entrevista. De un lado y como entrevistador, el presogallego Carlos C. Varela, actualmente en el Centro Penal de Villabona (Asturias). Do otro lado y, como entrevistado, el vasco Arnaldo Otegi, preso desde 2009 en la cárcel de Logroño, acusado de pertenecer a ETA. Son muchas las voces que lo sitúan como posible futuro candidato a lehendakari después de su papel en el proceso de reflexión del que surgió el nuevo proyecto político da izquierda abertzale que hace tiempo puso fin a la vía armada.

La entrevista fue realizada días antes de las elecciones estatales, cuando todavía la Audiencia Nacional no había adelantado la excarcelación de Otegi para primeros de marzo.

Carlos C. Varela.- En el País Vasco hay una importante diáspora gallega, implicada en todaslas partes del conflicto. ¿Tienesalguna relación con Galiza y su gente?

Cuando salí por primera vez de prisión mis primeras vacaciones fueron en Galiza; en mi cuadrilla de amigos hay innumerables galegos/as (de Allariz la mayoría), y uno de los últimos libros que he leído es Poemas Alumeados de Luis Seoane. En mi infancia era un habitual de la máquina recreativa del único bar que había en mi barrio que todo el mundo conocía como el bar Gallego; y mantengo buenas relaciones con las gentes de Galiza. En la patria multicolor que yo defiendo y en la que yo siento siempre habrá un trocito gallego con sabor a mar y olor a bosque. Así será hasta que Fisterra no sea el fin de la tierra sino el comienzo de la libertad de nuestro pueblo.

Personalmente, ¿cómo es tu día a día en prisión? La cárcel ‘oficial’ se resume en tres palabras: rutina, ruido y arbitrariedad. Esa es la cárcel que busca anularnos como militantes políticos. Yo, como el conjunto de los presos políticos, procuro aprovechar mi estancia fundamentalmente para profundizar en mi formación (estudio y lectura), mantener el tono físico y aportar en lo posible al proceso de liberación nacional y social. Buena conversación, estudio, lectura y deporte, en eso se resume un día de mi vida en prisión.

En 1989, a propósito de la caída del muro de Berlín, el diplomáticosoviético Alexander Arbatov declaró:«Vamos a hacerles el peor de losfavores; vamos a privarlos de enemigos». ¿Es la actual estrategia delaizquierda abertzale una ‘ofensiva de paz’?

En 1990 el Consejero de Seguridad Nacional de Bush, el señor Brent Scowcroft, declaró lo siguiente: «La URSS está interesada en armar barullo dentro de la Alianza Atlántica y piensa que la mejor manera de hacerlo es mediante una ‘ofensiva de paz’ (sic)». La solución que adoptaron cuando se quedaron sin ‘enemigo’ fue su intervención militar en los Balcanes, que tuvo tan poco que ver con razones humanitarias como la presencia de la OTAN en Europa con la democracia. Ramsey Clarck, ex secretario de justicia y disidente estadounidense, lo expresó con claridad: «Destruímos Yugoslavia sólo porque era la última isla del socialismo en Europa». Nuestra iniciativa unilateral por la democracia, el progreso y la paz ha sido contestada con el mismo nivel de agresividad por las élites políticas, económicas y securócratas del Estado. Y su objetivo es el mismo: destruir el proyecto de liberación nacional y social vasco. Lo consiguieron con la URSS, no lo conseguirán con nosotros, porque a diferencia de la URSS nuestro proyecto cuenta con la adhesión popular suficiente (y creciente) de una gran parte de nuestra ciudadanía; en ese sentido es sencillamente indestructible.

El PP vetó un encuentro por la paz en el Congreso en el que iban aparticipar víctimas de diferentes partesdel conflicto; los observadoresinternacionales que han participado en los primeros pasos del desarmehansido reclamados por la Audiencia Nacional; y hasta Kofi Annan ha sidoacusado de estar a sueldo de ETA…Ante esta política de tierra quemada,¿cómo intentaréis desbloquear el proceso? ¿Cuál esvuestraresponsabilidad en esa ‘irracionalizacion’ del conflicto?

No debemos equivocarnos a la hora de hacer un diagnóstico certero de la actitud del Estado; sus posiciones no tienen nada que ver con cuestiones de naturaleza ética sino profundamente políticas. El estado había alcanzado en el escenario anterior (de confrontación armada) una posición de ventaja estratégica; aquel escenario le permitía obtener réditos políticos, electorales y económicos. Por lo tanto el cambio de estrategia del independentismo fue la peor de las noticias para el Estado y la razón por la que fuimos encarcelados. He dicho en numerosas ocasiones que no existe un proceso de paz en Euskal Herria, sencillamente porque el Estado no tiene ningún interés en desarrollar un proceso de esa naturaleza. Desbloquear el proceso para nosotros/as es profundizar con carácter unilateral el propio proceso de liberación nacional y social. En resumen: planteando una estrategia autosuficiente que no dependa del estado (ni de acuerdos con él) y se formalice la transición entre un proyecto que se reivindica a un proyecto que se va materializando por la vía de los hechos. Ese es el reto.

En las elecciones turcas el movimiento kurdo acaba de abanderar a laizquierda en todo el estado, y con elreferendo escocés hemos escuchado aintelectuales ingleses de izquierdas que vieron en él una posibilidaddedemocratizar todo el Reino Unido, no solo Escocia, contra las políticasneoliberales. Tú que has saludadocon cierta esperanza la emergencia deuna nueva izquierda española, ¿crees que algún día acabarán viendolosprocesos soberanistas con los ojos del internacionalismo?

Yo manifesté en una ocasión que el surgimiento de Podemos parecía traer aire fresco a la política española. De aquella expectativa constructiva he pasado a una posición de reserva intelectual a la vista de la evolución de sus posiciones. No comparto en absoluto su posición de que es necesario primero un proceso constituyente en el conjunto del Estado para que nuestros derechos nacionales sean reconocidos. Mi propuesta es la inversa: sólo desde la puesta en marcha de procesos constituyentes, populares e independentistas en las naciones del Estado podrá quizás hacer necesaria la puesta en marcha de un proceso constituyente en el Estado. Para mi es evidente que el próximo día 20 de diciembre a las 22.00 horas se habrá esfumado cualquier oportunidad de un proceso de ruptura democrática en el estado. Espero y confío que si eso sucede (y me gustaría equivocarme) esos sectores se sumen al proceso constituyente catalán, vasco, gallego…

Ahora que tanto se habla de Gramsci, se quejaba Raul Zelik en unaentrevista, parece que nadie valora lahegemonía cultural construida en elPaís Vasco con las cooperativas, fiestas populares, escuelas deeuskara,etc… ¿Existen atajos a ese trabajo de hormiguita para transformar lasociedad?

No existen atajos, quienes deseamos construir una sociedad alternativa debemos partir de la aceptación del principio de realidad. Ese principio nos llevará a reconocer que el capitalismo nos lleva décadas de ventaja en el terreno ideológico, en el terreno de los valores y los principios. Esa realidad no puede ser cambiada desde el optimismo de la voluntad sino desde el pesimismo de la inteligencia. Hay que combinar ambas actitudes, la realidad nos puede condicionar al pesimismo pero la voluntad les conducirá siempre al optimismo. La batalla ideológica es la más importante de las batallas, junto con la puesta en marcha de experiencias alternativas (de consumo, de vida…) y el ejemplo de nuestra coherencia entre lo que defendemos y lo que hacemos.

En mi comarca se dice de Antonio Gomez Carneiro, alcalde durante laRepública y preso por colaborar con elEjercito Guerrillero de Galiza, que«fue poco a la escuela, pero aprendió en la cárcel». También lospresosirlandeses, a golpe de ironía, rebautizaron Long Kesh comoUniversidad de la Libertad. Más allá de tantodolor, ¿qué enseñanzassupone para vuestro movimiento tantos y tantos años de cárcel?

Yo trataría de resumir esas enseñanzas fundamentalmente en dos: en el lado positivo, comprobar que han existido y existen seres humanos capaces de sacrificar su propia vida o su libertad por la idea que defienden (independientemente de la opinión que puedan merecer sus actos), acreditan que existen valores radicalmente enfrentados a aquellos que hoy el capitalismo ha conseguido que sean abrumadoramente mayoritarios en nuestra sociedad (inmediatez, individualismo, egoísmo… etc). En el lado negativo, tantas décadas de encarcelamiento siempre es motivo por mi parte de una reflexión dolorosa por no haber sido capaces de alcanzar un acuerdo que hubiera permitido su libertad cuando ese acuerdo fue posible.


“La batalla ideológica es la más importante de las batallas”


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