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Después de 88 años, un presidente de EEUU de visita en La Habana

OPINIÓN de Emilio Marín.- Barack Obama estará en Cuba el 21 y 22 de marzo. Es la primera vez en 88 años que un presidente en funciones en la Casa Blanca llega a la isla. Eso es muy positivo para ambas partes, pero los cubanos no aflojarán su reclamo contra el bloqueo.

Fuentes oficiales de los dos gobiernos confirmaron el viaje de Barack Obama a Cuba según informó el presidente vía Twitter. Lo ampliaron su vocero Josh Earnest y su asesor presidencial en Seguridad Nacional, Ben Rhodes.

El vocero recordó que la vez anterior que un mandatario estadounidense había ido a Cuba fue en 1928 Calvin Coolidge para una reunión de gobernantes americanos, o sea veinte años antes de la creación de la OEA. Acotó que Coolidge viajó en un barco de guerra, en circunstancias muy diferentes a las que rodearán el periplo de Obama, quien irá con su mujer y sus dos hijas.

Dicho sea de paso también se corroboró que luego la comitiva estadounidense volverá a subirse al avión para irse a Buenos Aires. Allí lo aguardará Mauricio Macri quien será felicitado por su contribución a la defensa de los derechos humanos. Como para el mandatario argentino esos derechos son un “curro”, la única explicación posible es que los norteamericanos quieran agradecerle cuánto hizo para defenestrar al gobierno de Venezuela, cuya expulsión del Mercosur había sido anticipada y luego no solicitada formalmente en la cumbre de Paraguay.

En opinión de Rhodes, la visita de Obama quiere volver irreversible el cambio en las relaciones con la isla, de modo que ningún gobierno que asuma en enero de 2017 pueda volver a tiempos de la “Guerra Fría”. Como se sabe, el 17 de diciembre de 2014 es visto como el jalón de una nueva relación, cuando Obama y su par Raúl Castro anunciaron una negociación conducente a restablecer las relaciones diplomáticas. Esto se plasmó en la reapertura de las respectivas embajadas en julio y agosto de 2015, en Washington y La Habana respectivamente.

La próxima llegada de Obama a la embajada reabierta en El Malecón es un buen síntoma de que esa gradual normalización sigue avanzando. De todos modos, como han advertido muchas veces los cubanos, y Josefina Vidal, funcionaria del Minrex (Ministerio de Relaciones Exteriores) lo planteó una vez más en su conferencia de prensa, para que haya una normalización completa de las relaciones será necesario que los norteamericanos acaben con el bloqueo económico y comercial, y devuelvan Guantánamo a Cuba. Ese sería el programa mínimo de la isla. El programa máximo incluye otros dos puntos: la indemnización por los daños económicos directos provocados por el bloqueo y el cese de las campañas mediáticas e ilegales contra Cuba, por caso las emisiones de radio y Televisión Martí, operadas desde territorio norteamericano.

Debates pendientes

Obama había declarado hace poco que no iría a Cuba sin garantías de tener reuniones con quienes él quisiera, en referencia a los mal llamados “opositores” o “disidentes”, en realidad asalariados de la embajada norteamericana (antes lo eran de la Sección de Intereses de Norteamérica-Sina). Con fondos del Capitolio y de la misma CIA y sus colaterales como la USAID o fundaciones como la NED (de desarrollo de la democracia), con sus institutos republicano y demócrata, se alimentan espías, blogueros, empresarios, profesores, comunicadores y otros vividores del dinero ajeno. Todo ello con tal que hagan el trabajo sucio de tratar de dividir al pueblo cubano, sembrar cizaña, divulgar rumores y mentiras, y pasar información para que Radio y Televisión Martí ocupen tantas horas de transmisiones con baja audiencia en la isla y justifique los 27 millones de dólares anuales. También para que la USAID intente captar jóvenes con programas ilegales como el seudo Twitter llamado Zunzuneo y cursos para estudiantes, muestras artísticas, ONG, iniciativas de ayuda a los emprendedores privados, etc.

Como confirmó su llegada podría deducirse que las autoridades cubanas aprobaron su programa oficial que intercale reuniones con esa clase de cubanos más afines a Washington que a La Habana. Habrá que ver si eso sucede. Podría ser que el gobierno haya evaluado que esos personajes son insignificantes y nada pierde si permite que tengan su foto con el visitante. De paso quizás la seguridad del Estado pueda registrar algún rostro que no tenía detectado.

En su comparendo ante la prensa nacional e internacional, Josefina Vidal aclaró que “Cuba tiene opiniones también sobre el ejercicio de los derechos humanos en muchos países del mundo, incluyendo en los EE UU, y también tiene muchas experiencias positivas y exitosas que compartir en este campo”. La responsable del área EE UU del Minrex ya lo había discutido con Roberta Jacobson, subsecretaria adjunta del Departamento de Estado para asuntos hemisféricos, en las cuatro reuniones bilaterales habidas entre el famoso 17 de diciembre de 2014 y julio de 2015. En esas ocasiones Vidal le recordó a su contraparte las represiones policiales y crímenes contra los afroamericanos, la existencia de millones de inmigrantes indocumentados sin derechos sociales ni electorales, la discriminación de la mujer que percibe salarios inferiores por iguales trabajos que el hombre y otras desigualdades que en la isla no existen.

Diplomática al máximo, Vidal se congratuló del viaje del mandatario estadounidense y aseguró que sería bienvenido por el Gobierno y su pueblo, con la hospitalidad que lo caracteriza.

La idea, compartida, es que la visita sea un paso más hacia la mejoría de las relaciones entre Cuba y EE UU, que sigue siendo un imperio, vale recordarlo. ¿La fecha elegida por Obama será para estar en La Habana justo cuando vence el plazo para que se firme el acuerdo de paz sobre Colombia, en esa ciudad, y ser parte del festejo?

Razones políticas y negocios


¿Por qué la administración Obama cambió su política hacia Cuba? Ya lo explicó el presidente: se había apostado al bloqueo por más de 50 años y no había dado buenos resultados, por lo que había que cambiar. El cambio no es de objetivos, porque siguen bregando por tirar abajo al gobierno y sistema socialista, sino de métodos.

Ahora, en vez del bloqueo total y desprestigiado de estas décadas, el gobierno norteamericano pretende bajarle algunos decibeles en forma gradual, para favorecer ciertas ventas e inversiones en la isla que potencien al sector privado cubano. Hoy esa economía privada, e incluso extranjera, está permitida en Cuba, como parte del modelo de socialismo próspero y sustentable. Según dijo en su gira por EE UU el ministro de Comercio Exterior e Inversión Extranjera, Rodrigo Malmierca, eso demanda una inversión anual de 2.000 millones de dólares.

Es una puja y asociación donde cada parte tiene su proyecto, siendo el isleño el único honesto de los dos. Malmierca citó la ley de inversiones extranjeras N° 118, la Zona Especial de Mariel, su puerto de aguas profundas y la oportunidad para que empresas norteamericanas inviertan allí o en otros rubros y tengan sus ganancias. A su vez reclamó que EE UU levante el bloqueo en forma total y mientras tanto permita a Cuba comerciar en dólares estadounidenses, se le autorice a exportar productos cubanos a EE UU y que empresas norteamericanas puedan invertir en la Mayor de las Antillas en otros rubros además de telecomunicaciones.

La respuesta norteamericana es limitada. No hay nada para que Cuba pueda usar el dólar en su comercio. De exportar hacia allá productos cubanos, por ahora muy poco, pese a que Malmierca meneó algunos ejemplos de profundo impacto social, como el remedio Heberprot-P, que cura las úlceras del pie diabético y evita el 98 por ciento de las amputaciones.

Puede que el comparendo del ministro ante un numeroso público de empresarios y comerciantes, entre ellos Tom Donahue, titular de la Cámara de Comercio de EE UU, con 3 millones de empresas afiliadas, favorezca una corriente inversora importante. Por ahora lo único concreto es una firma de tractores que se radicará en Cuba y fabricará pequeños tractores que valdrán 10.000 dólares, destinados al sector privado.

Habrá sí más turismo, toda vez que en estos días pasados los secretarios de Transporte de ambos países firmaron un acuerdo para autorizar 20 vuelos regulares diarios desde EE UU a La Habana, en compañías norteamericanas. Cubana de Aviación no tendrá hoy rutas hacia EE UU, lo que suena a poco equitativo. De cualquier modo se intercambiarán más pasajeros y turismo, cuando en 2015, todavía sin estas franquicias, casi 200.000 turistas norteamericanos estuvieron en playas cubanas. Este año la cifra va a aumentar.

La isla, lejos de sentir miedo por ese auge del turismo, busca hacerlo realidad. No teme que si llega un millón de norteamericanos le influyan a los once millones de cubanos con la propaganda del “american way of life”. La revolución cubana confía en que su población pueda influir, con su hospitalidad y forma humanista de ser, pero también con su información política y nivel cultural, sobre esos turistas para que de regreso a su país puedan decir: “yo estuve en Cuba y allí no se comen a los chicos crudos, que se levante de una vez el bloqueo”.

Es la batalla de ideas, diría Fidel Castro, quien pronto será nonagenario. Earnest y Rhodes declararon que Obama no se reunirá con Fidel, como si siguiera siendo el malo de la película.








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