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Invertir y movilizar para poner fin a la violencia contra las mujeres




Numerosos eventos públicos con el respaldo de ONU Mujeres y su iniciativa “Pinta el mundo de naranja“ buscarán captar la atención mundial y lograr actos concretos para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas. Esta campaña pondrá la atención en esta pandemia que afecta a una de cada tres mujeres en todo el mundo. Desde marchas en Uganda, Serbia y Timor-Leste, hasta una concentración pública de motocicletas en Pakistán, las personas tomarán las calles para decirle no a la violencia.

A pesar de la creciente toma de conciencia respecto de la pandemia de la violencia contra las mujeres como una grave violación a los derechos humanos y un gran obstáculo para el desarrollo, los esfuerzos concretos para prevenir y poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas siguen siendo poco prioritarios en la agenda internacional para el desarrollo y cuentan con financiamiento inadecuado. Si se desea alcanzar para 2030 las ambiciosas metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que enfatizan la eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas como objetivo principal, se requiere de soluciones innovadoras y de nuevas alianzas que movilicen fondos de todas las fuentes disponibles: los gobiernos nacionales, las entidades para el desarrollo del exterior, el sector privado, las organizaciones filantrópicas y los donantes individuales.

Este año la iniciativa “Pinta el mundo de naranja” se centrará en recaudar fondos para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas, en la que se instará a los gobiernos y a los actores internacionales a respaldar los compromisos asumidos en todo el mundo. Con el impulso de la sociedad civil, se llevarán a cabo actividades durante los 16 días de activismo contra la violencia de género, que se celebran desde el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

“Cuando las mujeres y las niñas sufren violencia, se atropellan sus derechos; ellas viven con miedo y dolor, y en el peor de los casos, lo pagan con su vida. Sin embargo, todavía en muchos países, las leyes y los servicios son inadecuados, o no están disponibles, y el sistema de justicia penal es inalcanzable, oneroso y sesgado en favor de los agresores de género masculino”, explicó la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, para de inmediato agregar que lograr “estos cambios es costoso, pero el precio de no hacerlo es inaceptable. Incluso las pequeñas inversiones, cuando son oportunas y específicas, pueden generar enormes beneficios para las mujeres y las niñas y para sus comunidades”.

En prácticamente la mitad de los casos de mujeres asesinadas en 2012, el autor de la agresión fue un familiar o un compañero sentimental. La violencia contra las mujeres y las niñas no sólo tiene consecuencias negativas para quienes la sufren, sino también para sus familias, la comunidad y la sociedad en general. Las pruebas disponibles muestran el inmenso costo que implica la violencia contra las mujeres y las niñas en muchos niveles, con importantes amenazas al bienestar económico de los hogares, tanto a corto como a largo plazo.

Un estudio reciente estimó que el costo de la violencia perpetrada en 2013 por un compañero sentimental podía representar el 5,2 por ciento de la economía mundial. Asimismo, las pruebas demuestran que incluso las pequeñas inversiones, cuando son oportunas y específicas, pueden generar enormes beneficios para las mujeres y las niñas y para sus comunidades. Un estudio multinacional reciente en Asia meridional determinó que el costo de un paquete mínimo con servicios esenciales (durante tres años fiscales) para las mujeres y las niñas sobrevivientes de violencia representó el 0,31 por ciento del PIB (en 2015) de Timor-Leste y el 0,25 por ciento del PIB (en 2015) de la República Democrática Popular Lao, una fracción del costo que tienen las consecuencias de la violencia.

Las Naciones Unidas conmemora hoy el Día Internacional con un evento convocado por el Secretario General Ban Ki-moon, que demostró ser un gran defensor de los derechos de las mujeres y las niñas, incluso con su campaña ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres.;

El Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para poner fin a la violencia contra las mujeres celebró 20 años de concesión de subvenciones al importante trabajo realizado en todo el mundo mediante una gala de recaudación de fondos que contó con la presencia de la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres y de Nicole Kidman, ganadora del premio Óscar y Embajadora de Buena Voluntad, como anfitrionas.
Alrededor del Mundo

Este año los eventos mundiales que marcarán los 16 días de activismo incluyen iluminar sitios emblemáticos de naranja —el color elegido para simbolizar un futuro brillante y optimista libre de violencia—, desde Gracie Mansion, la residencia oficial del alcalde de Nueva York, y el ayuntamiento de dicha ciudad hasta el edificio de la Comisión Europea en Bélgica; pasando por el edificio de la administración del Canal de Panamá y el Palacio Presidencial de Ecuador; el edificio del Parlamento de Uganda, así como siete municipios en Italia, entre ellos Trieste, Pisa, Venecia y Nápoles, y más de treinta edificios y sitios emblemáticos en Estambul. Numerosas actividades impulsarán los esfuerzos de toma de conciencia; desde concentraciones públicas hasta proyectos creativos, entre los que se encuentra una nueva canción sobre el tema por el famoso rapero egipcio Zap Tharwat, pasando por artistas de cómics, cortos, fotografía y exhibiciones de arte y concursos en República Dominicana, Camboya y Kazajstán. Hoy la Primera Dama de Nueva York, Chirlane McGray, y el Comisionado de Policía de dicha ciudad, James O'Neill, recibirán un reconocimiento de ONU Mujeres por el compromiso asumido en la prevención de la violencia doméstica. Entre otros esfuerzos, conductores de autobuses en Paraguay y conductores de camiones en Brasil participarán de las campañas de toma de conciencia.

Durante los 16 días de activismo, la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, visitará Liberia, Malasia, Papua Nueva Guinea y la India con el objetivo de mostrar la urgente necesidad de obtener más fondos, lograr acciones concretas y difundir los esfuerzos innovadores para poner fin a la pandemia de la violencia contra las mujeres y las niñas. El Estadio Nacional de Fútbol de Papua Nueva Guinea se iluminará de naranja durante el partido final de la Copa Mundial Femenina Sub-20 de la FIFA (por confirmar).



Una de cada tres mujeres del mundo sufre violencia durante su vida, a menudo a manos de una persona conocida, querida y en la que confía. Casi la mitad del total mundial de mujeres víctimas de homicidio en 2012 fueron asesinadas por su compañero sentimental o por algún familiar.

La violencia contra las mujeres y las niñas, que constituye una violación grave de los derechos humanos, arruina vidas, causa enfermedades y provoca un dolor y un sufrimiento incalculables. Además, conlleva altos costos económicos. Un estudio reciente calculó que la violencia infligida por un compañero íntimo representa un gasto del 5,2% de la economía mundial [1].

La violencia contra las mujeres no sólo conlleva gastos médicos y judiciales directos, sino que también afecta a los presupuestos nacionales y de los hogares por pérdida de ingresos y productividad. En Viet Nam, por ejemplo, se calculó que el gasto y los ingresos perdidos como consecuencia de la violencia doméstica ascendieron al 1,4% del PIB en 2010 [2]. En el Reino Unido, el costo de la violencia doméstica en 2009, incluidos los gastos relacionados con los servicios, la pérdida de rendimiento económico y los costos humanos y emocionales, sumaron 16.000 millones de libras esterlinas [3].

La arraigada desigualdad entre mujeres y hombres en cuanto a los roles, los derechos y las oportunidades, junto con las actitudes y las normas sociales que toleran o normalizan esta violencia, han convertido esta situación en un problema constante, aunque evitable. Para que el fin de la violencia contra las mujeres y las niñas pueda hacerse realidad se requieren leyes que protejan a las mujeres y castiguen a los perpetradores, servicios que ayuden a reconstruir las vidas de las mujeres y medidas de prevención integral de aplicación temprana. Pese a todo, la financiación sólida de las iniciativas destinadas a erradicar esta violencia continúa siendo muy insuficiente.


Este año, en el marco de la iniciativa 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, que se extiende desde el 25 de noviembre (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer ) hasta el 10 de diciembre (Día de los Derechos Humanos), el llamado a la acción de la campaña ÚNETE para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres del Secretario General de las Naciones Unidas se presenta bajo el título “Pinta el mundo de naranja: Recauda fondos para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas” con el objetivo de ampliar y solucionar la escasez de fondos. Descarga la herramienta de acción (en inglés).

El dinero como factor determinante para el fin de la violencia contra las mujeres y las niñas

Cuando las y los líderes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015, reconocieron que el fin de la violencia contra las mujeres y las niñas es un requisito previo indispensable para la consecución de la agenda para el desarrollo. El ODS5 relativo a la igualdad de género contiene una meta específica sobre eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación. No obstante, los recursos asignados para este tema no se ajustan a la magnitud del desafío.


No se deben adjudicar recursos suficientes para prevenir y poner fin a la violencia contra las mujeres únicamente porque constituya una obligación jurídica y un imperativo moral, sino también porque se trata de una inversión sólida.

La ley estadounidense de 1994 contra la violencia contemplaba 1.600 millones de dólares estadounidenses de apoyo programático durante cinco años mediante la imposición de sanciones más fuertes contra los perpetradores y la mejora de los recursos de la policía, los fiscales y los encargados de atender a las víctimas. Las investigadoras y los investigadores calcularon que se consiguió ahorrar 14.800 millones de dólares estadounidenses reduciendo las pérdidas de bienes directas, las necesidades de atención sanitaria física y psicológica, las actuaciones policiales, los servicios a las víctimas, la pérdida de productividad, la menor calidad de vida y las muertes [4]. En un estudio multinacional reciente ejecutado en la República Democrática Popular Lao y en Timor-Leste, se observó que el gasto para la prestación de un paquete mínimo de servicios esenciales (a lo largo de tres ejercicios fiscales) para mujeres y niñas víctimas de violencia representó en 2015 el 0,31% del PIB de Timor-Leste y el 0,25% del PIB de la República Democrática Popular Lao [5], muy por debajo del costo derivado de la violencia.

Todas las pruebas disponibles indican que las inversiones oportunas y bien integradas, aunque sean a pequeña escala, pueden aportar beneficios enormes para las mujeres y sus comunidades. Realice una donación en apoyo de las iniciativas para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas en todo el mundo.






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