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A disgusto, Macri negocia en el frente interno, no así en la región

OPINIÓN de Emilio Marín, Argentina.- El presidente argentino abrió una negociación con la oposición por el proyecto de impuesto a las ganancias, de final impredecible. En cambio no tuvo ninguna piedad con Venezuela, cuya canciller fue golpeada en Buenos Aires.
Cuando el agua le llegaba al cuello en el Senado, por el tema impuesto a las ganancias, Mauricio Macri logró abrir una válvula de escape. No hubo sesión de la Comisión de Hacienda que debía tratar el proyecto con media sanción de Diputados. Y en consecuencia, no se lo llevó a sesión plenaria.
Para el oficialismo fue como aplicar los frenos a pocos metros del precipicio porque todo indicaba que la oposición unida en la Cámara Alta, donde la presencia del PRO-Cambiemos es más débil aún que en Diputados, podía votar mayoritariamente el proyecto de un amplio espectro liderado políticamente por Sergio Massa, alias “el impostor”, según Macri.

El freno que evitó, o al menos postergó la derrota, fue producto de una maniobra de pinzas del gobierno. Un ala “dura” con Marcos Peña y Alfonso Prat Gay, y el mismo presidente, se encargó de apretar a gobernadores, sobre todo los peronistas, y secundariamente al propio Senado, argumentando que el proyecto de Diputados era lesivo a los intereses de las provincias porque las desfinanciaría. Por la otra, los ministros de apariencia más componedora, como Rogelio Frigerio y operadores como Emilio Monzó, de origen justicialista, aseguraban a esos dirigentes peronistas que la Nación mejoraría la oferta y se acercaría a pisos mínimos requeridos por los cambios que se imponen en el meneado tema ganancias.

Así las cosas hubo una pausa hasta mediados de la semana que empieza, por lo que incluso este fin de semana deben seguir las reuniones y negociaciones. Para el martes Abal Medina citó a la Comisión respectiva del Senado. Y Miguel Pichetto, cuya palabra está muy devaluada, dijo que hasta el miércoles espera noticias positivas de la Casa Rosada, de lo contrario habría sesión de la Cámara. Tales declaraciones no son muy convincentes, ni siquiera para senadores del bloque del FPV-PJ, como el neuquino Fuentes, que desconfía del rionegrino y dijo que una parte de sus pares votará sí o sí por el proyecto que viene de la Cámara Baja. Eso deja traslucir diferencias con la postura de Pichetto, sospechado de terminar haciendo la clásica maniobra: poner el guiño a la izquierda y doblar a la derecha.

Para el nervioso oficialismo han sido unos días que parecieron meses. ¿Aceptará finalmente elevar el mínimo no imponible a 38.000 o 40.000 pesos para el trabajador casado y con dos hijos, que sería la exigencia de mínima de los opositores, cuyo proyecto lo fijaba en 44.500?

Aun suponiendo que lo haga y que bajen los decibeles de la bronca de la oposición, y en forma medida, del sindicalismo –no así de sus bases- habrá quedado claro que la línea original del gobierno fue burlar sus promesas de campaña y presentar una propuesta indecente. Un eventual acuerdo de partes dejará mejor parada a la oposición, aunque el oficialismo jurará que lo suyo fue “diálogo y negociación”, que en la década anterior no existían.

Ninguna contemplación

En cambio, con quien el gobierno no abrió ningún tipo de negociación ni diálogo fue con Venezuela, a la que maltrató de la peor manera dentro del Mercosur.

Alegando que Caracas no cumplió con todas las normativas del mercado del sur, la reputada como “Triple Alianza” (esto es Argentina, Brasil y Paraguay, aunque Uruguay también puso lo suyo) terminó consumando una dura sanción. 
 
El procedimiento de los sancionadores estuvo viciado de nulidad, en el fondo porque Venezuela presentó pruebas de que desde su ingreso en 2012 había hecho suyas 1.114 normas del mercado. Y en la forma, porque en setiembre pasado, cuando el terceto intimó al gobierno bolivariano de que cesaría en su condición de miembro pleno, Venezuela presidía pro-témpore la entidad. Y los cancilleres auspiciantes de las sanciones no habían sido convocados a reunión por parte de aquella presidencia. No obstante, se reunieron y dieron el ultimátum: o cumplen el 100 por ciento o quedan afuera el 2 de diciembre.
Frente a tamaña agresión, Caracas presentó sus documentos y descargos en la secretaría permanente del Mercosur en Montevideo pero allí los cajonearon. Y la sanción siguió adelante, consumada este 14 de diciembre en Buenos Aires, cuando otra vez los cuatro cancilleres se auto convocaron a una reunión inválida y rechazaron la presencia de su colega venezolana Delcy Rodríguez, venida en la ocasión.
El resto ya se sabe. A la visitante no la dejaron participar de la reunión, porque los otros cuatro diplomáticos, de escaso valor y moral, estuvieron jugando a las escondidas con ella y con el canciller boliviano David Choquehuanca, solidario con Rodríguez. Además de eso, en el operativo policial en la puerta del Palacio San Martín un efectivo terminó golpeando de mala manera a Rodríguez.
De todas las coberturas contra Venezuela la más provocadora fue la de Clarín, firmada por Natasha Niebieskikwiat. Ella escribió: “Después de autoinvitarse, la funcionaria chavista protagonizó un show denunciando una agresión policial y culpando a Macri. Estuvo en el bunker de Cristina Kirchner”.
Luego justificó la represión: “Rodríguez comenzó a tuitear que ´los esbirros de Mauricio Macri´ la había maltratado físicamente, cuando en realidad, según fue testigo la prensa, uno de los problemas en los alrededores del Palacio San Martín fue en realidad que el ministerio de Seguridad no envió efectivos para actuar ante eventuales desbordes de la militancia que acompañó a la ministra hasta las puertas del ministerio”. O sea que la venezolana y su militancia amiga habían tenido la culpa de incidentes y no hubo ningún golpe policial. Se reactualizaba así el famoso “Clarín miente”.
En política lo más destacado de la controversia es que los mandatarios en pugna se dijeron de todo. En un discurso desde La Habana, Maduro defendió a su canciller y calificó a Macri de cobarde; posteriormente agregó las acusaciones de ladrón y oligarca. Diosdado Cabello, hombre fuerte de la administración bolivariana, había tenido expresiones similares, sugiriendo que el embajador argentino en Caracas debía hacer sus valijas.
A su turno el presidente argentino alegó que “lo realmente cobarde es someter a su pueblo de esa manera, con las restricciones que les hace, como a la libertad de expresión y tantas cosas”.
Ese tipo de ataques desde Olivos confirma que la sanción contra Caracas no fue por la causa invocada, de leyes faltantes de adecuación, sino por motivos políticos. Los gobernantes de la “Triple Alianza” se creen vestales de la democracia y tratan a su par bolivariano como una vulgar dictadura. Alguien vino sosteniendo esas acusaciones desde 1999 contra Hugo Chávez y luego contra Maduro. ¿Quién? El gobierno de Estados Unidos. Otros repiten como el loro esa letra compuesta en Washington.

Dime de lo que presumes…
Gente como Michel Temer, que es presidente gracias a golpe de Estado que impulsó junto con muchos congresistas acusados de corrupción, y Horacio Cartes, heredero del viejo imperio de la dictadura y corrupción de Stroessner, deberían hacer mutis por el foro en discusiones sobre democracia y derechos humanos. No lo hacen. Presumen de lo que carecen.
Tampoco se calla el mandatario argentino, que en estos últimos dos meses ha sido fulminado por resoluciones y reclamos del Comité de Detenciones Arbitrarias de la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, por la situación de Milagro Sala. Le han planteado en términos bien claros que esa dirigente social está detenida en forma arbitraria y tiene que ser liberada e indemnizada.
Ese reclamo es pertinente y vinculante por ser Argentina firmante de las convenciones internacionales de Derechos Humanos en que se fundan ambas entidades. Y sin embargo Sala sigue presa y esta semana comenzó el primero de los juicios en su contra, promovidos por el revanchista gobernador Gerardo Morales.
El macrismo está auto-encerrado, con dos posibles salidas que no serán soluciones. Si persiste en encarcelar a la jujeña, probará en el país y fuera del mismo que acá no se respetan los derechos humanos. Si la libera, habrá aceptado tácitamente que ella estaba presa por decisiones políticas, sin razones legales, y la salida de la cárcel operará como vigorizador del kirchnerismo y en general de la oposición. De allí también su negativa a abrir la puerta de la prisión de Alto Comedero. El miedo no es zonzo…
Por otro lado, la referencia presidencial a las supuestas restricciones a la libertad de expresión en Venezuela fue en el momento más inoportuno de la Argentina. Fue justo el día en que se conoció el vergonzoso fallo del juez Julián Ercolini cerrando la causa Papel Prensa y beneficiando a Magnetto, Herrera de Noble y Mitre, quienes se habían apropiado de esa empresa cuando la dictadura militar-cívica que ellos apoyaban tenía secuestrada ilegalmente y torturada a la familia Graiver-Papaleo, propietaria de la misma.
En los varios años que tuvo ese expediente, Ercolini no fue capaz siquiera de citar a indagatoria a los tres popes de medios, tal el poder casi omnímodo de estos monopolios de la desinformación respecto a la economía, el poder político, la (in) justicia y la opinión pública modelada.




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