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Las inundaciones agravan la situación humanitaria de comunidades indígenas en Colombia


Indígenas de la etnia embera wounnan han sufrido por la falta de comida y las consecuencias del conflicto armado. Faruk Saman/CICR/CC BY-NC-ND

Las fuertes lluvias, la presencia de grupos armados y el desplazamiento forzado causan estragos entre la comunidad indígena embera wounaan. Durante generaciones han vivido en las inmediaciones del río San Juan, en el sur de Chocó, una zona afectada por la violencia y la contaminación de las fuentes de agua por la minería.

La combinación de todo esto ha producido hambre y enfermedades entre la comunidad, que también se ha quedado sin cultivos. Por eso, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) llegó hasta esta apartada zona del país para llevar ayuda humanitaria de emergencia a 1.900 personas afectadas.





Mujeres wounaan realizan canastos y otras artesanías con fibra de palma de Werregue. Faruk Saman/CICR/CC BY-NC-ND

El censo de los caseríos afectados develó poblados con nombres únicos como Nuevo Haití, Unión Waimia, Estrella de Pángala, Pangalita, Munguido, Las Delicias y Barrios Unidos, sitios donde la inundación y los fuertes combates trajeron más destrucción.

Loaicer, padre de 7 hijos, relató como fue el día de la inundación más reciente: "El agua subió como una marea, repentina e imparable. Al final del día estaba a más de cinco metros de lo que uno normalmente ve".

Su conocimiento ancestral de la naturaleza le hizo pensar que el agua bajaría rápidamente, pero esta se tomó dos meses para retomar su nivel habitual. Durante ese tiempo vieron cómo sus cultivos, en especial los platanales que habían resistido la furia de las aguas, se derrumbaban con el paso de los días por la descomposición de sus raíces. Lo mismo sucedió con la yuca.

Sin embargo, la única preocupación de los embera no es la pérdida de lo sembrado, sino también la seguridad de sus hijos: los más pequeños podían ahogarse fácilmente en las aguas que ahora cubrían las trochas, canchas, cultivos, casas y los sueños de todos.





El CICR recorre habitualmente las riberas del río San Juan, en el Chocó. La zona había sufrido una inundación similar en 2011. Faruk Saman/CICR/CC BY-NC-ND

El río San Juan es uno de los tres afluentes más grandes del Chocó. En su recorrido avanza por zonas ricas en oro y platino que lo convierten en un lugar codiciado por la minería.

Los metales pesados y contaminantes que deja esta actividad hace imposible la pesca o contar con agua para consumo humano. "Tanta agua y no poderla usar", es un lamento común entre los ribereños.





En la zona del río San Juan, 1.900 personas afectadas recibieron ayuda humanitaria. Faruk Saman/CICR/CC BY-NC-ND

A mediados de diciembre un equipo del CICR emprendió el recorrido con cuatro lanchas y un barco que había sido cargado en Buenaventura con más de 4.000 mercados y elementos de aseo. La distribución se llevó a cabo en la zona comunal con la ayuda del gobernador indígena de Santa María de Pángala.

Sin embargo, la ayuda de emergencia no es suficiente. Esta región de la Colombia profunda necesita ayuda integral para que sobrevivir en condiciones dignas deje de ser un lujo.




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