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ACNUR alerta sobre la situación en Burundi ante la escasez de fondos

Niños y mujeres burundeses congregados en un refugio en un punto de encuentro para refugiados en Sange. © ACNUR/UNHCR/Eduardo Soteras Jalil

GINEBRA, Suiza, (ACNUR/UNHCR).- ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, reitera su preocupación sobre la inestable situación de Burundi, que sigue obligando a muchas personas a buscar seguridad en países vecinos. Desde abril de 2015, unos 410.000 refugiados y solicitantes de asilo se han visto obligados a huir de sus hogares. Cifras que continúan al alza.



Las personas refugiadas que llegan desde Burundi citan como motivos para huir las violaciones de derechos humanos, el miedo a ser perseguidos y la violencia sexual y de género. Sin señal alguna de mejoría en la situación política, se prevé que la población total de refugiados crezca a más de medio millón para finales de 2017, convirtiéndose potencialmente en la tercera mayor crisis de refugiados de África. Actualmente, es la República de Tanzania la que acoge a la mayoría de los refugiados burundeses, alrededor de 249.000, en tres campamentos superpoblados. Ruanda acoge a alrededor de 84.000 refugiados, Uganda 45.000 y la República Democrática del Congo (RDC) cerca de 41.000.

ACNUR ha actualizado sus necesidades de financiación para la situación en Burundi hasta los 250 millones de dólares, desde la cifra anterior de 214. Los recursos se necesitan urgentemente para proporcionar asistencia de emergencia a los recién llegados y ofrecer un apoyo adecuado a sus anfitriones. ACNUR ha recibido hasta el momento solo el 2% de los fondos que se precisan.

Las condiciones de vida de los refugiados en los países vecinos de Burundi son extremadamente difíciles. Las nuevas llegadas están llevando al límite la capacidad de recepción en los campamentos de refugiados, especialmente en Tanzania, Ruanda y RDC. Se necesita financiación inmediata para mejorar y construir nuevos asentamientos para así descongestionar los ya existentes y dotarlos de servicios básicos.

La educación de los menores refugiados se ha visto también severamente afectada, debido a que no es posible que el elevado número de estudiantes quepa en las aulas. En Tanzania se precisan alrededor de 600 nuevas aulas; muchos niños asisten a clase bajo un árbol.

En la RDC, por ejemplo, los centros de tránsito son incapaces de alojar a los refugiados que llegan, lo que les obliga a malvivir en condiciones extremas, normalmente sin refugio. La falta de financiación está limitando los esfuerzos de ACNUR para desarrollar un nuevo campamento para refugiados en Mulongwe en la Región de Kivu Sur en RDC.

Los campamentos superpoblados exponen a los refugiados a muchos peligros, especialmente a las mujeres y a los niños. ACNUR y sus socios han señalado los riesgos que existen en materia de protección y sanitaria, así como el de un brote epidémico de cólera.

Cantidades más pequeñas de refugiados burundeses han huido también a Kenia y a países del sur de África como Zambia, Mozambique, Malawi y Sudáfrica.

ACNUR hace un nuevo llamamiento a los donantes para que mantengan de forma continua su apoyo a los países que acogen a refugiados burundeses. También reitera a los países vecinos la petición de que permitan el acceso a quienes que huyen de la crisis en Burundi, y a no obligar a refugiados a retornar contra su voluntad.





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