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Macron: ¿Marketing o renovación?

OPINIÓN de Álvaro Cuadra.- Emmanuel Macron, el presidente de Francia, no ha dejado de sorprender a sus compatriotas y al mundo entero. Un candidato cuyo ascenso ha sido meteórico; un candidato que no se ha declarado ni de izquierdas ni de derechas, verdadera herejía política en el hexágono; un candidato, en fin, que ha llegado a la primera magistratura de su país dejando en el camino a los dos principales partidos políticos del establishment, socialistas y republicano.

Al afirmar que Macron plantea ideas de corte “socioliberal” pareciera que estamos ante un “oxímoron”, una figura retórica en la que concurren dos términos opuestos. Después de todo, tal y como nos enseñaron en la universidad, socialismo y liberalismo son dos tradiciones filosóficas, económicas y políticas que se oponen la una a la otra. Podríamos pensar, entonces, que se trata de un mero artilugio de “marketing político”, un nombre de fantasía para embobar a los electores. La otra posibilidad, la más interesante intelectualmente, es que el “socioliberalismo” es, finalmente, un síntoma de algo nuevo y distinto en el presente político de Europa. Examinemos, aunque sea muy sucintamente, esta última hipótesis

Tanto la derecha extrema de Marine Le Pen – en nombre del nacionalismo - , como la izquierda populista de Jean Luc Mélenchon – en nombre de los excluídos - ya han adelantado su respuesta. Macron, más allá de su pretendida visión “socioliberal” no es sino el rostro amable del gran capital financiero e industrial, de la globalización y de un proyecto europeo excluyente. No obstante, al examinar el “socioliberalismo” con atención, descubrimos que se trata de un discurso, eminentemente “pragmático”que se instala más allá de las grandes ideologías al uso.

Como sabemos, aquello que llamamos las ideologías, constituyen grandes relatos – metarrelatos – que ordenan el mundo. Así, Marx o Hegel son considerados padres de un relato crítico “diálectico”; mientras que los liberales en todos sus matices responden más bien a una crítica “aporética” La visión dialéctica se afinca en la “razón práctica”; la visión aporética lo hace desde una cierta “razón pura”; sin embargo, ambas reclaman un espacio trascendental de legitimación.

En las sociedades contemporáneas, pareciera que tales visiones están en declive. La “Ideologiekritik” y su trascendentalismo se enfrenta hoy a sociedades inmanentistas cuyo eje es la Información y el Consumo, en que prima la facticidad y la inmediatez. En un mundo que transita hacia una “Sociedad de la Información”, un mundo sin utopías a la vista, el “pragmatismo” opera en la pura inmanencia de flujos. En la “modernidad líquida”, como la denominó Bauman, el poder simbólico es informacional, y la experiencia cultural se aparta de todo trascendentalismo.

Macron viene a demostrar que, en la hora presente, es posible que un candidato que trascienda la clásica dicotomía entre izquierdas y derechas - declarándose “socioliberal” – sí puede llegar a ser presidente de uno de los países más importantes de Europa y del mundo. Macron ha sido posible ahora, en un mundo de redes; un mundo de “usuarios” y “consumidores” Un mundo de flujos que corroe, lentamente, las vetustas estructuras sociales y políticas (incluidos los viejos partidos, a la derecha y a la izquierda). Lo único claro, por el momento, es que la irrupción de Macron marca un antes y un después en la política del siglo XXI.


*Álvaro Cuadra es Doctor de la Université Paris-Sorbonne. Paris. Francia




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