Ir al contenido principal

Seis años de lucha, #6Añosdel15M



Colectivo Burbuja.- Seis años ya desde que todo cambió. Escucharéis decir que todo fue un bluff, que sólo éramos perroflautas con pájaros en la cabeza. Habrá quien aproveche las carencias de los “Gobiernos municipales del cambio” para desacreditarnos. Nosotras mismas constataremos con desencanto la decadencia de asambleas y manifestaciones. Como dirían los estudiosos del tema, “Se trata del fin del ciclo 15M”. Sin embargo, eso no significa que hayamos fracasado. Muy al contrario, hemos conseguido que todo cambie y que, casi con toda probabilidad, nunca vuelva a ser como era antes del 15 de mayo de 2011.

Habría mucho que escribir ( y algún día lo haremos) sobre todo lo que bullía por debajo de la superficie en los años anteriores a 2011, de gentes y colectivos que habían creado un caldo de cultivo que fue clave para la eclosión ciudadana del 15M. Habría que hablar de la crisis económica salvaje que propició que personas ajenas a la política ciudadana tomaran conciencia de la necesidad de participar en el movimiento. Habría que hacer muchos preámbulos para ser exactos. La cuestión es que hemos escrito tanto sobre esto, que todo estará ya, probablemente, escrito. Por tanto me dedicaré únicamente a defender la importancia, la victoria incluso, del movimiento 15M.
Durante estos seis años la agenda política se ha visto marcada por las que vienen siendo todas nuestras reivindicaciones: la corrupción política, la traición a la izquierda sociológica por parte del PSOE, los abusos por parte de la banca, la connivencia de las empresas del IBEX 35 con los políticos corruptos, el expolio de los bienes comunes, el recorte de todos nuestros derechos civiles y la falta de democracia real. Sin la persistencia de nuestras denuncias nunca se hubieran parado privatizaciones o continuado las investigaciones por corrupción. Y digo “nuestras” con todo el derecho, pues todo lo que se ha movido como colectivos ciudadanos, desde la lucha feminista contra la ley del aborto de Gallardón, pasando por las Mareas Ciudadanas o la PAH, puede decirse que es nuestro, de todas las que en 2011 tomamos conciencia de que había que tomar las riendas de nuestras vidas políticas. Porque, a fin de cuentas, el 15M no es más que eso, gente que abre los ojos y decide auto organizarse para defender sus derechos. El 15M es tan líquido y tan diverso, tan amplio y tan transversal, que resulta imposible de encasillar, de arrinconar, de cooptar, por mucho que lo intenten. Es precisamente ese carácter autónomo y autogestionado del universo 15M el que ha garantizado su pervivencia y lo ha protegido del sistema. No necesitamos permiso de nadie para organizarnos en la defensa de una causa, ni admitimos control de nadie. Esa es nuestra fuerza, aunque también nuestra debilidad, ya que es complicado gestionar acciones unitarias, por mucho que el espíritu común sea el mismo. Esa circunstancia es percibida desde fuera como un signo de muerte del 15M, sin darse cuenta de que ya nada volverá a ser como antes, que hemos ganado, puesto que hemos cambiado radicalmente la sociedad. Antes del 15M era impensable que se criticara abiertamente a los pilares del sistema, que en las colas de los bancos, en los mercados, en los bares, se escucharan nuestras denuncias o nuestros análisis. Es cierto que al sistema le salen defensores furibundos por doquier, pero ese es otro indicativo de nuestro triunfo. También es cierto que cada vez hay más gente resignada que ha perdido la esperanza, pero nadie dijo que esto fuera a ser fácil. Habrá que persistir, de modo que, cuando esa gente abra los ojos, encuentre un colectivo en el que volcar su fuerza. Persistir, esa es la clave para lograr los objetivos. Otro indicativo de nuestro triunfo ha sido cambiar la composición política en las instituciones, cambiar el lenguaje y hasta las vestimentas o los modos. Sólo una sociedad en cambio consigue eso. Lo que no deben olvidar los nuevos políticos que han llegado a las instituciones con nuestros votos es que no les hemos dado un cheque en blanco, que antes o después tendrán que responder ante nosotras. Existe un peligro real de que las instituciones del sistema los coopten, pero será difícil que eso se pase por alto, que no les pase factura. El 15M no es de nadie, es de todas las que lo sentimos. Puede que haya acabado su ciclo, pero no ha muerto, está en constante mutación y sólo un genocidio podría acabar con la transformación social que se inició hace hoy seis años.
Larga vida 15M




">


ARCHIVOS

Mostrar más


OTRA INFORMACIÓN ES POSIBLE

Información internacional, derechos humanos, cultura, minorías, mujer, infancia, ecología, ciencia y comunicación

El Mercurio Digital (elmercuriodigital.es) se edita bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra información es posible




AI FREE: DIARIO LIBRE DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL