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Siria: las escuelas producen alimentos en el patio del recreo 5h


Estudiantes atienden las hortalizas en su huerto escolar en Tartous

Roma - Con el inicio del curso la próxima semana en Siria, miles de niñas y niños en edad escolar podrán contar con un programa de educación alimentaria y nutricional que utiliza los huertos escolares para enseñar a los estudiantes la importancia de consumir frutas y hortalizas dentro de una dieta equilibrada y saludable.

Con casi la mitad de la población siria necesitada de ayuda alimentaria y unos 7 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, los niños de corta edad suelen ser los más vulnerables a la malnutrición, que puede tener efectos graves y duraderos en su crecimiento y desarrollo futuro.

“La actual crisis en Siria está teniendo un efecto devastador en la salud y la nutrición de toda una generación de niños”, ha advertido Adam Yao, Representante en funciones de la FAO en Siria. “Pero a través de estos huertos escolares –añadió-, los niños aprenden ahora los conceptos clave de la alimentación y la nutrición, a la vez que tienen acceso a frutas y verduras nutritivas”.








Escolares y sus profesores plantan lechugas en su escuela en Tartous, Siria. ©FAO/Zaki Khozam

Es la primera vez que se introducen huertos escolares en Siria en la escuela primaria, con 300 profesores que han sido formados en 17 escuelas, algunas situadas en zonas en conflicto como Alepo, Hama, Homs, Idleb y Damasco rural. A través del programa, más de 3 400 niños no sólo reciben formación sobre alimentación y nutrición, sino que también incrementan su consumo de frutas y hortalizas. La iniciativa forma parte de un programa más amplio –financiado con 6,5 millones de dólares EEUU por la Unión Europea- para reforzar la seguridad alimentaria en el país asolado por la guerra.

“Los huertos escolares son como un aula al aire libre, donde los niños aprenden de forma práctica”, explicó Yao, añadiendo que los beneficios van más allá del aula y el patio de recreo e incluyen a las familias y comunidades.

“Una nutrición adecuada es la primera defensa de un niño contra las enfermedades más comunes y es importante para que puedan llevar una vida activa y saludable”, según Yao.

“A menudo las escuelas –añadió- son el único lugar donde los niños adquieren importantes destrezas para la vida, por lo que estos huertos escolares son una herramienta poderosa no sólo para mejorar la nutrición de los niños, sino también para ayudarles a desarrollarse y crecer”.

Con los insumos proporcionados, cada escuela ha desarrollado un huerto escolar de cerca de 500 m2, equipado con depósitos de agua y un sistema de riego por goteo. Con el apoyo de la FAO y de una ONG local que se ocupa del día a día de la producción, los huertos escolares han producido en conjunto unas 12 toneladas de frutas y verduras.






La educación nutricional es vital. Escolares y personal de la FAO en una lección sobre nutrición en un huerto escolar en Hama, Siria. ©FAO/Wajdi Skaf

La educación mejora la eficacia de los programas de seguridad alimentaria

“Cada vez hay más evidencias de que la producción de alimentos por sí sola tiene poco impacto en los hábitos alimentarios, a menos que esté respaldada por la educación alimentaria nutricional. De la experiencia pasada hemos visto que la combinación de educación nutricional y horticultura tiene un impacto probado en la dieta”, señaló Ahmed Raza, Oficial de Nutrición y Sistemas Alimentarios de la FAO.

Por ese motivo el programa de huertos escolares de la FAO, financiado por la UE, promueve un enfoque de escuela completa en la educación alimentaria y nutricional, en el que el aprendizaje en el aula está vinculado a actividades prácticas, reforzado por un entorno escolar atento a la nutrición y la salud, que cuenta con la participación de todo el personal docente, las familias y la comunidad.

“En la escuela hemos aprendido sobre coles, pimientos, tomates, berenjenas, lechuga y muchos otros alimentos. También nos explicaron la pirámide alimentaria y todo sobre las vitaminas y cómo nos beneficiamos de ellas”, asegura Bilasan, una estudiante de quinto grado de la Escuela Primaria Bahaa Eddin Sajer en la gobernación de Damasco rural. La madre de Bilasan también está empezando a ver los beneficios de lo que aprende su hija: “en casa plantó fresas y cada mañana toma la manguera y riega las plantas y me dice esto es lo que aprendí en la escuela, mamá”.

El proyecto se está implementando con el apoyo de UNICEF y el programa de almuerzos escolares del Programa Mundial de Alimentos(PMA), y pronto se ampliará a otras 35 escuelas en Alepo y Damasco rural gracias a fondos adicionales del Gobierno de Japón.






Un exuberante huerto escolar en Tartous. Los alumnos cultivan pimientos, tomates, lechuga y berenjenas. ©FAO/Wajdi Skaf




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