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Yayo Herrero: "Las mujeres no estamos dispuestas a morir por algo, sino a vivir por ello"



Seminario Internacional: ‘Criminalización de la defensa de los Derechos Humanos en América Latina y Europa'

Abordaje feminista sobre la defensa del territorio y de los cuerpos de las mujeres en contextos de conflictividad social
Durante los días 4 y 5 de octubre tiene lugar el Seminario Internacional “Criminalización de la defensa de los Derechos Humanos en América Latina y Europa. Conflictos ecoterritoriales y luchas feministas” organizado por AIETI, Brigadas Internacionales de Paz (PBI) y Mundubat en coordinación con varias organizaciones que trabajan por la defensa de los derechos humanos en Europa y en América Latina, y con el apoyo de la Oficina de Derechos Humanos del MAEC  y el Ayuntamiento de Madrid.

El Seminario Internacional es una oportunidad para escuchar, de mano de las propias organizaciones, el impacto en sus vidas y sus comunidades, cómo se exacerban las diferentes violencias contra las mujeres o las formas de resistencia en el Sur Global y Norte Global para impulsar una respuesta articulada de organizaciones de la sociedad civil en América Latina y Europa.

Participan en el seminario: Mirtha Vásquez directora de Grufides, abogada del caso Maxima Acuña (Perú); Bettina Cruz Velázquez,  fundadora de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec en Defensa de la Tierra y el Territorio (México); Lolita Chávez Ixcaquic, lideresa feminista comunitaria integrante de la comisión política del Consejo Pueblos K’iche’ (CPK) (Guatemala), Omar Gerónimo de la Coordinadora Central Campesina Chortí Nuevo Día (CCCND) (Guatemala) ; Bertha Oliva del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) (Honduras), entre otras.

Madrid, Amecopress.- Sostener diariamente la vida dentro de un sistema que cotidianamente la ataca es tremendamente complicado. Las feministas lo saben. Por eso defienden los territorios y los cuerpos, encabezando luchas que cuestionan trasfondos ancestrales que sustentan un sistema cuya dirección es “morir matando”.


Foto AmecoPress


“Pero las mujeres no estamos dispuestas a morir por algo, sino a vivir por ello”, ha dicho Yayo Herrero López, ecofeminista, directora de FYHEM y activista de Ecologistas en Acción, en la mesa celebrada a primera hora de la mañana de hoy jueves, 5 de octubre, dentro del Seminario Internacional: ‘Criminalización de la defensa de los Derechos Humanos en América Latina y Europa', que se celebra en La Corrala, en Madrid.



Junto a ella, una enérgica Lolita Chávez Ixcaquic exponía con claridad el objetivo y la estrategia del feminismo comunitario: “hemos decidido liberar nuestros cuerpos y nuestros territorios del neoliberalismo, ese es nuestro caminio”.


Foto AmecoPress


La lideresa maya quiché forma parte de la coordinación del Consejo de Pueblos K'iche's (CPK), una organización que se enfoca en “la defensa de la vida, la Madre Naturaliza, Tierra y Territorio”. Pero no solo denuncia las violencias que se ejercen sobre el territorio-tierra, sino también las que tienen lugar sobre el territorio-cuerpo de las mujeres. Debido a la labor que realiza ha tenido que enfrentarse a numerosas agresiones, procesos de criminalización, actos intimidatorios y atentados contra su vida. El último fue el 7 de junio de 2017, cuando ella y varias integrantes del CPK sufrieron un ataque por parte de hombres armados, después de haber demandado a las autoridades pertinentes que revisaran las licencias de un camión que transportaba madera.


Patriarcado + neoliberalismo + colonialismo = violencia + violencia contra las mujeres

En su intervención ha denunciado al Estado de Guatemala “racista, excluyente, violento”, a las empresas transnacionales y también al patriarcado presente en su cultura y que hace que los mismos compañeros con los que comparten luchas y enfrentan a las empresas, “nos peguen y nos violenten en las camas”. Les voy a dar una fórmula: patriarcado + neoliberalismo + colonialismo = violencia + violencia contra las mujeres.

Lolita ha ofrecido el análisis de contextos locales, religiosos y mundiales en los que se desarrollan las luchas del feminismo comunitario, estableciendo conexiones y advirtiendo: los Estados están colapsados, son incapaces de dar respuestas, el modelo de vida que se nos impone desde las empresas es violento, el opresor los llevamos dentro. Frente a esto, la feminista ha abogado por “procesos de sanación” y “propuestas comunitarias que pueden dar luz al mundo”. Y ha enfatizado: “si nos quitan el amor nos quitan la vida y la libertad”.

Los modelos de vida han sido un tema recurrente en la mesa. Marusia López Cruz, integrante de la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (México) explicaba: “Es una obligación enfrentar a este sistema contra la vida, proteger a las defensoras, que están defendiendo al planeta de un modelo de destrucción que no es sostenible”. La defensora ha defendido el bagaje feminista de saberes y ha sostenido que es el “tejido social el que salva la vida”.
Tejido social y Feminismos

Esta protección comunitaria feminista tiene algunos rasgos destacables. En primer lugar, el conocimiento profundo de las dinámicas de poder, lo cual puede ayudar a construir metodologías de análisis de riesgo más acertadas. Además han construido sus propios mecanismos de seguridad, que se activan frente a las agresiones a los territorios, permiten proteger a las defensoras y defensores y expulsar las fuerzas violentas. En tercer lugar, saben construir estructuras de poder colectivo, asambleario, lo cual, además, permite por ejemplo, no individualizar los ataques: “cuantos más rostros seamos, les es más difícil a los agresores”. En este modelo encontramos procesos de resilencia y sanación, no solo del individuo, sino de toda la comunidad. “Son fundamentales para sanar y cohesionar la comunidad y para mantener la esperanza”.


Foto AmecoPress


Ahora bien, tal y como han explicado Lolita y Marusia, la necesidad de tener tejidos sociales fuertes, implica revisar las dinámicas de esos tejidos. “Esos tejidos también contienen discriminación y violencia, especialmente hacia las mujeres”. Reconocerlo y abordarlo es fundamental.

A la vez, en esos tejidos hay que poner a las mujeres en el centro. Por justicia histórica, porque juegan un rol fundamental en la defensa de la vida, por la fuerza y la capacidad de las mujeres, sus cuerpos y sus conocimientos feministas. Y eso implica también, sancionar las violencias machistas, poner el foco en los perpetradores y “proteger” a los Feminismos: “nos han dado mucho y a veces, los instrumentalizamos”, ha dicho Marusia.

“Las defensoras somos paradigmas éticos, por eso quieren neutralizar nuestro discurso”

Rocío es activista, escritora, profesora universitaria y periodista en temas de género, derechos humanos y relaciones entre cultura y poder. Hoy, en el marco del Seminario internacional ‘Criminalización de la defensa de los Derechos Humanos en América Latina y Europa’ ha presentado los resultados de una investigación realizada en Perú, acerca de ‘Mujeres y conflictos extraterritoriales’.

Una de las cosas fundamentales del trabajo es que está basado en los testimonios de víctimas de violaciones de derechos humanos, sobre todo, mujeres. Las personas que promueven la investigación cuestionan el modelo de desarrollo basado en el estractivismo. Se refieren a un “capitalismo por despojo” y a un conflicto en el que intervienen diferentes intereses que especulan con “nuestros territorios, con todas las implicaciones económicas, sociales, personales y espirituales que para nosotras tiene el territorio”.

Ese capitalismo por despojo se encuentra entramado con “un patriarcado dependiente” en el que las principales víctimas son las mujeres, ha explicado Rocío en su intervención, y ejerce un control sobre los cuerpos y todo lo que representa la vida, incluyendo el agua.

Además de los vínculos entre el “capitalismo por despojo”, el “extractivismo compulsivo” y el patriarcado dependiente, la feminista ha señalado que la propiedad de la tierra está en manos de hombres. “El territorio es percibido con una pertenencia tan íntima como el propio cuerpo por las defensoras”. Todas las conclusiones del estudio evidencian la necesidad de un cambio de modelo, hacia modelos sostenibles que hagan posible la vida.

En cuanto a la violencia, el 82 por ciento de las personas que han muerto en conflictos territoriales en Perú son varones. Pero las violencias sobre las mujeres son invisibilizadas. Las defensoras son criminalizadas, hostigadas y estigmatizadas sistemáticamente. “Además de acusarnos de antimineras terroristas, nos llaman putas. Esos discursos justifican que nos violenten”.

Las defensoras sufren encarcelaciones injustas, maltratos, insultos, violencia sexual. Buscan neutralizar su labor: “las defensoras son paradigmas éticos, en un mundo donde la ética se está viniendo abajo; por ello quieren neutralizar nuestro discurso”, ha afirmado Rocío.

La periodista ha denunciado también el poco apoyo de los propios compañeros, que las ponen al frente en las manifestaciones y luego en las negociaciones no cuentan con ellas. Frente a esto, la peruana ha destacado el liderazgo de las mujeres defensoras apoyado en un vínculo muy cercano con otras compañeras, muy persistentes en espacios locales, pero invisibles en espacios nacionales y en Latinoamérica. “Las alianzas y la sororidad entre mujeres rurales y urbanas, activistas, monjas, maestras, agricultoras, jóvenes, ancianas, es muy potente”.




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