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Tú me crees, ¿verdad?

CARTA de Elena Blasco Martin (​@EBlascoMartin​)​​, secretaria Confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras

Se supone que debería estar aislada, sin poder salir a la calle, llorando por las esquinas, medicada o encerrada; esta idea es la que ha llevado a algunos de los miembros de “la manada” a contratar un investigador privado para demostrar que la víctima está bien, ya que su comportamiento al parecer no se corresponde con el de una víctima de violación. Como si tal cosa existiera, más allá de algunas mentes corroídas por los estereotipos que sustentan el machismo.



¿Tan mal está todo, que pretenden ser indultados de un devastador y atroz acto de violación, por el simple hecho de presentar pruebas donde vemos que la víctima es capaz de salir de compras con una amiga? ¿Donde han quedado las pruebas e informes médicos? ¿No hay acaso mensajes de WhatsApp, imágenes, videos y testigos que dicen lo contrario?

Lo repugnante del suceso no es que ella lo haya superado como haya podido, lo indeseable de lo sucedido es el acto en sí; la dominación, el maltrato, el sometimiento, la crudeza de los actos, el placer que parece producirse al imponer miedo y dolor ajeno, la violación grupal. Ese es el acto que debe juzgarse, y no esquivar la responsabilidad culpabilizando a la víctima con argumentos como que estaba bebida, o había consumido drogas; incluso hemos llegado a escuchar explicaciones tan abochornantes como que “su comportamiento pedía caña”.

Estas y otras frases como “ligeritas de cascos”, “vas vestida para que te violen”, “llevas la falda demasiado corta”, “te pintas como una puta”, etc. son las frases que millones de mujeres oyen a diario. Micromachismos y machismos cotidianos que justifican actos, comportamientos, actuaciones y agresiones verbales y físicas de hombres convencidos de su superioridad.

Desgraciadamente esto no se queda aquí. Son habituales los sucesos que ensombrecen las fiestas patronales de muchas de nuestras ciudades, con ejemplares como “la manada”, o firmamentos desquebrajados por el “#MeToo”, congresos o Eurocámaras a las que llegan multitud de denuncias de abusos, acosos, vejaciones y un sinfín de actos violentos que mujeres de todas las clases y estatus económico han sufrido, sufren o lo que es peor son propensas a sufrir en un futuro. Esta lluvia incesante de denuncias demuestran que esta sociedad que llamamos desarrollada no actúa de manera contundente ante esta avalancha de​ sexismo.​

La sociedad debe condenar estos horribles actos.

Todas y todos debemos educar, sensibilizar y formar en igualdad.

Todas y todos debemos luchar para que el sexo sea algo que ocurre exclusivamente partiendo del respeto mutuo y aceptado voluntariamente y no la justificación de palizas, acosos, violaciones o muertes.

Elena Blasco Martin (​@EBlascoMartin​)​​ es secretaria Confederal de Mujeres e Igualdad de Comisiones Obreras




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