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Ucrania - MSF: Civiles que viven en la línea de frente de Opitne sufren estrés constante

"Los pacientes que hemos tratado en la zona sufren ansiedad y elevada presión arterial, viven en edificios destruidos y dependen de la ayuda humanitaria. La mayoría de ellos son ancianos que se resisten a abandonar sus hogares".

Galina Kovalchuk visita la clínica móvil de MSF en el pueblo de Pavlopil. 23 de septiembre de 2016.Maurice Ressel

La población civil de la localidad de Opitne, situada en la línea de frente que separa a las tropas gubernamentales de los separatistas prorrusos en la provincia de Donestk, en el este de Ucrania, está sometida a un estrés constante que se suma a la falta de acceso a asistencia sanitaria.

Sin transporte, aislados por el mal tiempo, sus habitantes -la mayoría ancianos- no tienen más opción que vivir con un estrés constante por el conflicto en la región. Además, y, por si esto fuera poco, los bombardeos alimentan la ansiedad y la depresión.

Estas afecciones agravan la precaria situación médica de Opitne, cuyos vecinos ya tenían que lidiar con dolencias crónicas, como enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes, sin acceso a asistencia sanitaria.

"Los habitantes de Opitne prácticamente se tienen que cuidar ellos mismos, se miden los unos a los otros la presión sanguínea y se automedican", explica Miriam Berry, coordinadora de operaciones de MSF en Donestk.

"Es, de lejos, la peor situación de desesperación que he visto desde que llegué aquí, en mayo de 2017", confiesa. "De los 10 pacientes que hemos atendido, la mitad tenía la presión arterial por encima de 200, lo que evidencia el constante estrés que soportan", ha señalado.

A pesar de las difíciles circunstancias a las que se enfrentan, los residentes en Opitne se resisten a abandonar sus casas. Muchos de ellos viven en edificios destruidos por los bombardeos y dependen de nuestra ayuda.
Después de dos meses de trabajo, hemos logrado acceder a Opitne, donde el pasado 14 de diciembre desplegamos una clínica móvil dotada de un médico generalista, un psicólogo y un enfermero. "Queremos examinar a todos los habitantes que necesiten atención sanitaria y darles medicación", ha apuntado Berry.
Contamos con clínicas móviles en 28 localidades de Donestk, con cuatro equipos en Mariupol y Kurakhove, y con especialistas en salud mental. La mayoría de los pacientes son mujeres mayoresde 50 años que sufren enfermedades crónicas.




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