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La Ley Mordaza cumple tres años



Greenpeace: Es hora de despedirnos de ella

En apenas dos semanas se cumplen tres años desde el que el Congreso aprobase la Ley Orgánica 4/2015, de Protección de la Seguridad Ciudadana, más conocida como Ley Mordaza.

El gráfico apelativo con el que fue bautizada por la sociedad civil desde un inicio, da pistas acerca del carácter restrictivo de derechos con el que esta ley vio la luz. Redactada en un contexto de fuerte contestación social frente a las políticas de recortes y los rescates a la banca, la ley mordaza nace para hacer frente a esta, sostenida bajo el mantra de la seguridad ciudadana. Justo en un momento en el que las encuestas del CIS revelaban que las principales preocupaciones de la ciudadanía giraba en torno a la corrupción (seguridad política e institucional) y a la crisis (seguridad económica y social) y no frente a amenazas a la “seguridad ciudadana”.

Así, la Ley Mordaza ha reconfigurado las posibilidades de protesta en el espacio público. El aumento exponencial de la cuantía de las sanciones, el articulado redactado precisamente para frenar las prácticas habituales de protesta (en desahucios o en manifestaciones frente al congreso, por ejemplo) y la amplia potestad que otorga a las fuerzas de seguridad para sancionar conductas de forma arbitraria sin pasar por la supervisión de un juzgado, ha castigado con dureza los bolsillos de las personas que se han atrevido a continuar ejerciendo el derecho a la protesta.

En este sentido, los datos que arroja el Ministerio del Interior sobre la aplicación de esta ley, nos hablan de más de 130 millones de euros de recaudación durante el primer año y medio desde su entrada en vigor. Solo en este periodo, se impusieron más de 25.000 sanciones relacionadas con el ejercicio de derechos civiles en el espacio público.

Para hacer frente a esta escalada “burorrepresiva”, que convierte la protesta en un lujo únicamente al alcance de algunas personas, Greenpeace ha creado las ProtestBox. A partir de ahora, podrás regalar a tus seres queridos la excitante experiencia de ejercer el derecho a la protesta, sin miedo a que la factura a la que tenga que hacer frente por ello acabe con su ilusión. Las hay para todos los gustos y situaciones: para las personas más aventureras que quieran hacer su protesta visible en las alturas, para quienes quieran llevar su protesta directamente al Congreso, para quienes se opongan a un desahucio, etc. Mira todas aquí »



¿Te ha sorprendido la propuesta? Pues la realidad supera siempre la ficción. En estos tres años, hemos podido leer en medios cómo varias personas han sido duramente sancionadas por compartir en redes sociales el hilarante vídeo de un policía obeso tratando de alcanzar a un caco -o por darle a “me gusta”, simplemente-, por caminar por la calle con un bolso decorado con la inscripción All Cats Are Beautiful o por comer pipas en tono desafiante frente a un agente de la autoridad.

La protesta no puede ser un lujo, un objeto de consumo. La protesta es un ejercicio de democracia, tan saludable para las personas que levantan la voz, como necesaria para la sociedad que las escucha. La democracia nace del diálogo en libertad, no de las mordazas que ahogan las voces críticas y diversas que se dan en su seno. De éstas se alimentan los regímenes autoritarios, que no escuchan a la ciudananía y negocian el futuro de nuestras sociedades en despachos cerrados.

Frente a ello, Greenpeace tiene marcado en su ADN la desobediencia civil, la acción directa no violenta y la resistencia pacífica como herramientas para conseguir un futuro más justo para las personas y el planeta. Por eso, y para ampliar el espacio democrático en el que todas las personas y organizaciones podamos levantar la voz, nos sumamos a la convocatoria de protesta contra la Ley Mordaza que este sábado 17 de marzo va a llenar las calles en más de treinta de ciudades de todo el Estado, como parte de la plataforma ciudadana No Somos Delito, que cuenta ya con el apoyo de más de casi doscientos colectivos y organizaciones sociales. Allí nos vemos, despidiéndonos de una ley que nunca tuvo que nacer. #GoodByeMordazas





Artículo por Javier Raboso




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