El teatro de las máscaras: un lenguaje mudo donde se expresan sentimientos con unas posibilidades "prácticamente infinitas"
Kulunka Teatro es una compañía fundada en 2010, que ha interpretado cerca de 700 funciones de André Dorine (2010) y Solitudes (2015) en 30 países "muy distintos" en los que se ha entendido "a la perfección" el mensaje de este teatro "mudo".
Un grupo de actores de la compañía española Kulunka Teatro, durante la representación de su obra "André y Dorine". La obra, un espectáculo enteramente gestual y sin palabras. EFE/Archivo
Santander, 14 ago (EFE).- Pese a disponer de un lenguaje "mudo", el teatro de las máscaras defiende que es capaz de proyectar un espectáculo "universal" en el que se cuentan historias y se expresan sentimientos con unas posibilidades "prácticamente infinitas".
Así lo han afirmado tres integrantes de la compañía Kulunka Teatro; el director artístico de André Dorine y Solitudes, Iñaki Rikarte, el asistente y actor Eduardo Cárcamo, y la actriz y fundadora del grupo, Garbiñe Insausti, que han mantenido un encuentro con periodistas con motivo del taller de máscara expresiva que imparten en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Kulunka Teatro es una compañía fundada en 2010, que ha interpretado cerca de 700 funciones de André Dorine (2010) y Solitudes (2015) en 30 países "muy distintos" en los que se ha entendido "a la perfección" el mensaje de este teatro "mudo".
"Cuando empezamos a trabajar con máscaras descubrimos un mundo que nos daba unas posibilidades prácticamente infinitas a la hora de contar historias y expresar sentimientos", reconoce Rikarte.
A su juicio, no poder decir palabras, más allá de tratarse de una dificultad más, permite al público disfrutar de un espectáculo "universal" que, de ser verbal, a veces supondría "perderse en el laberinto del lenguaje y las palabras".
Se trata de una "visión diferente" de contar historias con nudo y desenlace, señala Rikarte, que insiste en que, como las dificultades obligan a pensar distinto, se puede "llegar a lugares inesperados" que en ocasiones resultan de interés para el público.
Ser "esenciales" para que el público lo entienda es el objetivo de esta compañía, que ofrece, según su director artístico, obras con una estética "muy alejada de lo convencional".
Pese a ello, Cárcamo destaca que la temática que aborda la compañía gira en torno a lo cotidiano: la familia, el amor, la muerte, la pareja o la soledad, que, en su opinión, demuestran lo parecidas que son las personas y sus preocupaciones a uno y otro lado del mundo.
Tanto la fundadora del grupo como su director artístico recuerdan que llegar al mundo de las máscaras fue una decisión "muy intuitiva" porque no tenían experiencia previa en ese lenguaje.
"Descubrimos un lenguaje universal para contar una historia universal que nos ha llevado (...) a comprobar que con el lenguaje de la máscara se puede llegar a públicos muy distintos", subraya Insausti, quien también señala que las historias se han entendido "a la perfección" en países tan dispares como España, China o Turquía.
Un grupo de actores de la compañía española Kulunka Teatro, durante la representación de su obra "André y Dorine". La obra, un espectáculo enteramente gestual y sin palabras. EFE/Archivo
Santander, 14 ago (EFE).- Pese a disponer de un lenguaje "mudo", el teatro de las máscaras defiende que es capaz de proyectar un espectáculo "universal" en el que se cuentan historias y se expresan sentimientos con unas posibilidades "prácticamente infinitas".
Así lo han afirmado tres integrantes de la compañía Kulunka Teatro; el director artístico de André Dorine y Solitudes, Iñaki Rikarte, el asistente y actor Eduardo Cárcamo, y la actriz y fundadora del grupo, Garbiñe Insausti, que han mantenido un encuentro con periodistas con motivo del taller de máscara expresiva que imparten en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Kulunka Teatro es una compañía fundada en 2010, que ha interpretado cerca de 700 funciones de André Dorine (2010) y Solitudes (2015) en 30 países "muy distintos" en los que se ha entendido "a la perfección" el mensaje de este teatro "mudo".
"Cuando empezamos a trabajar con máscaras descubrimos un mundo que nos daba unas posibilidades prácticamente infinitas a la hora de contar historias y expresar sentimientos", reconoce Rikarte.
A su juicio, no poder decir palabras, más allá de tratarse de una dificultad más, permite al público disfrutar de un espectáculo "universal" que, de ser verbal, a veces supondría "perderse en el laberinto del lenguaje y las palabras".
Se trata de una "visión diferente" de contar historias con nudo y desenlace, señala Rikarte, que insiste en que, como las dificultades obligan a pensar distinto, se puede "llegar a lugares inesperados" que en ocasiones resultan de interés para el público.
Ser "esenciales" para que el público lo entienda es el objetivo de esta compañía, que ofrece, según su director artístico, obras con una estética "muy alejada de lo convencional".
Pese a ello, Cárcamo destaca que la temática que aborda la compañía gira en torno a lo cotidiano: la familia, el amor, la muerte, la pareja o la soledad, que, en su opinión, demuestran lo parecidas que son las personas y sus preocupaciones a uno y otro lado del mundo.
Tanto la fundadora del grupo como su director artístico recuerdan que llegar al mundo de las máscaras fue una decisión "muy intuitiva" porque no tenían experiencia previa en ese lenguaje.
"Descubrimos un lenguaje universal para contar una historia universal que nos ha llevado (...) a comprobar que con el lenguaje de la máscara se puede llegar a públicos muy distintos", subraya Insausti, quien también señala que las historias se han entendido "a la perfección" en países tan dispares como España, China o Turquía.
