OPINIÓN de Manuel Humberto Restrepo Domínguez. - La verdad en Colombia de tanto ser derrotada por las elites en el poder, que imponen su visión del mundo y definen lo que se debe contar, olvidar o recordar, a fuerza de ser derrotada, pasó de ser un imperativo ético personal, útil para construir la sociedad justa, a convertirse en un derecho individual y colectivo, que tendrá que ser defendido en un campo de batalla político-ético-social, para conquistar su real existencia. La verdad compuesta por la armonía del decir, hacer y pensar, hace parte de la caja de herramientas del país que quiere abandonar definitivamente la guerra y sus consecuencias, para. Enfrentar a las elites que se niegan a dejarla pasar, bien porque sus prácticas demuestran que su vida no trascurre gracias a la paz del colectivo, ni tienen interés por buscarla, o porque sus comodidades dependen de los privilegios que obtienen del estado que los protege, cuida e invierte cuantiosas sumas para proveerlos del bienestar p