OPINIÓN de Emilio Cafassi, Argentina. - En la noche de hoy quedará despejada la ceñida duda que las encuestadoras mantienen sobre el devenir inmediato argentino: si el oficialista Scioli gana en primera vuelta y se consagra como futuro presidente, o en su defecto deberá esperarse casi un mes más para la celebración de un ballotage. En esta semana continuaron ratificándose las particularidades de la cultura política argentina, sobre las que tuve ocasión de escribir en las últimas semanas, en particular, el fenómeno de “borocotización”. El más rutilante de los casos, aunque no único, es el del ex precandidato a la gobernación de la provincia de Buenos Aires por el massismo, el multimillonario De Narváez, quien durante mucho tiempo fue punta de lanza de la oposición al kirchnerismo desde todos los espacios políticos posibles a la derecha del oficial. El sorprendente fundamento utilizado fue que él es peronista, lo que no es muy novedoso ya que dicen serlo también sus hoy adversarios Massa