OPINIÓN de Emilio Cafassi. - El aún abierto Congreso Rodney Arismendi del Frente Amplio uruguayo (FA) debería ser un punto de inflexión en su rica historia, no sólo por el carácter trascendente de la iniciativa que lo convocó -nada menos que la reforma de la constitución nacional- sino además por la oportunidad que inaugura para repensar críticamente su arquitectura organizativa y fundamentalmente sus canales de comunicación. El cuarto intermedio finalmente resuelto luego de un fuerte contrapunto de argumentaciones fue tanto una expresión de la necesidad de continuación de los debates, cuanto un síntoma del malestar al interior de la fuerza política, que contrasta con el exultante y acrítico discurso del Presidente Miranda. No podría ser de otro modo: los comités de base, están expuestos a la más inclemente intemperie organizativa, librados a su propia suerte e iniciativa y obligados a intervenir sin líneas directrices ni estímulo a la elaboración política. Cuando por impulso propio pr