OPINIÓN de Emilio Cafassi. - El huracán Trump ya amenaza con convertirse en devastación aunque, como con los ciclones con nombre propio que los estadounidenses sufren con frecuencia, no se sepa con certeza el curso futuro y la potencia concreta de sus efectos. Mientras al día siguiente de su asunción multitudes se hacían presentes en movilizaciones -aún fuera de sus fronteras- para denunciar su misoginia, racismo y desprecio, su primera reacción fue visitar la CIA para agradecer las acciones de sus agentes. Ya pasados unos días fue por más al deslizar que la técnica de tortura llamada submarino “funciona” y que no lo va a impactar frente a las prácticas medievales del ISIS. El mismo día, The New York Times y The Washington Post difundieron un supuesto borrador de “orden ejecutiva” que establecía la reapertura de las prisiones clandestinas de la CIA (aquellas distribuidas en países europeos y árabes) que habían sido prohibidas, aunque el documento fue desmentido por el vocero oficial S