OPINIÓN de Julio Ortega.- La España con la que juramos acabar Por el recto de Europa van entrando supositorios, capsulita tras capsulita, procedentes en apariencia de diferentes laboratorios pero con una Junta de accionistas común para todos ellos. Son las franquicias del Estado. Y ese esfínter peninsular llamado España que, cual agujero negro, todo lo admite, sufre en silencio las hemorroides de su ignorancia y su mansedumbre. O puede que no tanta mansedumbre, ni tanta ignorancia ni silencio ya. Y puede que algunos que no fueron capaces de ver agitarse las antorchas al otro lado de las ventanas pronto perciban el olor y griten el dolor de su piel quemada. En aquellos países que se dicen avanzados el pasado se exhala y el futuro se inhala para llenar el pulmón social de un aire cada vez menos viciado. Aquí el ciclo de la respiración funciona al revés porque hasta para eso dispone de poder un Consejo de Ministros del PP. No tiene suerte la Ilustración en España y cada vez que