OPINIÓN de Mauricio Castaño H Foto: Minería ilegal en el río Bebaramá en el Chocó El minero es duro. Se rompe el lomo para llevar un bocado a su mesa. La mina lo ha hecho fuerte. Romper la mina exige fuerza y brusquedad. La mina ha moldeado al minero. La mina hoy está aquí, mañana estará más allá, por eso la itinerancia del minero, su casa es de paso, no piensa echar raíces en la tierra, su morada apenas sirve para protegerse de las inclemencias del clima, apenas cuatro palos, algunas tablas o plásticos laterales, otras tantas hojas de zinc para techar. Pero hay más, la minería ilegal o informal hace otro tanto en la configuración espiritual del minero, en el socavón cada día es una batalla ganada a la muerte. Y por eso en su solaz se vive intensamente como si fuera el último día, cómo si fuera el último minuto de su vida, se vive a todo dar, la dureza se ablanda en la cantina con el relax del licor, la música y las meretrices. “El hoy es mañana y es ayer.” Borges. La dureza del mine