OPINIÓN de Mauricio Castaño H ., Colombia.- El crimen organizado, las rentas criminales es la mayor preocupación de alcaldes y gobernadores de esta Colombia. Su confesión hecha al presidente de la república es ya una manifestación de impotencia ante esta epidemia de violencia y muerte a la que nos someten a diario los pillos, los matones de barrio. Recuerdo el irónico chiste del hijo que varias veces tenía que ser despertado por su señora madre para que fuera al colegio. Se resistía a levantarse alegando cualquier excusa como cinco minutos más de modorra, otra perecita más... Hasta que se sincera: Mamá yo no quiero ir allá porque todo el mundo se burla de mí, los profesores y estudiantes. Mijo, responde su madre, tiene que ir porque usted es el rector del colegio. El chiste evidencia la falta de legitimidad de las figuras de gobierno, igual a como sucede con los mandatarios, no saben qué remedio hallar frente a la epidemia criminal que invade cada esquina, cada metro cuadrado de la ciu