"Mi sueño era llegar a Sudáfrica, es por lo que he trabajado durante años. Sabía que iba a ser difícil, pero nunca pensé que iba a terminar aquí. Creía que los africanos eran todos hermanos. Pero aquí... aquí no lo parece" •elmercuriodigital ▫ Umberto Pellecchia*.- Lo peor es la noche. El calor que emana de docenas y docenas de cuerpos es tan sofocante que es literalmente palpable. Los hombres se aprietan unos contra otros sobre el suelo de cemento, con menos de medio metro cuadrado de media para cada uno de ellos. Hacinados como si fueran gallinas en un corral industrial durante quince horas al día, los internos se sientan en filas, con la cabeza sobre las rodillas, o tratando de apoyarse de vez en cuando sobre el hombro de un vecino. Esta es la dura realidad que encontramos en la prisión de Maula, situada en Lilongwe, la capital de Malawi. Construida para albergar a 800 presos, a este recinto le estallan las costuras, pues ya alberga a 2.650. Entre esta población dese