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MediCuba, 25 años de una solidaridad diferente

“Por una visión de la cooperación horizontal, respetuosa, sin euro centrismo”


Sergio Ferrari.- Un cuarto de siglo después de su fundación mediCuba Suiza acaba de celebrar sus cinco lustros de existencia ¿Adultez juvenil o juventud madura de esta ONG especializada en un sector, la salud, y en un país, Cuba? Fundamentalmente, se trata de una obstinada convicción en la importancia de la solidaridad en un planeta globalizado en el cual un 1% de los habitantes concentran la mayor parte de la riqueza, tal como lo subraya en esta entrevista el Doctor Martin Herrmann, especialista en cirugía general y co-presidente desde 2010 de la asociación.



“Me parece vital ayudar a promover una visión igualitaria y horizontal de las relaciones entre naciones y pueblos. Promoviendo el intercambio de saberes y experiencias en todas las direcciones y quebrando cualquier tipo de paternalismo euro centrista”, subraya Herrmann, durante muchos años jefe del servicio de cirugía del Hospital de Moutier (Jura) y en la actualidad consultor en instituciones sanitarias de Château-d’Oex y Le Sentier en el Cantón de Vaud.

P: ¿Alguno de los logros principales de estos cinco lustros?
Martin Herrmann: Tal vez, el haber facilitado al Centro de Inmunología Molecular (CIM) de La Habana sus primeros equipos que financiamos parcialmente. Pero lo esencial fue el trabajo político para convencer al Gobierno suizo que permita las exportaciones del equipo principal, en medio del bloqueo, de las presiones estadounidenses y de la Unión Europea. Esto permitió al CIM destacarse tanto en la investigación como luego en la producción de medicamentos, que hoy hasta los mismos Estados Unidos quieren conseguir. Por ejemplo, la vacuna contra el cáncer de pulmón. Lo que prueba la decisión de ese pequeño país caribeño que desde siempre ha considerado la salud y la investigación como prioridades esenciales.


P: ¿Lograron transmitir la información sobre ese tipo de proyectos a la ciudadanía helvética?
R: Quisiera mencionarlo como un segundo logro de importancia. El haber asegurado una información sistemática sobre Cuba, especialmente en el terreno de la salud y haber podido contrarrestar parcialmente la desinformación promovida por los grandes medios internacionales de prensa. Esa información de primera mano, totalmente confiable y con fuentes directas, fue lo que permitió incluso ganar la confianza de la cooperación oficial suiza y obtener fondos para nuestro programa de sostén al sistema de salud cubano.

P: ¿Cuál es su lectura de la actual realidad cubana y de los desafíos de solidaridad?
R: Aunque evidentemente Cuba sufre las consecuencias de la globalización de capitalismo como cualquier país, hasta hoy ha logrado promover políticas emancipadoras y solidarias. Algunas de las cuales se conocen ampliamente, especialmente en el terreno de la salud, de la educación y en cuanto a la sensibilidad cubana hacia los desastres y crisis que confronta otras naciones. Sea en el terremoto de Haití, en 2010, sea en la incontrolable epidemia del Ébola en África o muy recientemente luego del terremoto que azotó a México en septiembre pasado. A pesar que Cuba misma había sido fuertemente azotada por el Huracán Irma que devastó algunas de sus provincias. Casi en paralelo hizo frente a las consecuencias internas del huracán y envió especialistas solidarios a México.
Los retos actuales de Cuba siguen siendo enormes. En primer lugar, económicos, debido esencialmente al bloqueo y sus corolarios, tan claramente enunciados en la declaración 71/5 de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Desafíos ambientales, debido al calentamiento global y cambios climáticos. Y también en el terreno político-ideológico. ¿Cómo logrará esa pequeña nación caribeña enfrentar la lógica económica hegemónica dominante tan implantada en nuestros países europeos y del norte? ¿Cómo logrará el país mantener la conciencia política y solidaria, especialmente de su juventud, ante la desaparición generacional de los revolucionarios históricos? Son preguntas… Pero atención, no es a nosotros, desde Europa, decidir sobre el presente-futuro del pueblo cubano. Eso lo hicieron y lo tratan de hacer los gobiernos arrogantes del auto-definido primer mundo. A nosotros nos toca acompañar activamente, con ayuda, discusiones y debates - y en el marco de un profundo respeto- el desarrollo propio de la sociedad cubana.


P: En ese mundo globalizado al cual se refiere, ¿no es un poco estrecho dedicarse a apoyar a un solo país y un solo sector específico, como el de la salud?
R: Si un país en el mundo no se queda con lo que recibe es Cuba. Para nosotros apoyar a Cuba es sostener una visión global de la solidaridad. Solo en el terreno de la salud que es el que mejor conozco, Cuba sostiene de una u otra forma a más de 60 países. Y ofrece estudios de medicina de alta calidad a decena de miles de estudiantes originarios de naciones que no pueden o no quieren ofrecer tales estudios a los sectores más humildes de su población. No es casualidad que en organismos internacionales las competencias cubanas son altamente reconocidas y su actitud es considerada como ejemplar. Lamentablemente, esa actitud solidaria es poco mencionada en los grandes medios internacionales de comunicación, en especial por causas políticas. No creo, entonces, para subrayarlo, que nuestra cooperación se limite a Cuba porque ella se multiplica. En cuanto al sector médico/sanitario, es el que mejor conocemos como organización.

P: ¿Cómo proyectan el trabajo de mediCuba para los próximos cinco o diez años?
R: El actual sistema mundial dominante destruye más que construye. Lo vemos en las consecuencias sociales y climáticas para la humanidad y la tierra. El consumo de los recursos supera enormemente lo que la tierra nos puede brindar. Con el agravante que los que más usufrutuan de las riquezas a nivel planetario constituye apenas un escaso 1 % de la población. Vemos un desequilibrio y polarización sociales enormes y crecientes. Para superar este diagnóstico preocupante, debemos unirnos más allá de las fronteras nacionales para cambiar la relación de fuerzas. Y lograr que las instituciones públicas de nuestros países sean cada vez más activas en la solidaridad internacional. Y eso es lo que espero para Cuba. Que los intercambios, las ayudas, se hagan cada vez más entre instituciones, entidades, municipios, provincias-cantones, ministerios públicos, escuelas y universidades. Y que podamos avanzar en un nuevo rol de generador de iniciativas, de acompañantes y animadores de la cooperación. Estoy convencido que solo la solidaridad internacional puede asegurar la sobrevivencia de la especie humana.




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