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Personas heridas de guerra en Mosul: meses de agonía a la espera de tratamiento médico

"Pisé un artefacto explosivo improvisado y perdí el conocimiento. Desperté en un hospital en Hamán al Alil (a unos 30 kilómetros al sur de Mosul). Los doctores tuvieron que hacerme transfusiones de sangre, unas 19 bolsas en total. Algunas de mis hijas también sufrieron heridas de metralla".


Zainab pisó un artefacto explosivo cuando huía de los combates en la capital iraquí. Ha sufrido 15 operaciones en la pierna y un año de sufrimiento. En Mosul, el acceso a la atención médica es una lucha diaria.


Zainab* pisó un artefacto explosivo sin detonar cuando corría por las calles de Mosul tratando de huir de los combates entre el Estado Islámico (EI) y las fuerzas iraquíes. Horas después, se despertó en un hospital en el sur de Mosul.

Tenía una fractura grave en la pierna y había perdido mucha sangre. Durante todo el año pasado, Zainab ha sufrido enormemente intentando acceder a un centro médico en la ciudad donde recibir tratamiento para su fractura.

Pero un año después del fin del conflicto, Mosul aún está en proceso de recuperación y los centros sanitarios para los heridos de guerra escasean.

Ahora, Zainab recibe tratamiento en nuestra unidad quirúrgica y de atención postoperatoria en Mosul oriental.

Esta es su historia.

"Tengo 45 años y vivo en el oeste de Mosul. Tengo cinco hijas y dos hijos. Mi hija mayor está en el último curso de la escuela secundaria y los demás también están en secundaria. Pero mi hijo mayor no va a la escuela. Antes de la llegada del Estado Islámico (EI), sí iba, pero después ya no pudo ir más. No ha regresado desde entonces.

Cuando llegó el EI, tuvimos que huir de nuestra casa y nos mudamos con mi padre. Tenía una casa de dos pisos. Mis padres vivían en el segundo piso y nosotros en el primero, con nueve personas en una habitación. Todavía vivimos en esa habitación. Han pasado cuatro años.

El 11 de abril de 2017, huimos de nuestra casa y nos separamos de mi familia. Pisé un artefacto explosivo improvisado y perdí el conocimiento. Desperté en un hospital en Hamán al Alil (a unos 30 kilómetros al sur de Mosul). Los doctores tuvieron que hacerme transfusiones de sangre, unas 19 bolsas en total. Algunas de mis hijas también sufrieron heridas de metralla.

Cuando desperté en Hamán al Alil y me di cuenta de que estaba herida, acepté la realidad. Pensé en mi familia; me preocupaba qué les podría haber sucedido. Pero después me dijeron que estaban bien. Me alivió saber que solo era yo.

Me quedé en ese hospital durante un mes y cuatro días, donde me pusieron una fijación externa en la pierna. Luego me trasladaron al hospital Al Salam, en el este de Mosul, pero me dijeron que no podían tratarme, y desde allí me llevaron a casa de mi padre.

Cuando llegué allí, no tenía medicamentos. Pero venía una enfermera, me limpiaba la herida y me cambiaba el vendaje. Fue así durante un tiempo y la herida mejoró.

La fractura de Zainab persiste

Después fui a otro médico y me dijo que necesitaba una operación. Tomó parte del hueso de una pierna y lo puso en la otra. Tras la operación, mis huesos comenzaron a degradarse y cualquier movimiento, por pequeño que fuera, me dolía. La fractura en mi pierna persistía.

Fui a un médico privado, y de agosto a septiembre de 2017 lo visité regularmente. Dijo que necesitaba otra operación porque el hueso todavía estaba fracturado y estaba perdiendo volumen.

El médico privado retiró la placa interna que había dentro y la herida mejoró. Ya me podía mover con muletas. Pero luego algo sucedió y me rompí el hueso. Después de eso, durante dos meses, estuve viendo a otro médico privado.

Hizo una operación de sustitución ósea y colocó una fijación interna. Fue una operación de cuatro horas. Costó un millón de dinares iraquíes (unos 715 euros). Una semana después de la operación, la herida se infectó. La infección se debió a la mala higiene del hospital, estaba sucio y mugroso. El doctor me prescribió fármacos, pero no mejoré. Otro médico me derivó a este centro de atención postoperatoria de MSF.

Después de llegar aquí, me operaron. Dijeron que la infección venía de dentro, de la fijación interna. Mi herida comenzó a supurar y todo fue por la operación que el médico privado me hizo. El otro hueso que insertó en mi pierna también se infectó. Me quitaron la fijación interna, limpiaron la herida y tomaron una muestra para analizarla. Cuando tuvieron los resultados, me prescribieron medicación.

15 operaciones en una sola pierna

Hasta el momento me he sometido a unas 15 operaciones en la pierna. Cuando el médico privado me operó, dije que esa sería la última operación, y pensé que ya estaría lista. Pero la operación no salió bien y comenzó a infectarse. Luego vine aquí y me operaron dos veces más, y todavía me quedan tres operaciones más para solucionar el problema.

La situación sanitaria en Mosul es tan mala porque todos los hospitales están destruidos. Desde mi lesión, no hemos visitado ningún hospital público, solo hospitales privados.

La lesión ha cambiado mi vida entera y me ha dejado exhausta tanto a mi como a mi familia. Cada vez que me operan espero que sea la última.

*Nombre ficticio para proteger su identidad.





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