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RSF: Las nuevas reglas de Trípoli ponen en peligro la vida de periodistas

Reporteros Sin Fronteras pide al Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, en sus siglas en Inglés) que deje de obstaculizar y poner en peligro el trabajo de los periodistas libios y extranjeros que trabajan para medios internacionales.

Archivo/ Youtube
La disponibilidad de los medios extranjeros para operar en Libia ha disminuido dramáticamente. La situación, deteriorada desde que el gobierno del GNA del Primer Ministro Fayez al-Sarraj tomara el poder en marzo de 2016, se ha vuelto prácticamente imposible tras el reportaje de la CNN de noviembre de 2017 sobre la venta de migrantes como esclavos en Siria.


“Va a parecer increíble, pero me parecía mucho más fácil trabajar bajo la Libia de Fajr y el caos que reinaba entones”, afirma una corresponsal de varios medios extranjeros. Como otros periodistas contactados por RSF, ha pedido no identificarse por miedo a que la prohiban trabajar en Libia de una forma permanente.


El GNA encuentra constantemente nuevas formas de obstaculizar a la prensa, incluidos los retrasos en conceder visados y acosos frecuentes. Todos los reporteros contactados por RSF coinciden en que su trabajo se ha vuelto más duro desde el gobierno de Sarraj.


Obtener un visado


Obtener un visado se ha vuelto un proceso lento, laborioso, caro e impredecible desde marzo de 2016. Hasta entonces, los periodistas extranjeros podían obtenerlo a través del consultado de Túnez donde presentaban una solicitud al Departamento de Medios Extranjeros (FMD) del ministerio de Exteriores libio.


Pero ahora es diferente. “Aunque el consultado de Túnez insiste en que sigue emitiendo visados para medios extranjeros, el procedimiento estándar en la actualidad requiere enviar una solicitud al Departamento de Medios Extranjeros en Trípoli y seguir el proceso con el FMD”, explica un periodista.


“Incluso cuando el FMD nos dice que nuestra solicitud ha sido aceptada, el consultado dice que no ha recibido ninguna confirmación, y cuando le pedimos al FMD que nos mande una copia de la aceptación de nuestra solicitud por correo electrónico o postal, para poder mostrársela al consulado, normalmente se niegan alegando que va contra las normas. Como resultado, ningún compañero ha podido viajar a Libia el último año”


Esta situación ha forzado a los periodistas a pedir los visados a través de las representaciones diplomáticas en varias ciudades europeas, sobre todo París, donde los antiguos funcionarios del consulado libio ofrecen sus servicios como intermediarios por 150 euros.

Acoso y obstrucción burocrática


Si se otorga finalmente un visado, informar sobre el terreno en Libia se ha convertido en un enorme reto. Cualquier iniciativa, visita o entrevista necesita de uno o varios permisos. Un reportero ha contado cómo necesitó diez días para obtener una autorización para visitar un campo para migrantes el pasado mes de diciembre, una visita que ya informó que deseaba realizar cuando presentó su solicitud de visado. Esperó en vano, porque necesitaba un número extraordinario de diferentes permisos, que nunca obtuvo.


Otra periodista explica que incluso obtener permiso para hacer entrevistas en la calle le había llevado una cantidad absurda de tiempo. “Tuve que esperar ocho días para una autorización para hablar con personas de Trípoli, aunque tenía un visado de sólo 15 días”, cuenta. “También necesitas un permiso para dejar la ciudad, para hablar con un grupo de ciudadanos, o para hablar con un alcalde. Olvida los campos de migrantes”.


A finales del mes pasado, el FMD rescindió las acreditaciones del todos los corresponsales para medios extranjeros con sede en Trípoli alegando que estaba creando nuevos procedimientos. Según una copia de las nuevas reglas a las que ha tenido acceso RSF, ahora se les exigirá llevar una vestimenta con la palabra “Press” visible y el logo AMD, además de dar sus micrófonos para “inspección”. “Estas nuevas normas ponen la vida de los periodistas más en peligro si cabe al convertirles en blanco visible para milicias armadas”, advierte Souhaieb Khayati, responsable de la oficina del norte de África de Reporteros Sin Fronteras.


Algunos corresponsales libios para medios extranjeros cuentan los acosos que han sufrido. Pidiendo anonimato por miedo a represalias, uno de ellos asegura haber sido amenazador el director del FMD e incluso citado para ser interrogado. Los periodistas extranjeros ahora son acompañados por agentes que dicen trabajar para los servicios de Inteligencia que vigilan a todos los sitios donde van y todo lo que dicen. “En el FMD me dijeron que era necesario desde el reportaje de la CNN, y que el gobierno ya no podía permitir a los periodistas trabajar por su cuenta”, asegura un reportero. Otro afirma que los acompañantes tienen un control total sobre los periodistas.


“El gobierno de Sarraj no tendrá éxito en dar una imagen positiva de Libia acosando a periodistas y medios extranjeros”, afirma Khayati. “A pocos meses de unas elecciones generales, el gobierno necesita dar pruebas de apoyo a la libertad de informar, para que pueda tener lugar un debate democráticos. Con este fin, los periodistas y medios de comunicación deben poder cumplir plenamente su papel”, añade.


Libia ocupa el puesto 162 de los 180 países que conforman la actual Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa elaborada anualmente por Reporteros Sin Fronteras.


Consulta más información sobre Libia en el Informe Anual elaborado por RSF-España.




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