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El agua y el barro echan a perder los materiales escolares en Filipinas

“Nuestros libros están empapados. Se han echado a perder”. Jonna tiene 10 años y estudia en la escuela Santa Cruz de Libon, en la provincia de Albay, en Filipinas. Tres semanas después de las fuertes lluvias provocadas por la tormenta Usman, que provocó inundaciones catastróficas y deslizamientos de tierra en el archipiélago a finales de diciembre, las comunidades más afectadas aún tienen mucho trabajo de limpieza por delante, reporta la organización Educo, miembro de Alianza ChildFund.
EDUCO


“En casa el agua nos llegaba hasta las rodillas, pero en la escuela llegó hasta aquí –explica Jonna mientras estira su mano muy por encima de su cabeza–. Estaba realmente asustada”. Afortunadamente, el día de las inundaciones era festivo en la escuela y los niños estaban en sus casas.

La escuela de Jonna tiene 187 estudiantes y ocho profesores. El 2 de enero reanudaron las clases, aunque tuvieron que hacerlo en el pabellón de baloncesto de la comunidad porque la escuela estaba llena de barro. “Lo primero que hicimos fue actividades con los niños y las niñas para canalizar la experiencia vivida”, cuenta Melanie Abarquez, la directora de la escuela.

Jonna y sus amigos quieren ayudar. “Limpiamos las sillas y ponemos a secar los libros al sol mientras nuestras familias y maestros quitan el barro”, dice con orgullo.






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