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“NO” al matrimonio infantil

Cuando las niñas son empoderadas para luchar, para negarse o escapar del matrimonio infantil, no hay límites para sus aspiraciones.

Imagen cortesía de Kakenya's Dream



"Muchas de mis amigas abandonaron la escuela por el matrimonio precoz", afirmó Soufkaina, en Marruecos. "Estoy muy agradecida de haber podido terminar la escuela y retrasar la maternidad". © UNFPA Marruecos
"Muchas de mis amigas abandonaron la escuela por el matrimonio precoz", afirmó Soufkaina, en Marruecos. "Estoy muy agradecida de haber podido terminar la escuela y retrasar la maternidad". © UNFPA Marruecos


Cada día, decenas de miles de niñas se convierten en niñas casadas. El matrimonio infantil viola sus derechos, pone en peligro su salud y torna incierto su futuro. Pero cuando las niñas son empoderadas para luchar, para negarse o escapar del matrimonio infantil, no hay límites para sus aspiraciones.

Este Día de San Valentín veremos qué sucede cuando las niñas dicen "NO".

A escala mundial, una de cada cinco niñas se casa antes de cumplir 18 años.
Pero niñas como Kakenya Ntaiya están rechazando esta práctica. "Crecí en la zona rural en Kenya, donde la tradición indicaba que las niñas debían someterse a la mutilación genital femenina en preparación para el matrimonio a edad temprana", explicó al UNFPA. "En mi caso, escapé del matrimonio infantil y luché por mi educación". Se convirtió en asesora de jóvenes para el UNFPA, y fundó el grupo Kakenya's Dream de empoderamiento de niñas.

Las niñas casadas suelen abandonar la escuela, pero su instrucción puede romper el ciclo de la pobreza.
En Iraq, Elaf tenía dos hermanas adolescentes que abandonaron la escuela después de casarse. "Ambas desearían no haberse casado tan jóvenes", admite. "Mi sueño era ser farmacéutica, así que cuando mi padre decidió que debía casarme a los 15 años, me negué". Elaf tiene hoy 26 años y estudia farmacia.

Las niñas casadas suelen quedar embarazadas aún adolescentes y, una vez embarazadas, suele presionárseles para que se casen.
Esa fue la experiencia de Poni Helen en Sudán del Sur. "Mis padres querían que me casara cuando quedé embarazada a los 16 años. Los desafié porque quería terminar la escuela, pero no me apoyaron, así que trabajé y fui a la escuela. Hoy tengo 23 años y estudio Derecho mientras crío a mi hijo de seis años".

El embarazo en la adolescencia aumenta el riesgo de complicaciones. Hay que pagar un precio cuando los sueños propios son destrozados.
"Mi madre se casó muy joven, y aunque completó su educación superior no se le permitió trabajar después de casarse," afirma Farah Faizah, en Bangladesh. "Eso dejó un impacto duradero en su bienestar físico y mental". Hoy en día, la Sra. Faizah trabaja para las Naciones Unidas. "Si me hubiera casado muy joven, no creo que habría tenido las mismas oportunidades".

Sin embargo, las familias suelen recurrir al matrimonio infantil porque lo ven como la única opción de una niña, una creencia fundada en la pobreza, la inseguridad y la desigualdad de género.
"En mi ciudad natal se obliga a muchas niñas a contraer matrimonio. Los padres tienden a pensar que las niñas no tienen futuro si no se casan", explica Hayat Outemma Imilchil al UNFPA en Marruecos. "Soy muy afortunada porque pude terminar la escuela. Ahora soy maestra y activista social, y trabajo para cambiar la mentalidad sobre la educación de las niñas y el matrimonio infantil".

Las niñas sometidas a este tipo de matrimonio son extremadamente vulnerables. Pueden estar expuestas a violencia, y a menudo no pueden defender sus derechos ni satisfacer sus necesidades.
"A los 15 años dejé de asistir a la escuela para casarme con un sargento del ejército 20 años mayor que yo", declara Chipasha, hoy en día defensora de niñas en Zambia. "Mi esposo abusó de mí... incluso cuando estaba embarazada de su hijo". Pero entonces comenzó a visitar un espacio seguro apoyado por el Programa Mundial para Poner Fin al Matrimonio Infantil, del UNFPA-UNICEF. "Con la ayuda de nuestra mentora, finalmente salí junto con mi bebé de un matrimonio abusivo".

Los matrimonios infantiles ocurren en todo el mundo, en todo tipo de comunidades y religiones.
En Estados Unidos, Jada fue amenazada con el matrimonio infantil forzoso con apenas 12 años. Buscó ayuda en el grupo de derechos Tahirih, y encontró refugio en casa de un pariente. "He logrado cosas fabulosas por no haberme casado temprano", afirma Jada, que ahora tiene 17 años. "He seguido mi sueño de convertirme en bailarina".

Pero cuando las niñas conocen sus derechos, pueden valerse por sí mismas.
En Georgia, los padres de Chinara Kojaeva intentaron casarla con solo 15 años. "Me puse en contacto con la policía, y más tarde mis padres me prometieron que me permitirían recibir instrucción y no casarme hasta que cumpliera 18 años". Pero cuando tenía 17 años, intentaron nuevamente obligarla a contraer matrimonio. Ella lo denunció a las autoridades y se mudó a un refugio. Allí Chinara asiste a clases y aprende a pintar y a boxear. "Aquí empecé una nueva vida", sostiene.

El Programa Mundial para Poner Fin al Matrimonio Infantil, del UNFPA-UNICEF, está llegando a millones de niñas y miembros de la comunidad con información y servicios para poner fin al matrimonio infantil.
"Al crecer no me di cuenta de que a muchas niñas se les niega la instrucción y se las fuerza a casarse precozmente. Tuve la suerte de recibir una educación que me abrió las puertas", afirma Marie-Claude Bibeau, ministra de Desarrollo Internacional de Canadá. El Gobierno de Canadá es uno de los principales promotores del Programa Mundial. "Ha sido un privilegio reunirme con niñas de todo el mundo y comprender los desafíos… y, lo que es más importante, he observado que al colaborar con ellas para superar los obstáculos que se interponen al ejercicio de sus derechos y a su desarrollo, cada niña podrá alcanzar su pleno potencial".

Aun así, el matrimonio infantil no disminuye lo suficiente rapidez. Si no se aceleran los esfuerzos para poner fin al matrimonio infantil, al menos otros 150 millones de niñas se casarán de aquí a 2030.
"El 90 % de mis amigas de la secundaria se casaron siendo adolescentes", calcula María Roceli Dzib García al hablar con el UNFPA en México. "He podido continuar mi educación universitaria gracias al apoyo de mi madre".

A quienes logran escapar del matrimonio infantil les espera toda una vida de oportunidades.
"He visto niñas casadas que viven una vida infeliz," asegura Rukaiyah, en Indonesia, quien soportó años de ridículo por negarse a casarse muy joven. "Hacía oídos sordos cuando mis amigas se burlaban de mí; me llamaban 'vieja virgen'". Ella, en cambio, dedicó su energía a apoyar los derechos de las mujeres y a crear su propio negocio de fabricación de chips. Hoy tiene amplio personal y una familia feliz. "Creo que las mujeres deben poder desarrollar sus talentos y aprovechar todas las oportunidades de cara al futuro", declara.


NACIONES UNIDAS, Nueva York - Más de 150 millones: ese es el número de niñas que podrían convertirse en niñas casadas de aquí a 2030 si el mundo no actúa con decisión para poner fin al matrimonio infantil. En promedio, decenas de miles de niñas son obligadas a casarse cada día, en violación de sus derechos, lo que las expone a posible violencia, amenazando de ese modo su salud y sus vidas.

No tiene que ser de esta manera. Los programas para poner fin al matrimonio infantil están marcando una diferencia, previniendo los matrimonios de menores de edad y liberando a las niñas de las uniones no deseadas. Si se aceleran estos esfuerzos, el futuro podría ser muy distinto.

Este Día de San Valentín, el UNFPA está estudiando qué sucede cuando se alienta a las niñas a decir "no" al matrimonio infantil. Las mujeres y las niñas de todo el mundo comparten sus historias sobre presenciar, sufrir e incluso rechazar el matrimonio infantil, y cómo estas experiencias han cambiado sus destinos.

"Quiero terminar la escuela, entrar a la universidad y hacerme oficial de policía o defensora de los
derechos humanos", asegura Chinara, que escapó el matrimonio infantil. © UNFPA Georgia/Dina Oganova


Libertad y oportunidad

El matrimonio infantil es el producto tóxico de la pobreza y la desigualdad de género. Muchas familias creen que el matrimonio asegurará el futuro de sus hijas, pero de hecho a menudo trastorna sus perspectivas, sacándolas de la escuela y exponiéndolas a la maternidad precoz.

"En mi ciudad natal se obliga a muchas niñas a contraer matrimonio. Los padres tienden a pensar que las niñas no tienen futuro si no se casan", explica Hayat Outemma, en Imilchil, Marruecos. Ella evitó el matrimonio precoz, y hoy es profesora e intenta cambiar estas percepciones.

Del mismo modo, el matrimonio infantil es una expectativa permanente en la ciudad natal de María, en México. "Mi madre se casó cuando era adolescente. Fue forzada a hacerlo junto con muchas otras adolescentes, porque es una costumbre social".

Cuando María se negó a casarse a edad temprana, fue estigmatizado, pero igualmente liberada. "Me echaron de mi comunidad. Sin embargo, tuve la oportunidad de asistir a la universidad y graduarme… todas las niñas merecen ser libres y tener acceso a las mismas oportunidades".

"El 90 % de mis amigas de la secundaria se casaron siendo adolescentes", calcula María Roceli
Dzib García, en México. © Walther Mezeta


Un problema global

El matrimonio infantil es un fenómeno global que afecta a niñas en todo tipo de comunidades y entornos religiosos.

En Tetritskaro, Georgia, Chinara Kojaeva contó al UNFPA que fue comprometida para el matrimonio contra su voluntad cuando tenía 15 años, pero rechazó el acuerdo. "Me puse en contacto con la policía, y más tarde mis padres me prometieron que me permitirían recibir instrucción y no casarme hasta que cumpliera 18 años".

No obstante, dos años más tarde intentaron nuevamente obligarla a contraer matrimonio. "Lloraba constantemente, pero nadie me prestaba atención", recuerda. Finalmente, le contó todo a una maestra, a un periodista y a la oficina del defensor público, y las autoridades le ayudaron a mudarse a un refugio. "Aquí empecé una nueva vida", sostiene.

Por su parte, Jada, en Estados Unidos, fue amenazada con el matrimonio infantil forzoso con apenas 12 años. Se escapó después de pedir la ayuda del Tahirih Justice Center, un grupo que trabaja en favor de los derechos. "He logrado cosas fabulosas por no haberme casado temprano", afirma Jada, que ahora tiene 17 años. "He seguido mi sueño de convertirme en bailarina".

Poni Helen, en Sudán del Sur, se negó a casarse cuando aún era niña. Hoy estudia Derecho.
©UNFPA Sudán del Sur/Arlene Alano


Empoderadas y apoyadas

El matrimonio infantil deja a las niñas en una situación extremadamente vulnerable. A menudo las casan con esposos de mucho mayor edad, y están en peor posición para defender sus derechos y necesidades. Incluso pueden enfrentar violencia.

Pero cuando las niñas están empoderadas y son apoyadas, pueden escapar estas terribles circunstancias.

Cuando Chipasha tenía 15 años, su padre la hizo casarse con un hombre 20 años mayor. "Mi esposo abusó de mí", relata, "incluso cuando estaba embarazada de su propio hijo".

Pero entonces comenzó a visitar un espacio seguro apoyado por el Programa Mundial para Poner Fin al Matrimonio Infantil, del UNFPA-UNICEF, y allí aprendió cuáles eran sus derechos. "A pesar de la resistencia de mi marido, yo estaba decidida a tomar medidas para hacer realidad mis sueños, y me reinscribí en la escuela secundaria local, y con la ayuda de nuestra mentora, finalmente salí junto con mi bebé de un matrimonio abusivo".

Se graduó con honores y recibió una beca completa para ir a la universidad.

Rukaiyah, en Indonesia, soportó años de ridículo por negarse a casarse. Hoy tiene su negocio propio y una familia feliz. © Asrul Hamdi/LPSDM


"Me salvé a mí misma"

"A las niñas que se casan no sólo se les niega su infancia, sino que con frecuencia se encuentran socialmente aisladas: separadas de sus familias y amigos. A menudo abandonan la escuela, tienen hijos antes de que estar preparadas, e incluso sufren violencia a manos de sus maridos", declara Penny Mordaunt, Secretaria de Estado del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido. El Reino Unido es uno de los principales promotores del Programa Mundial del UNFPA-UNICEF.

En 2017, el Programa llegó a 1 millón de niñas y 4 millones de miembros de comunidades con información y servicios para poner fin al matrimonio infantil.

Todo cambia cuando las niñas aprenden que hay un futuro más prometedor para ellas.

Cuando Amal Elsado era niña, en Raqqa, Siria, estaba decidida a permanecer en la escuela. "Si no hubiera completado mi educación, mi familia me habría casado con alguien", asegura al hablar con el UNFPA en Turquía, donde ahora vive como refugiada.

Pero fue a la universidad y consiguió trabajo. "Con gran orgullo y alegría, he trabajado como profesora de escuela primaria; por no casarme tan joven, ahora puedo decir que me salvé a mí misma".















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