Ir al contenido principal

Laxmi Badi, una líder nepalesa y dalit, lucha contra la desigualdad cada día

Historias de liderazgo

Laxmi Badi, una líder nepalesa y dalit, está en primera línea de la lucha por la igualdad de derechos, incluso en medio de la pandemia de COVID-19. En Asia Meridional, las personas pertenecientes a la comunidad dalit se encuentran en la base del arcaico “sistema de castas”: una estratificación social mediante la cual las personas se enfrentan durante múltiples generaciones a una discriminación y segregación basadas en su linaje.



Laxmi Badi, centro con mantón rosa, participando en un trabajo grupal durante la capacitación de Liderazgo Feminista. Foto: Organización Nacional de Bienestar Social Dalit de Nepal / Shanker Biswokarma

Laxmi Badi, de 40 años, es miembro desde 2017 del Comité Judicial y de Distrito del municipio de Dipayal Silgashi, situado en el extremo occidental de Nepal. Diez años atrás, cuando visitó un templo para ofrecer sus oraciones, las personas de su comunidad se opusieron a este hecho. “Una mujer dalit no contaminará el templo con sus ofrendas”, manifestaron. Una turba se aproximaba amenazando con agredir a Badi.

Los hechos
En todo el mundo, las minorías étnicas, las mujeres migrantes, las mujeres en las zonas rurales, las mujeres con discapacidad y las mujeres indígenas continúan sufriendo discriminación y exclusión de la vida pública. No será posible lograr la igualdad de género y la buena gobernanza a menos que se tenga en cuenta a las mujeres y las niñas (en toda su diversidad) en la vida pública y la toma de decisiones.
Sólo el 24,9% del total de escaños parlamentarios nacionales están ocupados por mujeres. En los gobiernos locales, las mujeres ocupan más de dos millones de cargos electos, lo que equivale al 36% del total.
Las cuotas de género elevan la representación de mujeres en el poder legislativo y en otros sectores siempre que estén correctamente diseñadas y se apliquen de forma eficaz. Se necesitan objetivos ambiciosos, mecanismos ejecutivos y sanciones para los partidos que no cumplan estas cuotas; sólo así será posible que los países logren sus metas. Pese a que 77 países han establecido cuotas para los órganos deliberativos nacionales, tan sólo una cuarta parte de ellos exige la paridad entre los sexos al 50%.
La infrarrepresentación de mujeres perjudica a todo el mundo. Para que la respuesta a la COVID-19 y la recuperación tras ella sean eficaces, es necesario que las mujeres y las niñas participen en ellas a fin de que las políticas y los presupuestos respondan efectivamente a las necesidades de todas las personas y permitan reconstruir mejor.

Para obtener más datos sobre el liderazgo de las mujeres, consulte el Informe del Secretario General de las Naciones Unidas.

Para ella, esta discriminación no era nada nuevo. A lo largo de su vida, sus docentes, amistades y vecinas y vecinos habían evitado activamente el contacto estrecho con ella por miedo a sufrir mala suerte, ya que pertenecía a la comunidad dalit y era considerada “intocable”.

Sin embargo, en esta ocasión, Badi decidió alzar la voz porque era consciente de que este tipo de discriminación era ilegal y sabía dónde denunciarla. Armándose de valor, le dijo al sacerdote: “acepte esta ofrenda o presentaré una denuncia por discriminación basada en la casta”. Se preparó para recibir la esperada lluvia de golpes furiosos, pero el sacerdote aceptó su ofrenda sin pronunciar una palabra más.

Poco después de este incidente, Badi se unió a la Organización Feminista Dalit y ofreció apoyo a las mujeres dalit para que criaran ganado y adquirieran independencia económica. Como siguiente paso en su trayectoria profesional, estaba ansiosa por dar el salto a la política. En junio de 2017, Badi ganó las elecciones locales como representante del distrito de su municipio. En 2020 participó en un programa de ONU Mujeres, financiado por el Gobierno de Finlandia, que proporcionaba capacitación en materia de liderazgo y gobernanza.
No dejar a nadie atrás durante la COVID-19

En 2020, durante el confinamiento causado por la COVID-19, el municipio de Badi recibió un influjo de trabajadoras y trabajadores migrantes nepaleses que regresaban de la India. Según el protocolo, las personas migrantes retornadas debían guardar cuarentena durante catorce días en un centro local. Sin embargo, la aparición de la COVID-19 agravó la discriminación preexistente contra la comunidad dalit. Las personas pertenecientes a las “castas superiores” en el centro de cuarentena se negaron a permitir que las y los migrantes dalit accedieran a las instalaciones y bloquearon las entradas, alegando que podrían propagar la COVID-19.

Cuando Badi se enteró de lo ocurrido, se dirigió al lugar con un martillo y rompió la cerradura. Les explicó a las personas que se encontraban allí que cualquiera de ellas, incluidas aquellas pertenecientes a las “castas superiores”, podían dar positivo en una prueba de COVID-19. Les aconsejó que mantuvieran la distancia física y les advirtió de que, si alguna persona ejercía discriminación contra los dalit, las denunciaría a la policía.

También ofreció apoyo a las sobrevivientes de violencia de género en el centro de cuarentena. A puerta cerrada, la violencia contra las mujeres aumentó. Cuando llegó a oídos de Badi que una mujer en el centro de cuarentena estaba sufriendo malos tratos por parte de su marido, se aseguró de que la víctima recibiera asistencia médica. Mantiene el contacto con ella de manera regular para garantizar su seguridad y proporcionarle información sobre sus derechos.

Los continuos esfuerzos de Badi por abordar la desigualdad le han ganado el respeto en su municipio. Como representante de distrito, su prioridad han sido las personas más marginadas de su región. Antes de la pandemia de COVID-19, el equipo de Badi acudía puerta a puerta para asegurar que las personas con discapacidad contaban con documentos de identidad y que todas las personas de edad avanzada poseían documentos de ciudadanía, que son necesarios para poder beneficiarse de los servicios. Badi también facilitó la simplificación de los procesos para que estas personas pudieran acceder a las prestaciones y pensiones estatales mediante la oficina de distrito más cercana a sus hogares. Además, Badi ha apoyado el despliegue de programas de capacitación para mujeres solteras con el objetivo de que estas puedan generar y mejorar sus ingresos. Durante la pandemia, Badi también se aseguró de que aquellas personas que lo necesitaran recibieran paquetes de ayuda con alimentos y productos sanitarios.
Los sistemas de cuotas y las mentorías dedicadas son clave para lograr la igualdad

“Sin el sistema de cuotas, no estaría donde estoy ahora”, afirma Badi.




“La mejora de la situación de las mujeres y la comunidad dalit sólo podrá llegar con un cambio de mentalidad”


Ella cree que las cuotas de género obligatorias para los cargos electivos, junto con los programas de capacitación favorables, han maximizado su impacto en la vida pública. La Ley de elecciones locales de Nepal (2017) exige reservar dos de cada cuatro escaños para las mujeres –uno de los cuales debe ser ocupado por una mujer dalit– en cada distrito de los 753 municipios. La ley obliga asimismo a que al menos uno de los cargos del poder ejecutivo a nivel municipal esté ocupado por una mujer; en el caso de los ayuntamientos, por ejemplo, la alcaldía o la vicealcaldía debe ser desempeñada por una mujer.

ONU Mujeres se asoció con el Instituto de Justicia y Derechos (JuRI) para ofrecer capacitación a mujeres como Badi sobre gobernanza inclusiva y con perspectiva de género. Las participantes adquirieron conocimientos sobre liderazgo feminista, gobernanza local y leyes de género. El conocimiento y las aptitudes que obtuvo Badi le permitieron abogar eficazmente por dotar de recursos a las mujeres y los grupos marginados, incluidas las personas con discapacidad.

Badi está decidida a crear un entorno propicio para que un mayor número de mujeres de su comunidad acceda a cargos de poder. En la comunidad dalit existen jerarquías. Ella cree que se deberían establecer cuotas específicas para las comunidades más marginadas dentro de las dalit y llevar a cabo intervenciones selectivas.

La nueva constitución de Nepal (que data de 2015) ofreció una gran oportunidad para promover el género y la inclusión social [1]. Las disposiciones que establecía en relación con las cuotas permitieron que un 41% de mujeres electas lideraran órganos de gobierno locales tras las elecciones federales de 2017”, señala Santosh Acharya, Oficial de Programas de ONU Mujeres. A su juicio, el programa de capacitación proporciona el tipo de aptitudes, conocimientos y mentoría que necesitan las nuevas representantes electas para prestar un buen servicio a sus circunscripciones y demostrar su liderazgo político. Hasta el momento, ONU Mujeres ha impartido capacitación a más de 95 representantes electas de la provincia nepalesa de Sudurpaschim.

Badi agradece sus logros a su familia: “el entusiasta apoyo de mi esposo me empuja a llegar aún más lejos”, afirma. Badi y su esposo están educando a sus dos hijas y tres hijos para que aprendan a compartir las responsabilidades del hogar a partes iguales. “La mejora de la situación de las mujeres y la comunidad dalit sólo podrá llegar con un cambio de mentalidad”, manifiesta Badi.




">


ARCHIVOS

Mostrar más


OTRA INFORMACIÓN ES POSIBLE

Información internacional, derechos humanos, cultura, minorías, mujer, infancia, ecología, ciencia y comunicación

El Mercurio Digital (elmercuriodigital.es) se edita bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra información es posible




AI FREE: DIARIO LIBRE DE INTELIGENCIA ARTIFICIAL