OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave
Como lo hemos venido analizando, abordar el tema de la Democracia, es meterse en temas tan insondables porque no se tienen criterios concretos al respecto, pero sí sabemos, que se puede caer en espacios oscuros difíciles de determinar cuando se saldrán de ellos luces verdaderas.
Si la Democracia la entendemos como un sistema de verdadera libertad para competir en todos los órdenes de la vida para que en base al estudio y el análisis los electores determinen quienes deben de ocupar los puestos públicos, privados, los ascensos en la vida pública y privada, para que no sea decisión de una sola persona, o de una capilla por más prestigìada que sea.
Sin embargo, en todo momento vienen saliendo los que algunos llaman defectos de la Democracia y otros más severos califican como trampas de la Democracia; si un Presidente de la República en forma legítima gana el Congreso en ese momento, para los contrarios ya no existe Democracia porque un solo hombre va a tener todo el poder en las manos, desde el Ejecutivo y el Legislativo, y aseguran, se impondrá sobre el Judicial.
Desde luego hay que razonar adecuadamente y no caer en absurdos. Los que hacen esa alharaca, lógicamente son los vencidos, no saben esperar para en otro periodo de elecciones poder hacerse con el triunfo porque según ellos todo está manipulado, y si fuera al contrario pues normalmente se ocupan los mismos argumentos.
Ante toda esta historia que no es de ciencia ficción, es una realidad en todas las naciones ahora se presenta un nuevo componente, que desde nuestro punto de vista es de una peligrosidad que puede costar muy caro a los pueblos.
El anuncio a la vez que lacónico es monstruoso: “sacerdotes, diáconos y jerarcas de la iglesia católica de España”, están renunciando o pidiendo licencias no para incorporarse directamente a lucha puestos de elección popular sino lo que resulta más grave, para ponerse al servicio de los poderosos y famosos, en la búsqueda de la conquista de esas posiciones políticas.
Creemos que la Democracia la tenemos que defender con todo ahínco, respeto y de inmediato, sin tardanza alguna; debe legislarse porque esta pretensión verdaderamente absurda, en base a negociaciones e intereses inconfesables, se aprovechan de la fe y los sentimientos religiosos: Esto sí es una felonía, es una violación plena a la Democracia, es una estulticia.
España, las naciones del mundo y los organismos internacionales deben detener esta obra, ésta si del “demonio”, que puede dar al traste en menos de que lo pensemos con las inacabadas luchas locales, nacionales e internacionales por la DEMOCRACIA.
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