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No se aceptan mezquindades

OPINI脫N de Leticia Calder贸n Chelius*

Toda gesta humanitaria es salvadora y no se debe regatear un solo caso de asilo porque para quien lo recibe, esa es una oportunidad de vida, por eso, aunque M茅xico instrumenta una pol铆tica de contenci贸n frente a cientos de miles de migrantes varados en las fronteras, no se debe minimizar la operaci贸n secreta llevada a cabo por el mismo gobierno mexicano para rescatar a m谩s de cien afganos que luego de una odisea a trav茅s del mundo llegaron a nuestro pa铆s hace unos d铆as. Una acci贸n solidaria siempre debe aplaudirse y de una vez aprovechar el momento para hablar de la gesta mexicana frente al asilo pol铆tico y humanitario que permita abrir un debate nacional sobre el papel que M茅xico debe jugar frente al flujo migratorio internacional contempor谩neo.

En el caso de los afganos reci茅n llegados a nuestro pa铆s es indudable la crisis de la que est谩n huyendo, lo cual no pone en duda la necesidad de ofrecerles refugio bajo las normas internacionales. Llama la atenci贸n, sin embargo, que incluso en los discursos p煤blicos de bienvenida que se les dio al llegar, se dijo expl铆citamente que se les conceder铆an visas, pero con car谩cter temporal. Desde aqu铆 les anticipo que esto implica tr谩mites tan complicados y burocr谩ticos como suele ser el proceso jur铆dico para acreditar asilo, que ni siquiera por el hecho de haber sido recibidos por el canciller Marcelo Ebrard, y salir en todas las primeras planas nacionales, ser谩 un tr谩mite f谩cil. Un solo documento que falte, cualquier n煤mero que no coincida e incluso, tener que demostrar una de las mayores aberraciones jur铆dicas que existen en el derecho internacional, como es la figura del miedo cre铆ble o temor fundado, que implica que quien solicita asilo debe convencer a un juez o autoridad migratoria que su dolor es inmenso, su p谩nico alcanza niveles de ansiedad extrema y su vida es tan fr谩gil que volver no es opci贸n. El problema es que el miedo es una emoci贸n tan subjetiva que lo verdaderamente humano ser铆a creer en la palabra de quien solicita asilo en el entendido de que solo cada uno sabe lo que es capaz de soportar. Esto es parte del repertorio que enfrentar谩n los reci茅n llegados afganos y quienes se sumen a ese 茅xodo que apenas inicia.



Desafortunadamente, esto es en gran parte lo que miles de personas de muy diversas nacionalidades est谩n viviendo en nuestro pa铆s desde hace meses e incluso a帽os: Acreditar su condici贸n de refugiados para poder establecerse en el pa铆s y buscarse la vida como cualquier otro. A diferencia del caso de Afganist谩n, la situaci贸n que se vive en pa铆ses como Hait铆, o lo que conocemos de pa铆ses como Nicaragua, Honduras o El Salvador, tiene que ser corroborada por un funcionario que, a su juicio, justifique por qu茅 alguien decidi贸 dejar todo atr谩s. As铆, los solicitantes de asilo dejan de tener voz propia y se vuelven vidas en limbo y en una espera que dura tiempos eternos, que, para cada uno, es su propia vida atada a un tr谩mite jur铆dico. Es cierto que ante el monumental aumento del flujo migratorio el procesamiento de informaci贸n rebasa a cualquier aparato burocr谩tico, pero precisamente este mismo hecho lo que demuestra es que el sistema que existe ya no es funcional y actualmente los tiempos de espera para concluir un tr谩mite son tan inhumanos que se suman a los actos de tortura de quien a su vez lo 煤nico que busca es consuelo.



El derecho internacional es sumamente r铆gido y obsoleto ante la din谩mica migratoria internacional, pero en M茅xico no tenemos por qu茅 ajustarnos a este cors茅 legal cuando sabemos por ejemplo que millones de nuestros connacionales atraviesan exactamente por esa experiencia. Millones de ellos viven viendo c贸mo sus vidas penden de las decisiones de jueces estadounidenses que han impedido sistem谩ticamente que se den condiciones para una regularizaci贸n migratoria general y masiva en aquel pa铆s. ¿Por qu茅 tenemos que actuar igual? ¿Por qu茅 aqu铆 no se reconoce la voz de quien se dice v铆ctima y se insiste en poner en duda su testimonio? ¿Por qu茅 se prolonga indefinidamente la estancia de miles de personas en ciertas regiones del pa铆s en lugar de quitar presi贸n a esas entidades cuando el pa铆s es enorme y la realidad del flujo migratorio es un hecho planetario m谩s all谩 de tratar de contenerlo?

M茅xico goza de una posici贸n inigualable, geograf铆a es destino, dicen, y eso implica que siempre estaremos en una situaci贸n complicada por el poderoso vecino que tenemos junto pero, al mismo tiempo, nuestra situaci贸n pol铆tica ha cambiado de tal manera que en materia migratoria no tenemos que actuar siguiendo la obsesi贸n de anteriores gobiernos, ni tenemos por qu茅 someternos a los vaivenes de la pol铆tica interior y partidista estadounidense, como ahora lo pretende un juez texano que busca imponer nuevamente el programa “qu茅date en M茅xico” como si nuestro pa铆s fuera extensi贸n de sus 贸rdenes.

La coyuntura migratoria que vive M茅xico en este momento es de tal diversidad que lejos de enfrentarlo como algo complejo e inmanejable, en realidad es la mayor oportunidad para cambiar de enfoque y repensarlo desde estrategias imaginativas, creativas y sobre todo, soberanas.

*Leticia Calder贸n Chelius es profesora Investigadora del Instituto Mora de investigaci贸n. Doctora en Ciencias Sociales por FLACSO y maestra en Sociolog铆a de la UNAM. Es Miembro de la Academia Mexicana de Ciencia y del Sistema Nacional de Investigadores (S.N.I).





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