OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave
LA SANTÍSIMA TRINIDAD, DOLORES HIDALGO, GUANAJUATO. El ambiente de esta zona guanajuatense quiero compartirlo con todos ustedes respetables lectores, radioescuchas y televidentes de las plataformas, para salirnos de los temas de costumbre y ahora dedicar esta entrega al fenómeno deportivo del momento y espero que de muchos momentos.
A Carlos Alcaraz la afición del tenis lo empezó a conocer a nivel mundial cuando apenas tenía 17 años y a los 18 ya incursionaba como profesional. Desde sus inicios demostró contar con dotes personales extraordinarios para la raqueta que lo distinguía de todo lo acontecido antes, sin quitar méritos a los grandes del deporte blanco que son y que han sido.
Este tecleador como practicante aficionado a este hermoso deporte y por ende pertinaz apasionado que está pendiente de los torneos que se llevan a cabo en el mundo y la televisión nos los entrega en nuestros hogares, descubrimos como muchos otros, a Carlitos, como le gusta que lo llamen, y fue de tal manera la sorpresa de este chico, que algunos decíamos que no era de Murcia sino de Marte.
Alcaraz nació en El Palmar, Murcia, España, un pequeño pueblo marino, por tanto, su gentilicio es murciano, pero ante su destreza decíamos que era marciano, que venía de Marte. El juego de palabras se prestaba.
Este domingo pasó a la historia al ganarle en cuatro sets al noruego Casper Ruud, en juego de poder y de grandes emociones, donde se lució Carlitos con tiros que parecían de fantasía pero que fueron tan efectivos para ganar el abierto de Estados Unidos, el famoso US OPEN.
Pero no sólo eso, se coinvirtió en el jugador más joven en ganar ese torneo en toda su historia, por si faltara algo más se colocó también como el más joven en el número uno del ranking mundial, con19 años y un futuro más que halagüeño, promisorio.
En una entrevista concedida al diario “Las Vanguardia”, explicó a que se refirió cuando habló de haber tomado decisiones difíciles.
Así contestó: “A que soy joven y las decisiones difíciles aún las tomaban ellos por mí. Yo no pintaba mucho y en la carrera de un tenista hay que tomar decisiones difíciles. Entrenamientos, entrenador, marcas, momentos duros que tienes que afrontar... Y obviamente, al ser joven, ellos tenían hasta ahora la última decisión. Obvio, hoy contaron sus decisiones personales.
Sobre el miedo en la cancha, explicó: Pues como tenista, tengo miedo a defraudar. Sí, eso es. Probablemente sea uno de mis miedos. Defraudar a toda mi gente, no estar a la altura de lo que ellos piensan. Sobre todo, a los que tengo mi alrededor. Respecto a los demás, hay mucha gente que piensa y opina, pero decepcionar a los de mi alrededor es lo que más miedo me da.
Finalmente reconoció el trabajo realizado por su entrenador Carlos Ferrero y su psicóloga, Isabel Balaguer. Esos profesionales han sido vitales en mi carrera.
