Por Luis Moreno Fernández, Profesor Emérito de Investigación, Instituto de Políticas y Bienes Públicos (IPP-CSIC) Se suele explicar estadística con el ejemplo de los pollos: si una persona come dos pollos y otra ninguno, la estadística dice que han comido un pollo cada uno. Mal ejemplo. La estadística no es eso. Al fin y al cabo, en el ejemplo anterior una persona podría haberse comido dos pollos y la otra, ninguno. El primer ejemplo es determinista, pero la estadística es algo distinto: describe procesos que ocurren con un factor estocástico o de azar. Un ejemplo más apropiado sería el siguiente: imaginen que dos personas decidieran comerse el único pollo que tienen tirando un dado, al azar. Aquel que obtuviese el número mayor de 4 se comería la disputada ave. Como consecuencia, sería trivial calcular matemáticamente las probabilidades de cada comensal para hincarle el diente al pollo. O, simplemente, de que uno de ellos se lo comiese tras haber lanzado el dado un numero n de veces.