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Mostrando las entradas etiquetadas como JORGE RIECHMANN

Disparos con parábola

Por Jorge Riechmann. - H.G. Wells (en su Esquema de la historia universal, 1920): la historia humana es “una carrera entre la educación y la catástrofe”. Es muy correcto, sobre todo si entendemos educación en sentido amplio, como paideía, como autoconstrucción a lo largo de la vida entera. Implacable realismo cínico en geopolítica, y cándidas fantasías delirantes sobre expectativas tecnológicas… Así disocia la cultura dominante. Cómo seguir creciendo económicamente, pero sin impactos ambientales,,, El sistema recompensa a los expertos en pensamiento mágico. El más destructivo de los sueños humanos anuda omnipotencia e inmortalidad. Devastamos la biosfera en la persecución de esa fantasía. “Aprecio mucho de mi país”, dice Jon Lee Anderson, “pero reconozco que muchos de mis conciudadanos viven en un mundo imaginario”. Ah, si eso sólo ocurriera en EEUU… Intramuros, las prácticas terribles de la dominación social; extramuros, los terribles procesos de devastación de la naturaleza. Cuántas

Para seguir siendo humanos en un mundo irrespirable -y quizá llegar a despertar

Por Jorge Riechmann .- Para seguir siendo humanos en un mundo irrespirable -y quizá llegar a despertar 1 “Tras el vivir y el soñar”, escribió Antonio Machado en uno de sus PROVERBIOS Y CANTARES, “está lo que más importa: despertar”. Despertar. Una conciencia atenta, vigilante; un esfuerzo consciente por despegarse de la hipnosis que han programado para nosotros. Despertar, en dos dimensiones. Hablaba Juan Ramón Jiménez –en el prologuillo a Tiempo [1] — de dos profundidades: una “vertical al cenit y al nadir” que correspondería a la escritura que él intentó en el poema en prosa Espacio, y otra “horizontal, a los cuatro sinfines” que asociaba con el “memorial largo de prosa” que es Tiempo. Esta caracterización de las dos dimensiones, horizontal y vertical, de la poesía, podemos aproximarla a los empeños de Roberto Juarroz. Poesía vertical, decía Juarroz: podemos entenderla como esa dimensión que traza la línea directa entre el corazón y la estrella, la palabra que indaga en

¿Por qué avanzamos hacia el abismo sin cambiar de rumbo?

OPINIÓN de Jorge Riechmann.- ¿Por qué avanzamos ciegamente hacia el abismo sin cambiar de rumbo? La pregunta nos obsesiona, tratamos de contestarla una y otra vez… Yo diría que esencialmente hay que distinguir tres factores causales operando en diferentes planos, y retroalimentándose: el primero son los automatismos de la Megamáquina –especialmente el proceso ciego de la valorización del valor. El segundo es la impresionante hegemonía cultural que el neoliberalismo ha construido en los últimos decenios. Como se ha dicho, el neoliberalismo ha supuesto sin duda un gran fracaso económico y ecológico… pero todo un éxito político y cultural. El tercer factor, en el plano de las subjetividades, es la desconexión creciente entre los seres humanos y la naturaleza. [1] Apunta hacia ello el biólogo marino Sergio Rossi: “Are we going to the collapse? Esta frase la oí en un congreso internacional de ecología en 1998. No lo dudes lo más mínimo. El otro día lo hablaba con mi hermano. (…) Me decía

Transhumanismo

OPINIÓN de Jorge Riechmann .- En el mundo real –cuya ontología básica consta de sistemas complejos adaptativos múltiplemente interdependientes–, las curvas de crecimiento exponencial no duran mucho; se aplanan formando una curva sigmoidea, o se vuelven oscilantes, o se derrumban… Sin embargo, la fantasía dominante hoy en la cultura mayoritaria espera que la desbocada curva exponencial de nuestro “progreso” dé un salto a otra dimensión –lo llaman “Singularidad”— que nos convierta en ángeles o dioses. Nuestro destino teológico, según esta tecnolatría, es el transhumanismo. Ah, las elites culturales y sus engaños sacerdotales… ¿Son hoy tan diferentes los profetas del transhumanismo –respecto a los clérigos cristianos que prometían la vida eterna?

Las cosas claras

OPINIÓN de Jorge Riechmann. - No hablemos tanto de Estado del Bienestar: hablemos de esclavos energéticos, y las cosas quedarán más claras. [1] A escala mundial, las emisiones personales endosomáticas de carbono (en forma de dióxido de carbono) rondan los 90 kg. anuales; recordemos que la mayor parte de la energía primaria que consumimos procede de los combustibles fósiles. Pero las emisiones exosomáticas (la energía “externa” al metabolismo de nuestro organismo) alcanzan los 1.260 kgs. por persona y año (promedio que enmascara enormes diferencias entre Norte y Sur globales, entre clases sociales, entre varones y mujeres…). Grosso modo, eso quiere decir que cada uno y cada una de nosotros vivimos disfrutando de catorce esclavos energéticos en promedio (muchos más en el Norte, muchos menos en el Sur). La gran pregunta, la enorme pregunta, la descomunal pregunta: ¿podemos convertirnos en esclavistas –energéticos— modestos? ¿Configurar formas de vida buena con sólo dos o tres esclavos e

“Yo soy solamente si tú eres”

OPINIÓN de Jorge Riechmann .- Yo soy, si tú eres es la fórmula del sujeto en Franz Hinkelammert. Un sujeto que no aparece en el “cálculo de la utilidad propia” (el cálculo de los intereses egoístas en el mundo de la mercancía) sino en la afirmación de la interdependencia y ecodependencia del ser humano: yo soy si tú eres, y tú es tanto el otro humano como el otro animal y la naturaleza en su conjunto. “El otro tiene que vivir para que yo pueda vivir. La naturaleza tiene que vivir para que yo, ser natural que soy parte de la naturaleza, pueda vivir. Pero eso no viene como cálculo de utilidad [es decir, por una reflexión egoísta de carácter prudencial], sino como afirmación.” [1] En diferentes lugares he reflexionado sobre la importancia del valor autocontención, usando la fórmula: autolimitación para dejar existir al otro. A la pregunta “¿y por qué autocontención?” podemos responder en positivo: porque yo soy solamente si tú eres –porque los seres humanos somos interdependientes y eco

Un jardín imperfecto

Por Jorge Riechmann. - Debo una muerte a la naturaleza, decía Freud, hablando por cada uno de nosotros y nosotras. Difunto viene del latín defunctus, participio del verbo defungi:cumplir, pagar lo debido. El difunto es, etimológicamente, quien ha saldado su deuda. Montaigne –Miguel de Montaña lo llamaban nuestros tatarabuelos–, en esa impresionante meditación sobre la muerte que hila en el capítulo 20 del libro primero de sus Ensayos, emplea esta imagen: hagamos cosas, concibamos proyectos y prolonguemos en lo posible –no a cualquier precio— una vita activa, pero que la mort me trouve plantant mes choux –mais nonchalant d’elle, et encore plus de mon jardín imparfait (“que la muerte me encuentre plantando mis coles, pero despreocupado de ella, y aún más de mi inacabado huerto”). Con las herramientas en la mano, pero desapegado de ellas; consciente de que el huerto quedará inacabado –en muchas ocasiones otros seguirán cuidándolo–; y alegre por haber sabido construir, en el breve plazo

Sobre el drama de grecia -que es el nuestro

OPINIÓN de Jorge Riechmann. - Boaventura de Sousa Santos en un cuso de verano en El Escorial: ”Este fin de semana se ha finiquitado la Unión Europea”. Paul Krugman en el New York Times: es el “asesinato del proyecto europeo”. Él y Boaventura de Sousa Santos tienen razón. Los “líderes de la zona euro”, gobernantes como Mariano Rajoy y Angela Merkel (junto con el FMI), se han comportado como el Comité Central del capital financiero. No deberíamos verlos de otro modo. Para destruir las perspectivas de la (tan débil) izquierda europea (y que nadie cometa el error de situar a los “socialdemócratas” como el PSOE bajo esa categoría), el Comité Central del capital financiero ha preferido hacer saltar por los aires el proyecto europeo. Lo que ha sucedido en estos días de julio, bajo la ola de calor que asuela Europa, este desenlace final del drama griego es devastador -no sólo para Grecia… ¿Pensaban ustedes que este Comité Central no iba a ser capaz de aplicar hasta el final, despiadadamente

Pesimismo esperanzado

OPINIÓN de Jorge Riechmann .- El pesimismo proviene de la magnitud de las amenazas, y desconocerlo sería abdicar de la lucidez. Pero se puede alentar una clase determinada de esperanza desde el pesimismo desilusionado (libre de ilusiones), actuando sin calcular la posibilidad de victoria, fuera de los esquemas medio-fin de la racionalidad instrumental. “El pesimismo no es un pesimismo que no hace nada, sino que sostiene la acción, cuyo sentido está en la acción misma, no por fuera de ella; no resulta de lo que va a venir después. Aunque tú fracases en términos de cálculo de éxito, ha tenido sentido lo que hiciste. Eso es también lo que pasa con la vida y muerte de Jesús. Jesús fracasa, es ejecutado como resultado de su acción. Cuando los cristianos lo resucitan, afirman que toda la acción ha tenido su sentido en sí, el fracaso no le quita el sentido. Jesús no calculó su éxito, ésa es su fuerza. (…) La única acción que hoy puede tener éxito es la que no busca el sentido de la acción e

Tratar al público como a chavales de catorce años

OPINIÓN de Jorge Riechmann .- Hay algo profundamente pueril en las fantasías de omnipotencia en las que nos regodeamos, colectivamente, los habitantes de las sociedades industrializadas. [1] La fantasía infantil de movilidad absoluta e instantánea (la alfombra o la escoba voladora, el deseo que instantáneamente nos transporta a otro lugar o tiempo) la persiguen el fabricante de automóviles y el planificador del transporte. La fantasía infantil de la inmortalidad, de la juventud perfecta, de la curación instantánea, la persiguen por igual el personal sanitario, la industria cosmética y los ingenieros genéticos. La fantasía infantil de la abundancia inagotable y eterna (Jauja, Cornucopia) está escrita en los estandartes de la sociedad de consumo. Leí en una entrevista con Chicho Ibáñez Serrador, el popular realizador televisivo, una cosa que me impresionó bastante. (Lo impresionante no era el contenido de su afirmación, sino el momento de sinceridad: se estaba diciendo lo que no debía

¿Qué sería progreso?

OPINIÓN de Jorge Riechmann .- Jorge Wagensberg sugiere aforísticamente: “ganar independencia con respecto a la incertidumbre”, en lo que al progreso material se refiere (el motor del progreso moral, afirma, es la compasión). [1] Es una buena intuición, pero conviene reparar en lo que entraña. “Ganar independencia con respecto a la incertidumbre” quiere decir dominar nuestro entorno, o al menos algunos aspectos del mismo. Pero definir el progreso material en términos de dominación creciente puede inducirnos a olvidar que somosinterdependientes y ecodependientes en un mundo compuesto por sistemas complejos adaptativos, y que en un mundo así el exceso de dominación es, a la postre, contraproducente: acaba volviéndose contra el mismo dominador. El progreso, más allá de ciertos umbrales de dominación y control, se vuelve regresivo: se convierte en retroprogreso. [2] [1] Jorge Wagensberg, “El progreso en aforismos”, Babelia, 31 de enero de 2015. [2] Uso desde hace años ese término…Cf. J

Sugerencia al ministro Wert

OPINIÓN de Jorge Riechmann. - Con franqueza, señor ministro, tres años de formación universitaria parecen demasiado, un desperdicio… Yo no lo llevaría más allá de año y medio. Y en la solemne ceremonia de graduación (con toda la desenfadada pompa y los agudos discursos que copiamos de los campus yanquis), nuestros jóvenes egresados/as serían dotados con un tatuaje en la mejilla derecha donde se leería: “soy empleable y sumiso” (o sumisa). La otra mejilla quedaría libre para recibir las bofetadas. [1] [1] En el Consejo de Ministros del gobierno del PP celebrado el 30 de enero de 2015, el señor Wert hizo aprobar su reforma universitaria que introducía las carreras de tres años. Véase http://politica.elpais.com/politica/2015/01/30/actualidad/1422652275_157736.html *http://tratarde.org/sugerencia-al-ministro-wert/

El optimismo antropológico sale demasiado caro

OPINIÓN de Jorge Riechmann. - “La condición humana no da para más”, viene a decir un joven amigo con cierta resignación… [1] Desde luego, no deberíamos permitirnos ilusiones en cuanto a lo que somos: el optimismo antropológico sale demasiado caro. Lo cierto es que la idea normativa de florecimiento de todos los seres vivos resulta probablemente excesiva para quienes pensamos que no hubo ni habrá paraísos (y que incluso resulta peligroso fantasear con paraísos). Rebajarla un poco, quizá hasta que dé de sí la más modesta idea normativa de existencia decente que proponía Isaiah Berlin, probablemente supone un buen movimiento. [2] Suelo decir que somos simios averiados. Pero a partir de tal constatación, ¿qué? Si llegamos a la conclusión de que ni siquiera podemos permitirnos una modesta ética universalista y transespecífica, ¡apaga y vámonos! Mejor sería entonces que el anthropos despareciera lo más rápidamente posible de la faz de la Tierra. Si sólo vamos a ser simios averiados que ma

Fracasar mejor

OPINIÓN de Jorge Riechmann .- Steven Pinker, Yves Michaud, Javier Gomá, todos ellos coinciden en lo que parece un optimismo inquebrantable: estamos viviendo la época mejor de la historia de la humanidad. Y en un plano más de andar por casa, José Miguel Monzón, “el Gran Wyoming”: “Soy de la generación que ha vivido la mejor época de la humanidad. Cualquier tiempo pasado fue una puta mierda; cuando murieron mis padres fue una mierda, y lo que vivieron mis abuelos una mierda al cuadrado, y así exponencialmente. Pero justo en esa evolución que sí tuvo la humanidad yo pillé la cima, me ha tocado todo lo mejor.” [1] Que gente tan lista pueda incurrir en semejantes simplezas… Solamente con un brutal recorte de lo que es el mundo mental de uno, y una brutal ignorancia del abismo ecológico-social abierto ante nosotros, puede uno afirmar algo así. Necesita para ello un tajo que anule cualquier cosa que pueda suponer responsabilidad intergeneracional, porejemplo… ¿“El mundo está bien hecho”?




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