OPINIÓN de Leonora Esquivel. - Las redes sociales pueden tener efectos positivos o negativos en nuestro sentir hacia la defensa de los animales. Al ver un video o una foto de un rescate de animales, o cuando están en libertad o simplemente expresan una sensación de bienestar y diversión, nuestro ánimo se alegra y lo compartimos o le damos “me gusta” como si todos pudiéramos reconocer que ese su estado natural, o que al menos podemos influir tanto para que lo sea como para que deje de serlo. ¿Pero qué sucede cuando también se hace viral una foto o un video que muestra la tortura y muerte de un animal? A veces desplazmos el cursor hacia abajo para fingir que no vimos nada, otras leemos la nota y vemos el video como si tuviéramos la esperanza de que habrá un final “feliz” o para intentar tranquilizarnos de que la víctima no sufrió tanto. Tanto al observar la imagen como al ignorarla necesitamos echar mano de una especie de coraza emocional y reaccionr con mucha frialdad ante lo que ahi