OPINIÓN de Pascual Serrano/Mundo Obrero .- Llevamos años comprobando un modus operandi de la política internacional que por mucho que intentemos denunciar nunca será suficiente. Nos referimos a esas campañas internacionales, políticas y mediáticas, de denuncias de gobiernos por corrupción, falta de garantías democráticas, violación de derechos humanos, homofobias, persecución de mujeres o cualquier otro tipo de cuestión a la que los ciudadanos occidentales somos sensibles. Países de cuyos gobiernos y políticas nunca habíamos tenido noticias, y menos todavía de cualquier movimiento de oposición, aparecen como súbitos satanes, y su ciudadanía como centro de rebeliones. Un día sucede con Birmania, otro con Tibet, otro con Libia, con Siria, con Bielorrusia, ahora con Ucrania. Recuerdo en la década de los ochenta, durante el gobierno sandinista de Nicaragua, toda una campaña internacional de denuncia contra ese gobierno por el trato marginado y represor que le estaba dando a los indios m