Juan Diego es un chico que parece ser como cualquier otro: tímido, amante del fútbol y con deseos de tener muchos amigos, pero basta unos minutos de conversación para darse cuenta de que es un chico fenomenal, pilas y avispado (costarriqueñismos que significan inteligente y atento). Hoy Juan Diego asegura que el fútbol le ha ayudado a ser un mejor estudiante, a tener más disciplina, a distribuir mejor el tiempo y a valorar la importancia de respetar a los demás y trabajar en equipo. Pero no todo fue así siempre. Hace cuatro años no tenía muy claro por qué tenía que abandonar su hogar, su escuela y a sus amigos en su Venezuela natal. En una conversación con Noticias ONU, recuerda que un día de cielo azul, de esos en los que no hay sombra y el calor corta la respiración, tuvo que enfrentarse a la realidad de dejarlo todo para construir una nueva vida junto a su familia en Costa Rica. Fue duro para Juan Diego. Era empezar de cero. Pero como dice el mismo Juan Diego “yo sabía que e