OPINIÓN de Samuel Schmidt Parece que la política –o la vida- mexicana está llena de paradojas. Empecemos por usar dos definiciones de la paradoja: “Dicho o hecho que parece contrario a la lógica”. En literatura es una “Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones que aparentemente envuelven contradicción”. La primera paradoja es que el crimen autorizado, esa asociación entre crimen y política, aunque eleva la corrupción a una escala mayor y asola a la sociedad, parece no generar una inestabilidad mayor. Hay gente que se “acostumbra” a la violencia y otra que se aterra y paraliza, eso frena la protesta política y parece no afectar la estabilidad política. La segunda paradoja es que el fraude electoral se mantiene expresado de muchas maneras y sin embargo no parece deslegitimar las elecciones, aunque se burla la expresión y deseos de la sociedad al paso del engaño las partes se quejan en parte por no dejar y a ver si de lo perdido lo que aparezca, porque saben que todos e