“Sólo dos cosas quiero, amigos, / una: morir, / y dos: que nadie me recuerde / sino por todo aquello que olvidé” OPINIÓN de Teodoro Rentería Arróyave Conducía el automóvil y como siempre decidí escuchar música de los grandes maestros en OPUS 94, la radiodifusora cultural del Instituto Mexicano de la Radio, IMER, que lanzamos al aire el 5 de junio de 1986; lo primero que escuche fue la voz del insigne poeta de la voz abaritonada, Eduardo Lizalde Chávez, con su verso: “Que nadie me recuerde… y se terminó la cápsula, sin embargo un frío interno me invadió, estacione el auto en lugar seguro y revise el Celular, sí, como lo supuse Lalo había emprendido el viaje al éter eterno, no podía ser de otra manera, la triste noticia tenía que conocerla en la frecuencia de nuestra creación, tenía que enterarme al través de ella del fallecimiento del entrañable amigo. Como varios medios recordaron su poema-epitafio incluido en su poemario: “El tigre en la casa”, el IMER, con su propia voz, lo repr