OPINIÓN de Susana Merino Desde su creación, en el Hotel Bilderberg de la pequeña ciudad de Oosterbeek, en los Países Bajos, hace ya más de medio siglo, la conformación y las deliberaciones de los miembros del llamado Club Bildenberg han permanecido dentro de la más estricta reserva. Entre los asistentes a sus reuniones que suelen ser anuales y celebrarse desde entonces en diferentes partes del mundo se encuentran banqueros, expertos en defensa, ministros y primeros ministros, reyes y reinas, financistas internacionales y líderes políticos del mundo occidental, en un número estimado de 130 asiduos concurrentes. Merecen citarse algunos de sus nombres porque su grado de influencia en la toma de decisiones a nivel mundial es indudablemente considerable: Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz, Peter Sutherland, que fuera presidente de Goldman Sachs, Bill Gates, Henry Kissinger, David Rockefeller por mencionar solo unos pocos y aunque se descarten teorías conspirativas no parece imaginable