COMENTARIO A TIEMPO
Por Teodoro Renter铆a Arr贸yave
SEGUNDA PARTE
Establecida la primicia -con foto y todo- del libro “CENTENARIO” de nuestra insigne Academia Nacional de Historia y Geograf铆a, ANHG, de la Universidad Nacional Aut贸noma de M茅xico, “voces, territorios y memorias”, cuyas editoras son la presidenta de nuestra insigne cofrad铆a, doctora Elizabeh Rembis Rubio y la directora del Centro de Estudios de la Mujer de la propia cofrad铆a, doctora Beatriz Saavedra Gast茅lum, que re煤ne las semblanzas de quienes, con su saber y vocaci贸n han dado vida a la instituci贸n y honra la memoria viva de M茅xico a trav茅s de la palabra y la trayectoria de su acad茅micos, por ello continuamos en la reproducci贸n de los conceptos que animan su vida, en todos sentidos, de la querida admirada Beatriz
“Como presidenta de la Academia Nacional de Perspectiva de G茅nero, mi escritura -tanto po茅tica como ensay铆stica- parte de la convicci贸n de que la palabra es un espacio de emancipaci贸n y de construcci贸n de sentido, especialmente para las mujeres cuya voz ha sido hist贸ricamente silenciada.
Incorporo la mirada de g茅nero no como un adorno tem谩tico, sino como una forma de interrogar la realidad desde la sospecha cr铆tica que, como recordaba Hannah Arendt, es ya una empresa peligrosa.
Mar铆a Zambrano me ha ense帽ado que escribir es defender una soledad creadora, un lugar donde la mujer puede pensarse y proyectarse m谩s all谩 de los dictados de lo colectivo, transformando lo imposible en verdad. En mi obra, el lenguaje se convierte as铆 en un acto de resistencia y revelaci贸n, capaz de devolver densidad humana y filos贸fica a experiencias como la maternidad, el deseo, la desigualdad o el exilio. De este modo, mi trabajo busca tender un puente entre memoria, cuerpo y pensamiento, para que la literatura siga siendo no s贸lo testimonio, sino tambi茅n una fuerza viva que reconfigura el mundo desde una voz que se sabe hist贸rica, consciente y libre.
S铆, el exilio en mi obra es a la vez profundamente personal y, al mismo tiempo, un tema de alcance universal. Creo que esta dualidad se debe a que, aunque cada experiencia de exilio es 煤nica, todas comparten una ra铆z com煤n: la fractura de la pertenencia y la necesidad de reconstruirse en un nuevo territorio, ya sea geogr谩fico, emocional o simb贸lico.
En mi caso, el exilio geogr谩fico comenz贸 muy temprano, cuando dej茅 mi natal Culiac谩n, en Sinaloa -en el norte de M茅xico- para mudarme a la Ciudad de M茅xico. Aunque la distancia f铆sica no era tan grande en t茅rminos de pa铆s, s铆 implic贸 una transformaci贸n radical en mi forma de habitar el mundo. Tra铆amos con nosotros tradiciones sinaloenses que siempre cuidamos en casa, como una manera de preservar un hilo con la tierra de origen. Pero vivir en otro contexto, con otros ritmos, otras maneras de decir y de mirar la vida, gener贸 una tensi贸n constante entre lo que uno fue y lo que se est谩 aprendiendo a ser.
Junto a este exilio geogr谩fico, existe en mi vida y en mi poes铆a un exilio m谩s 铆ntimo: el familiar. De este hablo con m谩s insistencia en mis versos, porque implica una ruptura menos visible, pero igualmente dolorosa. Como se帽ala Cristina Peri Rossi, el exilio es una experiencia desgarradora, una p茅rdida que rompe y obliga a reinventar los v铆nculos y la propia identidad. Es un proceso que te enfrenta a la vulnerabilidad, a la sensaci贸n de que las ra铆ces han sido arrancadas, y que te obliga a reescribir tu historia desde un territorio incierto.
Ambos exilios -el de la tierra y el de la sangre- han marcado mi escritura. No s贸lo porque me han hecho consciente de la fragilidad de las certezas, sino porque tambi茅n me han ense帽ado que toda identidad es m贸vil, m煤ltiple y, a veces, contradictoria. En ese sentido, el exilio en mi poes铆a representa una met谩fora del ser humano contempor谩neo: alguien que, aunque busca un lugar donde arraigar, sabe que nunca regresar谩 al mismo punto de partida y que, en ese tr谩nsito, se reinventa constantemente.
En mi visi贸n, este es un tema que toca a todos, porque la experiencia de perder un lugar -sea f铆sico, afectivo o simb贸lico— y tener que reconstruirse es parte esencial de la condici贸n humana. El exilio nos ratifica que vivir es siempre, de alg煤n modo, habitar la distancia.
Cuando mis versos son traducidos a otras lenguas, siento que inician un nuevo viaje, como un barco que, habiendo partido de un puerto conocido, se adentra en mares que yo misma no podr铆a recorrer sola. Concebir la vida -y la poes铆a- como el arte de la navegaci贸n me ayuda a pensar que la traducci贸n es una forma de seguir navegando hacia otros rumbos, con la conciencia de que en cada traves铆a algo cambia: el clima, la luz, la forma en que las olas golpean la embarcaci贸n.
En este sentido, cada traducci贸n es una recreaci贸n. El poema, al habitar otro idioma, se reviste de nuevas resonancias culturales y sonoras. El sentido esencial puede permanecer, pero las im谩genes, los silencios y las cadencias adquieren matices que no siempre estaban en mi intenci贸n inicial. Sin embargo, no lo considero una p茅rdida, sino una expansi贸n: el texto, como afirma Iris Murdoch sobre la literatura, deja un espacio para que intervenga el lector. En la traducci贸n, ese lector se convierte en el traductor, que se apropia del poema para que pueda respirar en otra lengua.
La poes铆a, a diferencia de la filosof铆a, no busca fijar un concepto o cerrar un argumento; m谩s bien, se abre a la evocaci贸n, a la multiplicidad de sentidos. Por eso, en otro idioma, mis versos pueden convocar im谩genes y emociones distintas, incluso insospechadas para m铆. Y aunque algo cambie en su resonancia, el n煤cleo vital del poema -esa corriente que lo impulsa- sigue navegando, encontrando en cada lengua un nuevo mar para habitar.
En un mundo acelerado y saturado de est铆mulos, la poes铆a ocupa un lugar esencial como forma de conocimiento y de resistencia, porque nos convoca a detenernos y a penetrar en la palabra m谩s all谩 de su superficie. Tal como sucede con ciertos versos de Borges, la comprensi贸n gramatical es apenas el umbral; el verdadero sentido est谩 en lo que la palabra guarda en su interior, en esa savia invisible que solo se revela a quien se detiene a escucharla.
La poes铆a nos devuelve a esa experiencia lenta y profunda en la que el lenguaje deja de ser un mero veh铆culo informativo para convertirse en un territorio de exploraci贸n. En ella, como en la representaci贸n po茅tica de la ciudad, encontramos tanto lo material como lo interior: calles, puertas, objetos que se transforman en espejos de nuestra propia existencia. Y en ese reflejo se asoman lo absoluto y lo inevitable -la muerte- junto a la memoria que retiene nuestros pasos, lo cierto y lo incierto, como todos los ayeres que nos habitan”. CONTINUAR脕.
Por Teodoro Renter铆a Arr贸yave
SEGUNDA PARTE
Establecida la primicia -con foto y todo- del libro “CENTENARIO” de nuestra insigne Academia Nacional de Historia y Geograf铆a, ANHG, de la Universidad Nacional Aut贸noma de M茅xico, “voces, territorios y memorias”, cuyas editoras son la presidenta de nuestra insigne cofrad铆a, doctora Elizabeh Rembis Rubio y la directora del Centro de Estudios de la Mujer de la propia cofrad铆a, doctora Beatriz Saavedra Gast茅lum, que re煤ne las semblanzas de quienes, con su saber y vocaci贸n han dado vida a la instituci贸n y honra la memoria viva de M茅xico a trav茅s de la palabra y la trayectoria de su acad茅micos, por ello continuamos en la reproducci贸n de los conceptos que animan su vida, en todos sentidos, de la querida admirada Beatriz
“Como presidenta de la Academia Nacional de Perspectiva de G茅nero, mi escritura -tanto po茅tica como ensay铆stica- parte de la convicci贸n de que la palabra es un espacio de emancipaci贸n y de construcci贸n de sentido, especialmente para las mujeres cuya voz ha sido hist贸ricamente silenciada.
Incorporo la mirada de g茅nero no como un adorno tem谩tico, sino como una forma de interrogar la realidad desde la sospecha cr铆tica que, como recordaba Hannah Arendt, es ya una empresa peligrosa.
Mar铆a Zambrano me ha ense帽ado que escribir es defender una soledad creadora, un lugar donde la mujer puede pensarse y proyectarse m谩s all谩 de los dictados de lo colectivo, transformando lo imposible en verdad. En mi obra, el lenguaje se convierte as铆 en un acto de resistencia y revelaci贸n, capaz de devolver densidad humana y filos贸fica a experiencias como la maternidad, el deseo, la desigualdad o el exilio. De este modo, mi trabajo busca tender un puente entre memoria, cuerpo y pensamiento, para que la literatura siga siendo no s贸lo testimonio, sino tambi茅n una fuerza viva que reconfigura el mundo desde una voz que se sabe hist贸rica, consciente y libre.
S铆, el exilio en mi obra es a la vez profundamente personal y, al mismo tiempo, un tema de alcance universal. Creo que esta dualidad se debe a que, aunque cada experiencia de exilio es 煤nica, todas comparten una ra铆z com煤n: la fractura de la pertenencia y la necesidad de reconstruirse en un nuevo territorio, ya sea geogr谩fico, emocional o simb贸lico.
En mi caso, el exilio geogr谩fico comenz贸 muy temprano, cuando dej茅 mi natal Culiac谩n, en Sinaloa -en el norte de M茅xico- para mudarme a la Ciudad de M茅xico. Aunque la distancia f铆sica no era tan grande en t茅rminos de pa铆s, s铆 implic贸 una transformaci贸n radical en mi forma de habitar el mundo. Tra铆amos con nosotros tradiciones sinaloenses que siempre cuidamos en casa, como una manera de preservar un hilo con la tierra de origen. Pero vivir en otro contexto, con otros ritmos, otras maneras de decir y de mirar la vida, gener贸 una tensi贸n constante entre lo que uno fue y lo que se est谩 aprendiendo a ser.
Junto a este exilio geogr谩fico, existe en mi vida y en mi poes铆a un exilio m谩s 铆ntimo: el familiar. De este hablo con m谩s insistencia en mis versos, porque implica una ruptura menos visible, pero igualmente dolorosa. Como se帽ala Cristina Peri Rossi, el exilio es una experiencia desgarradora, una p茅rdida que rompe y obliga a reinventar los v铆nculos y la propia identidad. Es un proceso que te enfrenta a la vulnerabilidad, a la sensaci贸n de que las ra铆ces han sido arrancadas, y que te obliga a reescribir tu historia desde un territorio incierto.
Ambos exilios -el de la tierra y el de la sangre- han marcado mi escritura. No s贸lo porque me han hecho consciente de la fragilidad de las certezas, sino porque tambi茅n me han ense帽ado que toda identidad es m贸vil, m煤ltiple y, a veces, contradictoria. En ese sentido, el exilio en mi poes铆a representa una met谩fora del ser humano contempor谩neo: alguien que, aunque busca un lugar donde arraigar, sabe que nunca regresar谩 al mismo punto de partida y que, en ese tr谩nsito, se reinventa constantemente.
En mi visi贸n, este es un tema que toca a todos, porque la experiencia de perder un lugar -sea f铆sico, afectivo o simb贸lico— y tener que reconstruirse es parte esencial de la condici贸n humana. El exilio nos ratifica que vivir es siempre, de alg煤n modo, habitar la distancia.
Cuando mis versos son traducidos a otras lenguas, siento que inician un nuevo viaje, como un barco que, habiendo partido de un puerto conocido, se adentra en mares que yo misma no podr铆a recorrer sola. Concebir la vida -y la poes铆a- como el arte de la navegaci贸n me ayuda a pensar que la traducci贸n es una forma de seguir navegando hacia otros rumbos, con la conciencia de que en cada traves铆a algo cambia: el clima, la luz, la forma en que las olas golpean la embarcaci贸n.
En este sentido, cada traducci贸n es una recreaci贸n. El poema, al habitar otro idioma, se reviste de nuevas resonancias culturales y sonoras. El sentido esencial puede permanecer, pero las im谩genes, los silencios y las cadencias adquieren matices que no siempre estaban en mi intenci贸n inicial. Sin embargo, no lo considero una p茅rdida, sino una expansi贸n: el texto, como afirma Iris Murdoch sobre la literatura, deja un espacio para que intervenga el lector. En la traducci贸n, ese lector se convierte en el traductor, que se apropia del poema para que pueda respirar en otra lengua.
La poes铆a, a diferencia de la filosof铆a, no busca fijar un concepto o cerrar un argumento; m谩s bien, se abre a la evocaci贸n, a la multiplicidad de sentidos. Por eso, en otro idioma, mis versos pueden convocar im谩genes y emociones distintas, incluso insospechadas para m铆. Y aunque algo cambie en su resonancia, el n煤cleo vital del poema -esa corriente que lo impulsa- sigue navegando, encontrando en cada lengua un nuevo mar para habitar.
En un mundo acelerado y saturado de est铆mulos, la poes铆a ocupa un lugar esencial como forma de conocimiento y de resistencia, porque nos convoca a detenernos y a penetrar en la palabra m谩s all谩 de su superficie. Tal como sucede con ciertos versos de Borges, la comprensi贸n gramatical es apenas el umbral; el verdadero sentido est谩 en lo que la palabra guarda en su interior, en esa savia invisible que solo se revela a quien se detiene a escucharla.
La poes铆a nos devuelve a esa experiencia lenta y profunda en la que el lenguaje deja de ser un mero veh铆culo informativo para convertirse en un territorio de exploraci贸n. En ella, como en la representaci贸n po茅tica de la ciudad, encontramos tanto lo material como lo interior: calles, puertas, objetos que se transforman en espejos de nuestra propia existencia. Y en ese reflejo se asoman lo absoluto y lo inevitable -la muerte- junto a la memoria que retiene nuestros pasos, lo cierto y lo incierto, como todos los ayeres que nos habitan”. CONTINUAR脕.